El l¨²cido exc¨¦ntrico

El exquisito pianista Keith Jarrett dice que Paul Motian debe ser el ¨²nico bater¨ªa del mundo que elige una balada cuando se le pregunta sobre la pr¨®xima pieza a interpretar. Pero ¨¦ste es s¨®lo un detalle m¨¢s entre los cientos que conforman el cat¨¢logo de peculiaridades de este l¨²cido exc¨¦ntrico. Su ¨²ltima sorpresa se llama The Electric Bebop Band, una nueva apuesta est¨¦tica que, para escapar por en¨¦sima vez de lo obvio, otorga a sus m¨²sicos el beneficio de una filosof¨ªa inequ¨ªvocamente ac¨²stica y toma el bebop en su sentido menos restrictivo; en todo caso, como paradigma de evoluci¨®n, como punto de partida libre desde el que puede pivotar en cualquier direcci¨®n.Es cosa de magnos inventores, el imaginar los contrastes t¨ªmbricos que pueden proporcionar dos instrumentos iguales. A los saxofonistas Chris Potter y Chris Cheel les une la calidad, pero les distancia un modo, casi antag¨®nico de demostrarla. Potter, en realidad un especialista del saxo alto, es a sus 25 a?os tambi¨¦n todo un experto del tenor, fluido y resuelto, de fraseo centelleante y enf¨¢tico. Con gesto expresivo bien distinto, Cheel administra cautelosamente una sonoridad c¨¢lida y tersa para trazar l¨ªneas relajadas de l¨®gica aplastante.

La labor del d¨²o de firmes promesas, aumentado a tr¨ªo por el talento menos augurable de Brad Schoeppach, hubiera resultado bastante menos espectacular si no hubiera gozado del apoyo regio de dos veteranos sublimes. El percutir quebradizo. e imprevisible de Motian lo inund¨® todo, discreto pero omnipresente, mientras Steve Swallow puls¨® las cinco cuerdas de nailon de su bajo el¨¦ctrico movido por ese af¨¢n de progreso privativo de los creadores puros. En el que era concierto de clausura del Festival de Madrid, el equipo al completo acert¨® a expandir la significaci¨®n de un repertorio impresionante basado en piezas de, entre otros, Theleonious Morik (Ask me now, Trinkle tinkle, Round midnight), Charlie Parker (Ornithology), Miles Davis (Half Nelson), Billy Strayhorn (In a sentimental mood) y Charlie Mingus (Reincarnation of a love Bird).