Pugwash y el desarme nuclear
La atribuci¨®n del Premio Nobel de la Paz al profesor Joseph Rotblat y a las conferencias de Pugwash premia una labor de muchos a?os en favor de la paz y del desarme nuclear. Las conferencias de Pugwash comenzaron en 1957 como consecuencia del llamamiento conjunto de Einstein y Russell en favor del desarme nuclear. El nombre viene de la peque?a ciudad canadiense en la que tuvo lugar la primera reuni¨®n, en una finca que per tenec¨ªa al millonario norte americano Cyras Eaton. La participaci¨®n en las conferencias de Pugwash implicaba la aceptaci¨®n de la responsabilidad social de los cient¨ªficos, la conciencia de que el sentido ¨²ltimo de sus investigaciones debe contribuir al bienestar y al progreso de la humanidad.La personalidad del profesor Rotblat es plenamente representativa de este esp¨ªritu De origen polaco, estuvo en el equipo, inicial de cient¨ªficos que hicieron posible la construcci¨®n de la primera bomba at¨®mica. Pensaba que su sola existencia servir¨ªa como elemento definitivo de disuasi¨®n si se encontraba en manos de Gobiernos democr¨¢ticos, pero tambi¨¦n pensaba que si Hitler la fabricaba primero, no dudar¨ªa en utilizarla. Cuando lleg¨® a la conclusi¨®n de que Hitler no conseguir¨ªa fabricarla, abandon¨® el equipo cient¨ªfico norteamericano que trabajaba en el Proyecto Manhattan y se instal¨® definitivamente en Inglaterra, varios meses antes de la puesta a punto definitiva de la bomba.
Desde entonces ha luchado incansablemente por el desarme y por la abolici¨®n de las pruebas nucleares. Cuando le conoc¨ª, en 1969, era profesor de f¨ªsica en el Colegio M¨¦dico del Saint Bartholomew's Hospital de Londres y secretario general de Pugwash. Era un hombre determinado y afable, dotado de una notable capacidad de organizaci¨®n. Pugwash debe mucho a su tenacidad y a su esfuerzo.
La importancia -y la influencia- de Pugwash se ha manifestado de diversas maneras. Por una parte, al configurarse desde el principio como un foro de encuentro entre cient¨ªficos de todo el mundo, con una representaci¨®n notable de rusos y norteamericanos, las conferencias y seminarios de Pugwash sirvieron para explorar de manera informal, pero cient¨ªfica y t¨¦cnicamente rigurosa, el marco de los acuerdos de limitaci¨®n, de armamentos. Tambi¨¦n contribuyeron de manera, importan te a explorar las condiciones de la seguridad europea, un tema al que se le dedic¨® desde el principio una gran atenci¨®n. Por otra parte, la red de cient¨ªficos de Pugwash permiti¨® unos contactos informales que, en ocasiones, fueron de gran utilidad para la paz en el mundo. Un ejemplo de ello fue la manera en la que trabaron los primeros contactos entre norteamericanos y vietnamitas para poner fin a la guerra de Vietnam. A lo largo de la contienda, las relaciones entre los dos pa¨ªses hab¨ªan casi desaparecido; exist¨ªa una comisi¨®n mixta de bajo nivel que se reun¨ªa en Viena, pero las suspicacias reciprocas eran de tal naturaleza que pr¨¢cticamente no servia para nada. En estas circunstancias, cuando los norteamericanos quisieron explorar las condiciones que eventualmente podr¨ªan conducir al fin de las hostilidades fue necesario recurrir a dos miembros de Pugwash, H. Kissinger y H. Markovich (un gran bi¨®logo franc¨¦s), para que viajaran a Hanoi, en una misi¨®n que afortunadamente se vio coronada por el ¨¦xito, pero que, de haber fracasado, no habr¨ªa comprometido a ning¨²n Gobierno.
La conferencia de 1969, a la que asist¨ª, estuvo dedicada a la seguridad mundial, al desarme y al desarrollo. En ella se, analiz¨® con bastante detalle la situaci¨®n pol¨ªtica y militar de Europa, proponi¨¦ndose la creaci¨®n de una conferencia de seguridad europea que permitiera, mientras se llegaba a la abolici¨®n de los bloques militares y a la reunificaci¨®n de Aleman¨ªa, la adopci¨®n de medidas encaminadas a prohibir el uso de la fuerza y la reducci¨®n progresiva de las fuerzas militares y del armamento en Europa. Se discuti¨® largamente si la Uni¨®n Sovi¨¦tica y Estados Unidos deber¨ªan participar en la conferencia y se concluy¨® que conven¨ªa desarrollar los contactos entre el Este y el Oeste mediante la libre, circulaci¨®n de personas, mercanc¨ªas e informaci¨®n. Todas estas ideas se desarrollaron y negociaron m¨¢s tarde entre los Estados hasta convertir en realidad la conferencia esbozada en las reuniones de Pugwash.
Tambi¨¦n se discuti¨® con de talle la reducci¨®n de las armas nucleares y de los sistemas de transporte de las mismas. En aquellos a?os se iniciaba la carrera de los sistemas anticohetes (los llamados ABM) y de los sistemas de cohetes con ca bezas m¨²ltiples. independientes (los MIRV). Los cient¨ªficos y t¨¦cnicos que participaron en las discusiones de Pugwash estaban convencidos de que el desarrollo de estas armas har¨ªa el mundo m¨¢s peligroso y de que bastaba con un nivel mucho m¨¢s reducido de armamento nuclear para garantizar una disuasi¨®n efectiva. De ah¨ª la importancia de acelerar la adhesi¨®n de los pa¨ªses nucleares y no nucleares al Tratado de No Proliferaci¨®n y de extender el Tratado de Prohibici¨®n de Ensayos Nucleares. Desgraciadamente, estos asuntos a¨²n est¨¢n de actualidad, mucho tiempo despu¨¦s de la ca¨ªda del muro de Berl¨ªn y despu¨¦s de la llamada guerra de las galaxias, otra ilusi¨®n que los cient¨ªficos de Pugwash combatieron en la d¨¦cada de los a?os ochenta.
Tambi¨¦n se analiz¨® la cuesti¨®n de Checoslovaquia. El profesor H. Markovich pidi¨® que se discutiera un ignominioso cuestionario que las nuevas autoridades checoslovacas hac¨ªan firmar a los universitarios, incit¨¢ndoles de manera vergonzosa a la delaci¨®n y amenaz¨¢ndoles si no lo hac¨ªan. Como este desgraciado asunto no estaba en el orden del d¨ªa, el cuestionario no pudo ser debatido, pero se adjunt¨® como documento presentado a la conferencia y qued¨® as¨ª, para siempre, como uno de los peores ejemplos de violaci¨®n de la conciencia libre de los hombres. La delegaci¨®n checoslovaca pidi¨®, visiblemente bajo amenaza (la conferencia ten¨ªa lugar en Sochi, una ciudad veraniega rusa situada a las orillas del mar Negro), que no se analizaran los problemas que la situaci¨®n de su pa¨ªs planteaba a la seguridad europea, y hubo que discutir toda una noche para que, al menos, se citara el incidente en las actas finales de la conferencia.
De esta manera, a?o tras
Pasa a la p¨¢gina siguiente
Puwask y el desarme nuclear
Viene de la p¨¢gina anteriora?o, las conferencias de Pugwash exploraron los l¨ªmites de los posibles acuerdos entre las grandes potencias nucleares para reducir los armamentos, para eliminar el peligro de una cat¨¢strofe nuclear y para romper, mediante la difusi¨®n de las ideas y la discusi¨®n de los problemas, las barreras tras las que se proteg¨ªan los llamados reg¨ªmenes comunistas. El ahora premio Nobel hizo en aquella conferencia una semblanza del desaparecido Cecil Powell, un premio Nobel de F¨ªsica brit¨¢nico que fue uno de los fundadores de Pugwash. Las palabras de Rotblat muy bien pueden aplic¨¢rsele a ¨¦l mismo: "Ten¨ªa un sentido de la responsabilidad social ampliamente desarrollado y a trav¨¦s de su vida dedic¨® una gran cantidad de tiempo y energ¨ªa a concienciar a los otros cient¨ªficos y a sus conciudadanos de los peligros de una mala utilizaci¨®n de la ciencia y la tecnolog¨ªa y de la necesidad de encontrar los medios de evitar una cat¨¢strofe global. Y, sobre todo, era un buen hombre".
El Premio Nobel otorgado al profesor Rotblat y a Pugwash viene a recompensar casi cuarenta a?os de dedicaci¨®n al servicio de la paz y del desarme nuclear. Y nos recuerda, oportunamente, que en un mundo en el que las fronteras del conocimiento se ampl¨ªan con rapidez, la conciencia de los cient¨ªficos, su responsabilidad en tanto que ciudadanos y hombres, es la garant¨ªa ¨²ltima de la aplicaci¨®n de la ciencia al bienestar y al progreso de la humanidad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.