La edad de la escritura
Camilo Jos¨¦ Cela era entonces un escritor de 49 a?os; ya ten¨ªa el dedo doblado por la edad de escribir, y, sin embargo, parec¨ªa haber descubierto entonces la sensualidad de la escritura. Era un hombre sensual, triste, mimoso; necesitaba a la gente como precisaba respirar, y siempre, sin embargo, trataba de mostrar desd¨¦n, de parecerse al ser descrito por los que no iban a conocer jam¨¢s esa faceta melanc¨®lica, y desgarrada, de su vida. Tanto se ha escrito de ¨¦l, y tanto ha escrito ¨¦l de otros, que a veces ese espejo empa?ado que es la memoria ha devuelto al mundo la imagen que ¨¦l quiso de s¨ª: tronante, gutural, estent¨®reo. Pero en ese espacio que las. palabras abren a veces para que entren los recuerdos debe decirse que el cronista conserva aquella imagen del que luego ser¨ªa Nobel solo, enfermo, debilitado por la fiebre y sentado sobre la cama blanca de un hotel de Tenerife, escribiendo los ¨²ltimos tramos de Oficio de tinieblas 5 con la delectaci¨®n cansada de los escritores que en alg¨²n momento de la gloria han visto tambi¨¦n la miseria que hay al fondo de todos los pasillos de la vida. Luego, ya era acad¨¦mico, le siguieron a Cela todos los ruidos, los de la adulaci¨®n y los de la pompa, y tambi¨¦n las trompetas de la gloria que tantas veces se parece al fracaso, pero, nada ha podido sepultar en ¨¦l la esencia de lo que es la edad intangible de la escritura, la forma que toma el destino para devolver a la mirada lo que la mirada. es: la firma de los solitarios. Hoy, que es otra vez premio, este pa¨ªs cansado volver¨¢ a decir que Cervantes se merec¨ªa a Cela y viceversa y, aunque todo el mundo no dir¨¢ lo mismo, se tratar¨¢ de quitarle ruido a toda la pol¨¦mica que casi naci¨® con la turbulenta relaci¨®n de Cela y el Cervantes. Hay que ponerse ya a pensar en otra cosa. Acaso con este reconocimiento vendr¨¢ el sosiego y callar¨¢n tambi¨¦n los que gritando han querido convertir a Cela en su propia bandera, cuando, en realidad, ning¨²n escritor es de nadie sino de su propia- escritura. El Cervantes es de Cela. Que todo el mundo descanse en paz.
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