O¨ªr para crear
Los escoceses Teenage Funclub volvieron por tercera vez a los escenarios madrile?os; y a la tercera va la vencida. Hace ya unos a?os que qued¨® en el recuerdo su difuminada actuaci¨®n como teloneros de Nirvana y tambi¨¦n su aparatoso concierto en la sala Rev¨®lver junto a los Posies. Ahora ven¨ªan acompa?ados por. Buffalo Tom, un grupo norteamericano que se mantiene en la cuerda floja con un obcecado equilibrio.M¨¢s que puntuales, o sea, antes de lo previsto, Buffalo Tom comenz¨® su actuaci¨®n siguiendo una l¨ªnea, recta sin distraerse de su sonido guitarrero que recuerda demasiadas veces a otros que no son ellos. Su ¨²ltimo trabajo, Sleepy eyed, no consigui¨® en su directo sobrepasar las limitaciones de un disco con marcados altibajos. Lo mejor de la noche, quiz¨¢ lo peor para Buffalo Tom, fue sin duda la magn¨ªfica actuaci¨®n que esta vez dio Teenage Funclub.
Con el respaldo de su ¨²ltimo trabajo, Grand Prix, mucho m¨¢s maduro y congruente que su anterior entrega, Thirteen, el concierto consist¨ªa tan s¨®lo en recrear la atm¨®sfera flamante que desprenden todas las composiciones del cuarteto.
Con el vigor de la juventud de sus canciones, hicieron un recorrido en el que el buen sonido que les permiti¨® el ingeniero de la mesa de mezclas ayud¨® a que ning¨²n exabrupto en los constantes cambios entre las suaves melod¨ªas y la descarga de guitarras supusiese una anarqu¨ªa que ensuciara el sonido.
El tr¨ªo Supergrass es la ¨²ltima y mas sonada novedad de la temporada: otra joven banda brit¨¢nica que, con tan s¨®lo un disco en su curr¨ªculo, titulado I should coco, ha conseguido la atenci¨®n masiva de la prensa y el p¨²blico especializado. La raz¨®n de tanta expectaci¨®n es el inefable gancho que tienen la mayor¨ªa de las composiciones de su disco, en las que no falta una descarada mirada al pasado para robar un poco de gracia a los Jam, Kinks y dem¨¢s acompa?antes de otras generaciones.
Pero la imitaci¨®n no es su raz¨®n de ser. Supergrass han creado un batido con ingredientes b¨¢sicos como el pop, el punki y el rock para rejuvenecer canciones ya escuchadas. El repaso que ofrecieron en la sala Rev¨®lver por su singular disco nos present¨® una banda que, instrumentalmente casi desnuda, recorri¨® con un sonido de baja calidad el natural atractivo de sus canciones. La equilibrada voz de Gaz Coombes pas¨® la velada sumergida en una avalancha de tres solitarios y an¨¢rquicos instrumentos que, a pesar del barullo, supieron cortar el ritmo fren¨¦tico y reconvertirlo en melod¨ªa en un abrir y cerrar de ojos. Supergrass consigui¨® mover la abarrotada y sudorosa sala en un concierto que se acerc¨® fielmente al efecto que preconceb¨ªa su disco y que, consecuentemente, termin¨® empujando a los presentes a un ba?o de optimismo bien musicalizado.
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