Los l¨ªderes sindicales, arrastrados por el conflicto
Louis Viannet, el secretario general de la Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT), recib¨ªa cr¨ªticas desde todos los frentes. Los dem¨¢s sindicatos y la mayor¨ªa de los franceses le ve¨ªan como un dinosaurio anclado en los tiempos de las huelgas revolucionarias y la obediencia al Partido Comunista; dentro de la propia CGT, el sector m¨¢s duro le consideraba como un traidor a la causa marxista. Sin embargo, Viannet llegar¨¢ hoy entre ovaciones al congreso de la CGT y obtendr¨¢ sin problemas la reelecci¨®n. El inesperadamente vasto movimiento huelguista contra la reforma de la Seguridad Social le ha dado alas.Viannet preconiza la extensi¨®n a ultranza del conflicto y en algunos sectores cruciales, como los ferrocarriles, es ¨¦l quien encabeza la protesta. Pero su radicalismo viene, en parte, forzado por las circunstancias. A¨²n est¨¢ fresca en la memoria la larga huelga ferroviaria de 1986, cuando Viannet plante¨® reivindicaciones posibilistas y fue desbordado por dos coordinadoras de trabajadores formadas espont¨¢neamente. Ahora ha apostado por ir m¨¢s lejos que nadie.
En una situaci¨®n parecida est¨¢ Marc Blondel, el secretario de Fuerza Obrera (FO). Blondel es uno de los gestores de la Seguridad Social que Alain Jupp¨¦ quiere reformar, y tiene por tanto un gran inter¨¦s en que nada cambie. Ayer, cuando convoc¨® a todos los trabajadores a "una generalizaci¨®n de las acciones" y pidi¨® a los empleados del sector privado que se unieran a la huelga, llamando en la pr¨¢ctica a una huelga general indefinida, Blondel se encaram¨® al mismo caballo desbocado que monta Viannet. El objetivo primordial para ambos es no ser arrollados por un movimiento de protesta multiforme y dif¨ªcilmente comprensible, que responde m¨¢s a un vago sentimiento general de temor ante el futuro que a reivindicaciones concretas.
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