Cuatro hombres con metralletas raptan a dos mujeres para recuperar documentos
Una misi¨®n de pel¨ªcula. Una banda mafiosa -integrada por cuatro corpulentos hombres armados con metralletas- irrumpi¨® hace varias semanas en un apartamento del paseo de la Habana (distrito de Chamart¨ªn) y secuestr¨® durante m¨¢s de una hora a sus dos inquilinas, seg¨²n han informado fuentes cercanas al caso. Los asaltantes -presuntamente de nacionalidad colombiana- entraron violentamente en el apartamento, maniataron a sus moradoras (una mujer de unos 50 a?os y otra de unos 35, seg¨²n los vecinos) y abrieron un agujero en el techo de la cocina del apartamento ante el pavor e incredulidad de las inquilinas. Buscaban (y hallaron) unos papeles que para ellos deb¨ªan ser comprometedores o muy valiosos, a juzgar por su violenta y peliculera actuaci¨®n, y que llevaban al menos tres a?os ocultos en el falso techo de la cocina de esa casa.Los cuatro individuos penetraron en el apartamento (una habitaci¨®n de 40 metros cuadrados, en la que se distingue una cocina y un sal¨®n) sobre las tres de la tarde. Aprovecharon que a esa hora el portero del edificio -dotado de 44 apartamentos- estaba ausente y que, por tanto, nadie les detendr¨ªa una vez que accedieran al edificio. Las arrendatarias, que es tuvieron maniatadas casi dos horas, no ten¨ªan ni Idea de la existencia del falso techo en la cocina; y menos a¨²n de que dentro del agujero hubiese do cumentaci¨®n tan importante aparentemente para sus visitantes. Este peri¨®dico contact¨® ayer con la comisar¨ªa de Chamart¨ªn para recabar informaci¨®n -que no logr¨®- sobre el actual estado de las pesquisas.
El espectacular asalto se desarroll¨® de la siguiente manera: para acceder al edificio, uno de los mafiosos llam¨®, a trav¨¦s del portero autom¨¢tico, a varias viviendas. Alguien le abri¨® la puerta del edificio. El mafioso se hizo pasar por un t¨¦cnico de mantenimiento que hab¨ªa sido avisado para reparar una aver¨ªa el¨¦ctrica en el apartamento.
Los asaltantes conoc¨ªan perfectamente la planta en que estaba el apartamento y su letra. Uno de ellos llam¨® al timbre y una de las inquilinas le franque¨® la puerta, pero con la cadena echada. La mujer contest¨® al individuo que no hab¨ªa ning¨²n desperfecto en su apartamento y cerr¨® la puerta. Entonces el mafioso, simulando contrariedad, baj¨® a la entrada del bloque y habl¨® con las mujeres a trav¨¦s del portero autom¨¢tico del apartamento.
Las dos mujeres permanecieron retenidas durante dos horas
El falso t¨¦cnico reiter¨® por el telefonillo a la inquilina que era un electricista y que el aviso se correspond¨ªa con su apartamento. La inquilina le dej¨® subir y entonces abri¨® su puerta para ex plicarle que no hab¨ªa solicitado ning¨²n servicio y que deb¨ªa tratarse de un error. En ese momento cuatro personas entraron a saco en el apartamento provistos de metralletas. "No griten; obedezcan y no les pasar¨¢ nada", advirti¨® uno de los mafiosos.
Tras maniatarlas a unas sillas (una de ellas, presa del pavor, comenz¨® a llorar) se inici¨® la b¨²squeda de los papeles.
Los mafiosos "iban a tiro hecho", pues casi de inmediato comenzaron a auscultar en el techo de la vivienda, por la zona de la cocina. Durante el rapto, uno de los asaltantes se qued¨® en el balc¨®n del apartamento. Vigilando la calle. No levant¨® ninguna sospecha. Incluso salud¨® con naturalidad a otro vecino que casualmente sali¨® a esa hora a su balc¨®n. Un veh¨ªculo, con las llaves puestas, arrancado y en doble fila, esperaba fuera a los raptores.
Tras un buen rato, los hombres localizaron una trampilla en el techo de la cocina y sacaron de ella los papeles que buscaban. La misi¨®n hab¨ªa terminado. Soltaron las ataduras de las inquilinas y se marcharon de all¨ª r¨¢pidamente.
"Desde luego deb¨ªan ser unos profesionales, pues actuaron con la tranquilidad y frialdad que se ve en las pel¨ªculas; y llevaban metralletas as¨ª de grandes", explic¨® ayer un vecino, abriendo ampliamente sus brazos.
Los delincuentes deb¨ªan llevar alg¨²n tiempo vigilando desde la calle el apartamento y los movimientos de las inquilinas, una de las cuales llevaba tres a?os en el piso.
D¨ªas antes del rapto un hombre, tambi¨¦n con acento suramericano, se present¨® en el apartamento e hizo preguntas a una de las mujeres sobre la identidad del antiguo morador del piso, una persona extranjera, seg¨²n los vecinos.
La inquilina not¨® entonces que su interlocutor, fuerte y corpulento, no dejaba de mirar hacia el techo del apartamento.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.