"Las m¨¢s reprobables e incre¨ªbles vejaciones"
"Si el recurrente y sus compa?eros de fechor¨ªas quer¨ªan divertirse a costa de los novatos y, para conseguirlo, les golpearon, les obligaron a desnudarse, a tenderse desnudos en el suelo y a simular que practicaban entre ellos actos de sexo oral o de sodom¨ªa, es de todo punto indiferente que su intencionalidad fuera el animus iocandi [prop¨®sito jocoso], toda vez que conoc¨ªan perfectamente el sentido degradante que ten¨ªan sus mandatos y el grav¨ªsimo atentado a la dignidad humana de los reclutas que implicaba el hecho de que tuvieran que ser obedecidos".La sentencia dictada el pasado 16 de octubre por el Tribunal Supremo en relaci¨®n con los sucesos acaecidos el 2 de marzo de 1994 en el dormitorio de la tropa de la base de Sant Climent Sescebes (Girona) es a¨²n m¨¢s dura que la referida a la COE de Palma.
Y no s¨®lo porque las penas que confirma, las dictadas el pasado 15 de marzo por el Tribunal Militar Territorial de Barcelona, tambi¨¦n lo son: un m¨ªnimo de un a?o y ocho meses de prisi¨®n y un m¨¢ximo de dos a?os y seis meses para cada uno de los dos cabos y dos soldados procesados.
La sentencia, de la que ha sido ponente el presidente de la Sala de lo Militar del Tribunal Supremo, el magistrado Jos¨¦ Jim¨¦nez Villarejo, califica el comportamiento de los cuatro veteranos con los reclutas de "intolerables vejaciones", "tropel¨ªas", "desmanes" y "excesos claramente criminales".
Intimidaci¨®n de los reclutas
Frente al argumento de que los dos cabos no actuaron como superiores de los soldados y no pudieron cometer, por tanto, el delito de abuso de autoridad, el Supremo argumenta que, cuando los condenados actuaban as¨ª, no estaban conduci¨¦ndose como debe hacerlo un superior, "sino haciendo exactamente lo contrario".No obstante, agrega: "En la intimidaci¨®n de los reclutas, violentamente sacados de la cama y compelidos a desnudarse y a humillarse como lo hicieron, influy¨® seguramente el n¨²mero de sus agresores, pero es indudable que el factor m¨¢s decisivo fue la condici¨®n de cabos de que hac¨ªan ostentaci¨®n algunos de ellos".
Tras describir un cuadro de pesadilla, en el que los reclutas, reci¨¦n llegados al cuartel, fueron sacados de la cama de madrugada a patadas y empujones y forzados mediante amenazas a fingir actos sexuales entre las risas de los agresores, la sentencia se?ala que, si es cierto, como sostiene uno de los condenados, que no se les advirti¨® de la prohibici¨®n de gastar novatadas, "ninguna confusi¨®n se le pudo crear sobre la ilegitimidad de someter a los reclutas a las m¨¢s reprobables e increibles vejaciones".
El comportamiento de los veteranos, agrega en otro p¨¢rrafo, fue "absolutamente incompatible con una conciencia moral m¨ªnimamente despierta", por lo que resultaba "sencillamente imposible que desconociesen el hecho de que los actos impuestos a los reclutas mediante el ejercicio abusivo de la autoridad ten¨ªan un significado superlativamente vejatorio y constitu¨ªan, sin duda alguna, una grav¨ªsima afrenta a su dignidad".
El Supremo aprecia algunos "vicios" en la sentencia del Tribunal Militar Territorial de Barcelona, como declarar probados hechos sobre los que no existi¨® una acusaci¨®n formal, pero no los considera causa suficiente para que esta sala, en el ejercicio de la censura casacional, declare su nulidad".
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