"Un hijo de penalti es algo salido de la regla"
Qu¨¦ se?or, ¨¦ste! Dice a quemarropa: "Quiero contestar bien para que se diga 'pues este chico tiene porvenir". Y ah¨ª va, en Antena 3-TV, para decir el f¨²tbol, o las ver¨®nicas, o lo que le echen. El otro d¨ªa, a los 83 a?os, culmin¨® el primero los 183 escalones del Benito Villamar¨ªn, del Betis. Todo coraz¨®n, y m¨¢s.Pregunta. ?Qu¨¦ es un hijo de penalti?
Respuesta. Algo salido de la regla.
P. ?El f¨²tbol es usted o al rev¨¦s?
R. Creo que al rev¨¦s, yo soy consecuencia.
P. ?Qu¨¦ demonio tiene un bal¨®n para tanto apasionar?
R. Nada menos que lo que nos permite existir: el aire.
P. Algunos echan de menos la furia espa?ola: ?usted qu¨¦ echa de menos?
R. El arte en el f¨²tbol.
P. ?Qu¨¦ era un toro en tiempos de Manolete?
R. Igual que ahora, pero se ca¨ªa menos porque pesaba menos.
P. ?Qu¨¦ es un toro en estos tiempos del socialismo de Dios nos libre?
R. Una afici¨®n para paliar contrariedades.
P. ?Ram¨®n Mendoza sabr¨ªa radiar un partido?
R. Ser¨ªa a comprobar..
P. Usted y su hijo Mat¨ªas, sumados, ?qu¨¦ suman?
R. Lo que a ¨¦l le falta: s¨®lo tiene juventud.
P. ?Cu¨¢ntos espa?oles no saben qui¨¦n es Mat¨ªas Prats?
R. Es que somos cuatro...
P. ?C¨®mo le llaman a su hijo mayor?
R. Luque.
P. ?Y a su nieto?
R. L¨®pez.
P. ?Y al m¨¢s peque?ito?
R. Chac¨®n.
P. ?Y todos ellos c¨®mo le llaman a usted?
R. Ca?ete.
P. Yo pienso que no se morir¨¢ nunca. ?Y usted?
R. Yo tambi¨¦n, para eso contin¨²o.
P. La vida, la muerte, el f¨²tbol: ?entiende algo?
R. El exist¨ªr.
P. Ahora imagine, por favor: yo soy delantero en punta y marco cuatro goles en tres minutos: ?qu¨¦ vocea al micro?
R. Al primer gol, "?gol!", y al segundo y al tercero y al cuarto dir¨ªa "otro, otro, otro".
P. Imagine otra vez: yo soy carrilero y saco una pistola de la cintura y me pego un tiro mortal: ?seguir¨ªa radiando?
R. ?No!, le aprecio.
P. Imagine que, es padre de 22 futbolistas: ?qu¨¦ har¨ªa?
R. Poner en marcha 23 ideas, y me sobrar¨ªa una.
P. ?Qu¨¦ le ha impactado m¨¢s en la vida?
R. Vivir, vivir para ser.
P. ?Quiere saber lo que yo hubiese respondido?
R. ?Qu¨¦ habr¨ªa respondido?
P. Las mujeres. ?Y sabe de lo que nunca hablar¨ªa con usted?
R. De lo que no me apeteciera.
P. No hablar¨ªa de pol¨ªtica, y le digo por qu¨¦: la pol¨ªtica; es decir, la vida; es decir, la sabidur¨ªa; es decir, el amor; todo eso es usted.
R. Pues que Dios se lo pague. Pero la pol¨ªtica es la atm¨®sfera social, aunque a veces es irrespirable, cierto.
P. ?Qu¨¦ le inspira el r¨ªo Manzanares?
R. Tiene el nombre...
P. Espa?a come carne de toro muerto y en la cancha se cisca en todo viendo f¨²tbol: ?qu¨¦ es Espa?a?
R. Siempre la carne de toro es m¨¢s digerible que el pl¨¢stico del bal¨®n.
P. ?Se recrea mirando las chicas de 18 a?os en su punto?
R. Es lo que me hace creer en mi juventud perenne.
P. ?D¨ªgale un piropo al f¨²tbol!
R. Une y separa muchos corazones.
P. D¨ªgale algo amoroso a su esposa.
R. Me llevaste al altar.
P. Hay algo que no trago en el f¨²tbol: Eso de "goooooool". Suena a ladrido amenazante.
R. A veces es un comp¨¢s de espera para ver qui¨¦n lo meti¨®.
P. En Espa?a, ?ser¨ªa m¨¢s tremenda la inexistencia de Dios o la del f¨²tbol?
R. La de Dios.
P. Diga una palabra de Valdano explicando una derrota.
R. Es la esencia de la filosof¨ªa embalsamada.
P. Diga algo, no de f¨²tbol.
R. El amor donde la vida es el amor... a todo.
P. ?Qu¨¦ a?os lleva casado?
R. Desde 1946, pero he v¨ªajado mucho.
P. ?Qu¨¦ es tanta fidelidad?
R. Es la serenidad del alma.
P. ?C¨®mo radiar¨ªa un partido sin jugadores y sin p¨²blico: usted solo en el campo?
R. Verbalizando mi partido ideal.
P. Diga un discurso sin fin, don Mat¨ªas Prats.
R. La piqueta demoledora de los siglos ha derruido a las naciones que un d¨ªa asombraron al mundo con el poder¨ªo de sus fuerzas y su riqueza...
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.