Las licencias de la colza no precisaban informes, seg¨²n uno de los acusados

Los informes de Comercio Interior "no eran ni preceptivos ni vinculantes" para la tramitaci¨®n de las licencias de importaci¨®n del aceite de colza desnaturalizado, seg¨²n afirm¨® ayer Federico Povedano, jefe de la secci¨®n de Productos Agr¨ªcolas y Transformados en la ¨¦poca del s¨ªndrome t¨®xico y uno de los ex cargos de la Administraci¨®n a los que se juzga en la Audiencia Nacional por supuesta imprudencia temeraria. Entre otras razones, dijo, porque era una mercanc¨ªa liberalizada. As¨ª, RAPSA, la sociedad que lo desvi¨® hacia el consumo humano, ten¨ªa derecho a introducir cualquier cantidad en el mercado siempre que fuera para un uso industrial.Ante las profusas preguntas de sus acusadores, Povedano insisti¨® en que su cometido era meramente formal: despachar con la mayor diligencia los impresos que se pasaban a su firma y que calific¨® de "simples declaraciones de intenciones" de las empresas respecto a lo que iban a hacer con el producto. Su labor, mantuvo, no era inspectora. En consecuencia, no ten¨ªa por qu¨¦ sospechar nada aunque RAPSA, a finales de 1980, importase 320.000 kilos en tres d¨ªas cuando sol¨ªa importar en todo un a?o 400.000.

Jos¨¦ Guill¨®, ex director general de Competencia y Consumo y tambi¨¦n procesado, hab¨ªa declarado en la sesi¨®n anterior que su servicio, ante el incremento observado en las importaciones de RAPSA, hab¨ªa pedido al Gobierno vasco una inspecci¨®n e informado en el sentido de que siempre se comprobase la correcta desnaturalizaci¨®n -competencia de Aduanas, seg¨²n Povedano- y las necesidades de la industria en cuesti¨®n.

Siempre en su l¨ªnea, Povedano consider¨® una m¨¢s de tantas como recib¨ªa, sin trascendencia, la visita que le hicieron precisamente en diciembre de 1980 dos representantes de RAPSA para hablarle de que iban a potenciar sus operaciones de aceite de colza desnaturalizado. Adem¨¢s, matiz¨®, en aquel tiempo hab¨ªan subido mucho los de ballena y cachalote, por proteccionismo hacia esos animales, y era l¨®gico que se pretendiese abaratar los costes.