Una llamada inculpatoria

MART¨ªN NARRILLOS "La v¨ªspera de ser liberado, uno de los secuestradores me dijo en espa?ol que ten¨ªa que matarme. Otro dijo 'no' y, dirigi¨¦ndose a m¨ª, me dijo: 'Mira, tambi¨¦n aqu¨ª hay sanguinarios'. ( ... ) , No ten¨ªa ninguna esperanza. Pensaba que me iban a eliminar. Deseaba entonces que la liberaci¨®n de la muerte llegara pronto". As¨ª record¨® Segundo Marey ante el juez Baltasar Garz¨®n, que le tom¨® declaraci¨®n en enero pasado en Bayona (Francia), su secuestro en diciembre de 1983. La primera acci¨®n reivindicada por los GAL fue un fiasco. Su objetivo era el etarra Mikel Lujua, no Marey, un vasco natural de Behovia-Ir¨²n cuyos padres, republicanos y socialistas, se hab¨ªan exiliado en 1936 y que, a sus 51 a?os, ¨¦ra un pac¨ªfico vendedor de mobiliario de oficina aficionado a la m¨²sica -tocaba el saxof¨®n en la banda municipal de Hendaya, donde resid¨ªa- y los toros- hab¨ªa sido corresponsal -del semanario El Ruedo-

Su cautiverio de diez d¨ªas en una casa semiderruida de Colindres (Cantabria) marc¨® a Marey no s¨®lo desde la perspectiva f¨ªsica, sino tambi¨¦n desde la psicol¨®gica, hasta el extremo de proclamar en diciembre de 1994: "Siento que Espa?a ya no es mi patria (..) Me gustar¨ªa sinceramente que el Estado espa?ol me pidiera perd¨®n. Creo yo que es lo m¨ªnimo que pod¨ªa hacer con un hombre roto". Tambi¨¦n marc¨® a Jos¨¦ Barrionuevo. Al menos, en funci¨®n de la supuesta llamada que le hizo Juli¨¢n Sancrist¨®bal, entonces gobernador civil de Vizcaya, desde el despacho de Francisco ?lvarez, jefe superior de la Polic¨ªa de Bilbao, y en presencia de ¨¦ste; de Ricardo Garc¨ªa Damborenea, secretario general de los socialistas vizca¨ªnos, y de Miguel Planchuelo, jefe de la Brigada de Informaci¨®n.Aunque son numerosas las alusiones a Barrionuevo en el sumario de la causa instruida por Garz¨®n, ese presunto telefonazo es, en efecto, el ¨²nico hecho del que se aportan detalles, incluida la fecha -el 4 de diciembre de 1983-, y del que existen testimonios m¨¢s o menos coincidentes.Eso s¨ª, muchos son de o¨ªdas. "Ricardo [Garc¨ªa Damborenea] y yo hemos decidido quedarnos con el t¨ªo [ya se ten¨ªa constancia de que el apresado no era Lujua, sino Marey] unos d¨ªas y dar un escarmiento a los franceses para que ¨¦stos vayan,entrando en razon". Esa fue la informaci¨®n que los presentes escucharon que Sancrist¨®bal comunicaba a alguien. ?A qui¨¦n? A Barrionuevo, seg¨²n ¨¦l, que habr¨ªa autorizado que Marey siguiese retenido.Sin embargo, no todos tuvieron conocimiento de ello al instante. Planchuelo, en concreto, ha reconocido que durante a?os pens¨® que se trataba de Rafael Vera, director de la Seguridad del Estado. Hace unos meses, compartiendo ambos la prisi¨®n de Guadalajara, Sancrist¨®bal le asegur¨® que su interlocutor hab¨ªa sido Barrionuevo.Finalmente, Sancrist¨®bal, Garc¨ªa Damborenea, ?lvarez, Planchuelo y Amedo han se?alado en sus acusaciones hacia el Ministerio del Interior, o sea hacia su titular. De acuerdo con sus denuncias, Barrionuevo habr¨ªa avalado la guerra sucia contra ETA, que sum¨® casi una treintena de asesinatos; la habr¨ªa costeado con dinero procedente de los fondos reservados, y habr¨ªa asumido el sacrificio de un inocente, Marey, perseguido desde entonces por un tormento fantasmal al que llama "mon fr¨¦re" ("mi hermano".): "Siempre est¨¢ conmigo".