Un desfile sin fin hasta que lleg¨® Hagi

Uno tras otro, los jugadores del Barcelona iban desfilando por su cl¨ªnica. No hab¨ªa otra salida para quien quer¨ªa curarse de una contractura muscular sin perder la plaza de titular en el equipo. Johan Cruyff estaba convencido que Dick Van Toorn recuperaba a todos los lesionados antes que cualquier m¨¦dico. Y nadie discut¨ªa a Van Toorn y menos a Cruyff.Por la consulta cercana a Rotterdam pasaron Koeman, Ferrer, Stoichkov, Begiristain, Romario. Todos regresaban a Barcelona con mala cara, pero curados y listos para jugar. Hubo alguno que dej¨® entrever que estirarse en la camilla de Van Toorn era como sentarse en la silla del dentista.

El marcaje a la consulta de Van Toorn fue casi implacable. Los propios fisioterapeutas del Bar?a acudieron a Puten. Incluso salieron cifras: se estimaba que cada visita costaba unas 250.000 pesetas -al margen de los gastos de viaje y alojamiento-, y que el Barcelona llevaba invertidos m¨¢s de seis millones por el trabajo extra de recuperaci¨®n de sus jugadores.

Hasta que lleg¨® Hagi. A diferencia de sus compa?eros, que tardaban entre tres y cinco d¨ªas en regresar, cogi¨® el avi¨®n de vuelta al d¨ªa siguiente de su llegada. Y, desde entonces, a principios de septiembre del a?o pasado, se acabaron los viajes. Van Toorn explic¨®: "No vienen a mi consulta por el intenso dolor que sufren".