El estilo Mendoza
Ram¨®n Mendoza ser¨¢ hoy ex presidente del Real Madrid y ceder¨¢ el palco por una localidad de abono en calidad de socio ilustre. Atr¨¢s quedan casi once a?os de mandato, el m¨¢s longevo desde Bernab¨¦u, 27 t¨ªtulos oficiales entre el f¨²tbol y el baloncesto y una forma de hacer las cosas, un estilo, un sello personal, un personalismo te?ido de presidencialismo que amenaza con ser engullido por una crisis que tiende a contaminar el lenguaje del f¨²tbol por la sem¨¢ntica de la pol¨ªtica. Mendoza ser¨¢ sustituido por un presidente en funciones mientras el debate adopta sin¨®nimos tales como junta de salvaci¨®n, candidatos de la oposici¨®n, pactos electorales o se recrea en aspectos formales de la asamblea de socios convertida en un suced¨¢neo del Parlamento.Pero Ram¨®n Mendoza habr¨¢ sido, como presidente, una mezcla de estilos. Guarda en su conducta cierta imitaci¨®n a Bernab¨¦u; primero porque act¨²a como su verdadero sucesor y luego porque tiene una visi¨®n particular del f¨²tbol, un gusto personal por el gran jugador, el olfato propio del aficionado con muchas horas de vuelo. Ram¨®n Mendoza es contempor¨¢neo de un f¨²tbol europeo que ha cambiado sus modos y costumbres, repleto de magnates, algunos de ellos con ambiciones pol¨ªticas, y de jugadores que se sienten propietarios de su destino y manejan sin complejos el vocabulario de los hombres de empresa.
Mendoza se va. Parte de su gesti¨®n ser¨¢ objeto de an¨¢lisis entre expertos contables. Y otra parte, aquella que afecta a su estilo como gestor de un equipo de f¨²tbol, quedar¨¢ en el olvido colgada de una etiqueta: Mendoza fue culpable de despilfarro.
Unas horas antes de poner punto final a su mandato, Mendoza accedi¨® a comentar aquella parte de su presidencia en la que fue tan presidencialista como Bernab¨¦u y trat¨® de ser tan rico como Agnelli, el due?o de la FIAT y del Juventus. Cuentan que Agnelli viajaba en el yate Fortuna por aguas de Mallorca cuando divis¨® una preciosa embarcaci¨®n. "Es el Am¨¦rica de Mendoza", le coment¨® el rey Juan Carlos, a lo que Agnelli contest¨®: "Lo que me interesa de Mendoza no es el Am¨¦rica sino Butrague?o". Es el Mendoza que acordaba citas en Par¨ªs con Laudrup o Schuster, el presidente que intercambiaba jugadores con Berlusconi. Era el presidente de los golpes de efecto para desconcierto de sus directivos, que se enteraban de los grandes fichajes por los peri¨®dicos. "Yo he sido directivo de Bernab¨¦u y me enter¨¦ un d¨ªa del fichaje de Stielike porque me dijeron que a las seis de la tarde de ese d¨ªa hab¨ªa una rueda de prensa para presentar a un jugador. Los tiempos han cambiado mucho en ese sentido". Sus hipot¨¦ticos sucesores hablan hoy de gesti¨®n, de cr¨¦ditos, de activos patrimoniales. Los tiempos han cambiado. Qui¨¦n sabe si tambi¨¦n un estilo de ser presidente.
Hugo: el miedo de Vicente Calder¨®n
"A Hugo S¨¢nchez lo fich¨¦ en abril de 1985 cuando ya sab¨ªa que iba a ser presidente. Contact¨¦ con ¨¦l y lo traje a mi casa. Es tuvimos comiendo con su mujer y su hijo Huguito de once meses que lo trajo en un cochecito. Consegu¨ª quitarle la idea de fichar por el Barcelona. Iba a ganar 47 millones al a?o y, adem¨¢s, aportaba un contrato con Televisa, que pretend¨ªa retransmitir todos los partidos para M¨¦xico, de tal manera que dos terceras par tes de ese contrato eran para el Madrid y el resto para ¨¦l. As¨ª que era un fichaje barat¨ªsimo. Despu¨¦s de aquella conversaci¨®n inici¨¦ mis contactos con Vicente Calder¨®n, que era todo un caballero. ?l ya sabia que yo ten¨ªa inter¨¦s en este fichaje cuando coincidimos en un viaje de fin de a?o a Santo Domingo. All¨ª me confes¨® que prefer¨ªa traspasarlo al Barcelona por miedo, porque no iba a estar bien visto su fichaje por el Madrid. A Hugo le quedaba un a?o de contrato con el Atl¨¦tico y estaba dispuesto a no jugar ese a?o, pero el Atl¨¦tico, por otro lado, no pod¨ªa prescindir del dinero del traspaso. As¨ª que empec¨¦ a negociar con Vicente Calder¨®n en una comida en el Viejo Madrid y llegamos a un acuerdo. Negociamos posterior mente a trav¨¦s de un banco, ¨¦l en un piso y yo en otro para que nadie nos viera juntos. Me pidi¨® como ¨²ltimo favor que la negociaci¨®n se hiciera a trav¨¦s de su club mexicano, el Am¨¦rica. Tuve que traer al presidente de este club para convencerle y, posteriormente, viajar yo a M¨¦xico para simular que est¨¢bamos fichando a Hugo a trav¨¦s del club mexicano. Me parec¨ªa un goleador nato. Todo el mundo coincid¨ªa en que pod¨ªa ser el goleador que necesitaba el Madrid".
Jankovic: 100.000 pesetas de regalo
"Fue una idea de Beenhakker y me puse en contacto con el presidente del Estrella Roja. La negociaci¨®n fue f¨¢cil porque se trataba de una cesi¨®n con opci¨®n de compra, que luego ejecutamos r¨¢pidamente. Factor fundamental en este acuerdo fueron veinte mil duros que le di a Jankovic para que fuera de compras a El Corte Ingl¨¦s".
Schuster: cita en Par¨ªs
"Fue un fichaje rocambolesco. Yo necesitaba un contacto para hablar con ¨¦l, porque era un jugador que me gustaba y que estaba maltratado en el Barcelona, poco menos que castigado a no jugar durante un a?o. Se estaba pudriendo en el banquillo. Ese contacto fue un periodista de Antena 3 Radio que no era Garc¨ªa. A trav¨¦s de: ¨¦l cit¨¦ a Schuster en un restaurante de Par¨ªs para hablar. Fue en el mes de febrero. Ten¨ªa reservada una mesa para dos y terminamos siendo tres porque vino acompa?ado de Gaby, su mujer. Negociaba con Schuster y esperaba la conformidad de la mujer. Negociamos un contrato de tres a?os; como ven¨ªa libre, hubo que darle dinero para ¨¦l como compensaci¨®n por su carta de libertad. La negociaci¨®n fue sencilla porque en su cabeza anidaba un resentimiento contra el Barcelona, que aprovech¨¦. Este fichaje no lo compart¨ª con nadie, excepto con Beenhakker, que le pareci¨® bien. Me hubiera quedado una peque?a posibilidad de romper el fichaje si Beenhakker me hubiera convencido de que Schuster no encajaba en el Madrid, pero eso no sucedi¨®".
De Barnes a Hagi pasando por Valdo
"No pens¨¦ nunca en Hagi, pero la marcha de Schuster y Mart¨ªn V¨¢zquez nos dejaba el equipo descompensado. Mi idea era fichar a un jugador maravilloso que hab¨ªa en el Liverpool que se llamaba John Barnes. Habl¨¦ con el presidente del Liverpool y no hubo manera de llegar a un acuerdo. Yo quise traer al brasile?o Valdo, que jugaba en el Benfica; perd¨ª 25 d¨ªas en esa negociaci¨®n. Se nos echaba el tiempo encima y Hagi era una opci¨®n m¨¢s. As¨ª que me largu¨¦ a hablar con el presidente de la federaci¨®n rumana. Viaj¨¦ a Rumania en una avioneta con la revoluci¨®n en marcha. Hice escala en Belgrado, donde habl¨¦ de nuevo con el presidente del Estrella Roja, con el que trat¨¦ por primera vez de Prosinecki, que era ya una obsesi¨®n m¨ªa. Pero resultaba imposible. Llegu¨¦ a Bucarest y me reun¨ª con Hagi y con seis personas m¨¢s. Hagi era un ¨ªdolo all¨ª, hab¨ªa sido el jugador preferido de Ceaucescu y no sab¨ªa nada de Europa Occidental y de lo que era la peseta. Fue una negociaci¨®n complicada que luego remat¨¦ a los diez d¨ªas en Bruselas aprovechando un partido B¨¦lgica-Rumania. All¨ª le fich¨¦ en un hotel y ellos me ofrecieron, de paso, el fichaje de Raducioiu que no pude aceptar en ese momento".
Milla: acuerdo inmediato
"Fue una idea de Ram¨®n Mart¨ªnez, que lo hab¨ªa conocido durante su estancia en el Barcelona. Cruyff le estaba apretando mucho. No tuvo ninguna dificultad: ¨¦l vino a Madrid y llegamos enseguida a un acuerdo".
Spasic por Ruggeri
"Despu¨¦s del Mundial de Italia estaba veraneando en la costa yugoslava. Me llamaron Ram¨®n Mart¨ªnez y Di St¨¦fano, que hab¨ªan visto a un defensa que les gustaba mucho. Nosotros ten¨ªamos a Ruggeri, que ten¨ªa ciertos problemas en un pie, a conse- cuencia de un cristal de ¨¢cido ¨²rico. Se piensa que no interesa y que la soluci¨®n era fichar a Spasic. Yo estaba en el barco cerca de la frontera con Albania y me fui a hablar por tel¨¦fono con el presidente del Partiz¨¢n. Qued¨¦ con ¨¦l a los ocho d¨ªas y realizamos el fichaje".
El marat¨®n Prosinecki
"Fue un marat¨®n y el fichaje con el que yo me he gastado m¨¢s en el f¨²tbol mundial. Consegu¨ª cambiar la legislaci¨®n de la FIFA para que permitieran la salida de jugadores menores de 23 a?os. Eso dio lugar a que luego abandonaran Yugoslavia muchos otros. Tard¨¦ mucho tiempo y cont¨¦ con la colaboraci¨®n total de Francisco Fern¨¢ndez Ordo?ez, por entonces ministro de Asuntos Exteriores, que hizo un acercamiento con su colega de Exteriores yugoslavo, un hombre que era socio del Estrella Roja. Logr¨¦ contactar con el jugador en Viena, junto al presidente del Estrella Roja y su padre. All¨ª firm¨¦ el contrato con Prosinecki. Recuerdo que Miljanic trat¨® en todo momento de entorpecer el acuerdo y que, en un momento dado, apareci¨® el Milan. Tuve que llegar a un compromiso con Berlusconi en su casa: yo le dejaba a ¨¦l a Boban y ¨¦l me permit¨ªa seguir con Prosinecki. Hab¨ªamos tenido la posibilidad de adquirir los servicios de Savicevic, pero era ya entonces un jugador intermitente. Estaba convencido de que el futuro pasaba por Prosinecki".
Mart¨ªn V¨¢zquez por Prosinecki
"Fue una torpeza. No porque segundas partes sean buenas o malas. Yo le he tenido siempre afecto, pero ¨¦l siempre ten¨ªa problemas de piel conmigo. Fue una testarudez de Benito Floro. Me dijo: 'presidente, para que este equipo funcione del todo, la guinda es Mart¨ªn V¨¢zquez'. Entonces, me fui a un balneario italiano donde Bernard Tapie se somet¨ªa a una cura de adelgazamiento. Me fui, entre otras cosas, porque contemplaba en esos momentos traspasar a Prosinecki al Marsella. Cual no ser¨ªa mi sorpresa cuando Tapie estaba dispuesto a traspasarme a Mart¨ªn V¨¢zquez y me ofrec¨ªa adem¨¢s a Sauzee. Yo quer¨ªa colocar a Prosinecki por 700 millones. Tapie vino a verle a Valencia, pero ya entonces se rumoreaba mucho con sus problemas de lesiones y no se atrevi¨®".
Caballero Laudrup
"Tuve la suerte de que un amigo de Barcelona me comentara que Laudrup estaba muy descontento con la tardanza del Barcelona en renovarle, y que ese amigo me hiciera la gesti¨®n de establecer una cita en Par¨ªs. ?l ven¨ªa de un viaje con la selecci¨®n de Dinamarca y quedamos en un hotel cercano al aeropuerto. All¨ª negociamos y fue la negociaci¨®n m¨¢s correcta que he tenido en mi vida. Llegamos a un acuerdo de caballeros sin ning¨²n papel de por medio porque ¨¦l me dijo que hasta el 30 de junio, que terminaba su contrato con el Barcelona, no quer¨ªa firmar nada. 'Mi palabra es mi palabra, usted la cree o no la cree'. Y as¨ª fue. La conversaci¨®n dur¨® dos horas. Y yo estaba tranquilo en el mes de junio a pesar de que no hab¨ªamos firmado nada. El 2 de julio, ¨¦l vino a Madrid, firm¨® y se present¨®. "
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