Los huelguistas franceses, divididos entre dialogar o radicalizar la protesta

Los dos principales l¨ªderes del movimiento huelguista franc¨¦s, Louis Viannet y Marc Blondel, pidieron ayer al Gobierno que adelantara la cumbre social prevista para el jueves pr¨®ximo. "El d¨ªa 21 ser¨¢ demasiado tarde", se?al¨® Blondel en una carta al primer ministro, Alain Jupp¨¦. El pa¨ªs sigue colapsado, pero las huelgas empiezan a romperse y aunque algunos transportes urbanos funcionaban anoche, se observaba tambi¨¦n que los partidarios de mantener la protesta tend¨ªan a la radicalizaci¨®n. La soluci¨®n de la crisis pende del ¨¦xito o del fracaso de las manifestaciones convocadas para el s¨¢bado.

Alain Deleu, el moderado dirigente de la Confederaci¨®n Francesa de Trabajadores Cat¨®licos (CFTC), partidaria de acabar la protesta, se mostr¨® preocupado por la situaci¨®n: "Estamos en una encrucijada. Las huelgas pueden terminar o pueden generalizarse". Deleu, expresaba su temor a que las huelgas concluyeran por simple agotamiento y su fin no fuera m¨¢s que una tregua. Ayer se cumpl¨ªan tres semanas de conflicto en la Sociedad Nacional de Ferrocarriles, que han costado la casi totalidad de su sueldo mensual a los trabajadores y m¨¢s de 2.000 millones de francos (50.000 millones de pesetas) a la compa?¨ªa.Deleu se hac¨ªa eco de lo que anteriormente hab¨ªa dicho la carism¨¢tica socialista Martine Aubry, hija de Jacques Delors: "Es muy peligroso humillar a dos millones de huelguistas y manifestantes, porque su reacci¨®n, m¨¢s pronto o m¨¢s tarde, puede resultar devastadora".

Louis Viannet, secretario de la Confederaci¨®n General del Trabajo (CGT, procomunista), y Marc Blondel, secretario de Fuerza Obrera (FO, socialista), remitieron sendas cartas a Jupp¨¦, en las que exig¨ªan que la cumbre social se adelantara. Para Viannet, esperar al pr¨®ximo jueves equival¨ªa a reconocer "el desinter¨¦s del Gobierno frente al malestar de los franceses". Blondel se?al¨® a su vez que su mano no pod¨ªa permanecer "tendida por m¨¢s tiempo". "Si no se alcanza pronto un acuerdo satisfactorio para todos, cosa que a¨²n es posible, FO se desentender¨¢ del car¨¢cter que pueda adoptar el movimiento y de sus consecuencias", a?adi¨®.

Tras la presi¨®n de los l¨ªderes sindicales se adivinaba su inter¨¦s en acabar pronto y satisfactoriamente con una crisis que les desbord¨® desde el principio. Para Blondel y Viannet, la salida ¨®ptima consistir¨ªa en que las manifestaciones convocadas para el s¨¢bado fueran multitudinarias, pero no tanto como para causar una crisis pol¨ªtica, y que, bajo su efecto, se celebrara una negociaci¨®n de urgencia el domingo o el lunes. Con los planes gubernamentales sobre las pensiones del sector p¨²blico y la Sociedad Nacional de Ferrocarriles ya suspendidos, tanto CGT como la FO s¨®lo necesitar¨ªan alguna concesi¨®n menor respecto al plan de reforma de la Seguridad Social y alguna otra bonificaci¨®n, como una reducci¨®n de la jornada laboral, para cantar victoria y volver a casa. En cierta forma, las fuerzas sindicales tem¨ªan lo mismo que Jupp¨¦: que las manifestaciones del s¨¢bado rompieran el marco sindical y se convirtieran en una protesta pol¨ªtica multiforme y lejos del control de los partidos.