El presidente de los 'chirimbolos' colm¨® de regalos y viajes al alcalde de Lieja
La sentencia belga solicitada por el Consejo de Estado y el Ministerio de Hacienda en relaci¨®n con Jean-Claude Decaux, presidente de la empresa adjudicataria delmobiliario, urbano de Madrid, se?ala que este empresario colm¨® de regalos y viajes al entonces alcalde de Lieja para conseguir un contrato con el Ayuntan¨²ento de la ciudad. Decaux no s¨®lo invit¨® al alcalde a numerosos viajes de placer, sino que coste¨® parte de su campa?a electoral con generosos donativos en especie que sumaron cuatro millones de francos belgas (16,6 millones de pesetas al cambio actual).
El Consejo de Estado (m¨¢ximo organismo consultivo de las, Administraciones espa?olas) y Hacienda han reclamado la sentencia dictada en Lieja para verificar si Decaux pod¨ªa o no obtener contratos p¨²blicos en Espa?a. La Ley de Contratos del Estado impide otorgar adjudicaciones a personas espa?olas o extranjeras condenadas por delitos de soborno o cohecho.Efectivamente, tanto Decaux como el alcalde de la ciudad belga ?douard Close, socialista- fueron condenados por, soborno en 1992, en una sentencia dictada en aquel pa¨ªs comunitario.
Jean-Claude Decaux, gran magnate del mobiliario urbano europeo, ya hab¨ªa firmado en la ¨¦poca 630 contratos de su ministro de mobiliario urbano en Francia y 150 en toda Europa, desde Helsinki hasta Londres pasando por Zaragoza. Archiconocido en Francia, en 1992 tropez¨® con la justicia del pa¨ªs vecino, B¨¦lgica.
Sus sobornos entre 1985 y 1987 al entonces alcalde socialista de Lieja le costaron una condena de un a?o de prisi¨®n (que no cumpli¨®, por no tener entonces antecedentes penales). Sali¨® relativamente bien parado, porque la pena solicitada por el fiscal era de tres a?os. Close, ex ministro del Interior, alcalde entre 1977 y 1990, fue condenado a dos a?os y cuatro meses de prisi¨®n.
Aquel asunto provoc¨® un gran revuelo en B¨¦lgica. El diario Le Soir, uno de los de mayor solera de Bruselas, dedic¨® numerosas informaciones a describir el entramado de relaciones tejido por la empresa Decaux para hacerse con los favores de la villa de Lieja, en competencia con otros grupos que rivalizaban en generosidad. Tanto el alcalde como su jefe de gabinete fueron agasajados con numerosos, viajes de placer, seg¨²n expone la sentencia: invitaciones a pescar en el Mediterr¨¢neo, a isla Mauricio -con un gasto de casi cinco millones de pesetas por una estancia de seis d¨ªas-, a Yemen, a C¨®rcega, a Cerde?a, a Espa?a, a Agadir (Marruecos). Toda atenci¨®n era poca para satisfacer el relajo del alcalde y sus asesores. "?No voy a invitar a gentes que no tienen poder!", respond¨ªa Jean-Claude Decaux a quienes, se sorprend¨ªan y criticaban sus atenciones. Los viajes del alcalde costaron casi siete millones de francos belgas (28 millones de pesetas al cambio actual).
Mientras Close viajaba, el concurso de mobiliario urbano de su ciudad iba cambiando, siempre en beneficio de Decaux. "Era la ¨²nica forma de entrar en el mercado belga", se justificaba otro de los acusados en aquel caso, por el que fueron condenados hasta 10 hombres de negocios, entre ellos no s¨®lo Decaux, sino tambi¨¦n el representante de su empresa en B¨¦lgica, Pierre Cauchie.
"J¨²les Verbinnen [efe de gabinete del alcalde] era el que ped¨ªa los viajes, quer¨ªa vacaciones ,gratis", a?adi¨® este acusado. "No era de mi competencia sino del alcalde. Si ¨¦l aceptaba los viajes, ?por qu¨¦ yo no, respond¨ªa el adjunto, que fallecer¨ªa en accidente de autom¨®vil poco antes de conocerse la sentencia. "Han abusado de mi", se defend¨ªa Close.
Jean-Claude Decaux aleg¨® proceso desigual, violaci¨®n de los derechos del hombre,. rechazo a examinar la cuesti¨®n desde el derecho administrativo, ausencia de pruebas".
Seg¨²n su defensor, las pr¨¢cticas de seducci¨®n" de Decaux con un alcalde son comparables a las de una firma f¨¢rmaceutica cuando invita a un m¨¦dico de una Universidad p¨²blica a un viaje a las Antillas.
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