Los viejos magos no se jubilan
Turdy, el artista m¨¢s veterano del Club de Payasos de Madrid sigue en activo a sus 88 a?os
"Voy por el mundo hace muchos a?os buscando un cuerdo que me ense?e algo. Si alg¨²n d¨ªa lo encuentro, ¨¦se estar¨¢ m¨¢s loco que yo" dice un viejo mago que vive en una pensi¨®n de la calle del Doctor Cortezo, junto a la madrile?a plaza de Tirso de Molina. Se llama Adolfo Santiago, pero todos le conocen como Turdy Viudo desde hace dos d¨¦cadas, no tiene domicilio fijo, pero suele parar en el Club de Payasos y Artistas de Circo, fundado en 1963, y ubicado en la calle de la Magdalena, muy cerca del hostal donde reside. De los 450 miembros de esta asociaci¨®n, Turdy es el m¨¢s veterano, y a sus 88 a?os presume de llevar "una vida incierta y errabunda", y conserva en la mirada la extra?a magia de quienes son capaces de transmitir ilusi¨®n y provocar la risa.Turdy, que se anuncia en la actualidad como "mentalista, charlista, telepsic¨®logo y clarividente naci¨® en 1907 en el pueblo salm¨¢ntino de Cubo de Don Sancho. Su padre era maestro y ¨¦l tambi¨¦n estudi¨® Magisterio, pero la ense?anza no le atra¨ªa en absoluto. Aunque destac¨® como deportista -en 1927 lleg¨® a ser campeon de Espa?a de atletismo-, este ¨¦xito no consigui¨® apartarle d¨¦ su verdadera vocaci¨®n y se march¨® de feria en feria haciendo juegos, malabares.
En sus m¨¢s de siete d¨¦cadas dedicadas al mundo del espect¨¢culo, ha conocido la ¨¦poca de mayor esplendor del circo, cuando sobraba trabajo para estos artistas, y los payasos, malalbaristas, equilibristas e ilusionistas eran imprescindibles en cualquier fiesta. Pero no todo son buenos recuerdos. Durante la guerra civil no lo pas¨® bien. Desert¨® del ej¨¦rcito franquista que le hab¨ªa llamado a filas y, huyendo tambi¨¦n de las milicias republicanas, que le confundieron con un fascista, se top¨® en Valencia con un circo h¨²ngaro, el de la familia del conocido domador ?ngel Cristo, ?stos le escondieron y le facilitaron el pasaporte de un compatriota que hab¨ªa sido fusilado en la localidad valenciana de Silla, Pedro Stowanovich, y con esta identidad estuvo traba jando durante casi tres anos. Turdy comprob¨® entonces que no todo eran risas en el circo. "Durante la guerra lleg¨® a ser tal la escasez de alimentos que no ten¨ªamo para dar de comer a las fieras. Los leones pasaban tanta hambre que ni siquiera obedec¨ªan a Cristo Dordi, el domador. A m¨ª me: atac¨® un oso y me dej¨® malherido. La carne de burro que estaba destinada a los animales nos la com¨ªamos nosotros. La situaci¨®n era muy dif¨ªcil, y en vez de cobrar entrada dej¨¢bamos pasar a la gente a cambio de comida", r¨¦cuerda.
Sin embargo, no dejaron de trabajar y continuaron su, marcha de pueblo en pueblo. Ten¨ªa 20 a?os y en este circo aprendi¨® los secretos de la magia y la prestidigitaci¨®n, y comenz¨® sus primeras imitaciones de Charlot en los espect¨¢culos El rulo de la muert¨¦ y La magia de la cabeza cortada, que le hicieron famoso en los a?os cuarenta y cincuenta.
Cuando muri¨® Chaplin, en 1977, Turdy estaba actuando en el Palacio de los Deportes de la Comunidad de Madrid. Ese mismo d¨ªa se visti¨® de Charlot y dedic¨® su actuaci¨®n al genial cineasta que tanto le inspir¨®.
Como tantos hombres de su generaci¨®n, no se libr¨® de la carcel. Cuando los soldados de Franco tomaron Barcelona, el aprendiz de mago se top¨® de frente con el comandante de su compa?¨ªa, del Regimiento de la Victoria n¨²mero 76, y fue detenido. Cumpli¨® condena unos meses en la, c¨¢rcel Modelo de Barcelona. Aqu¨ª practic¨® sus habilidades circenses y conserva algunas poes¨ªas de agradecimiento que le dedicaron sus companeros de presidio. Cuando sali¨® del penal trabaj¨® en los circos m¨¢s famosos de la ¨¦poca y se especializ¨® en el arte de la premonici¨®n.
A pesar de que la Iglesia cat¨®lica rechaza la adivinaci¨®n, su p¨²blico m¨¢s fiel desde hace 50 a?os est¨¢ en los seminarios y centros de formaci¨®n religiosa, donde Turdy sigue actuando. "Yo soy creyente y coincido con la premisa teol¨®gica de que la adivinaci¨®n no existe. Si pudiera saber lo que va a pasar en el futuro me habr¨ªa hecho millonario con la loter¨ªa o las quinielas. Pero s¨ª creo en la premonici¨®n del subconsciente, el, presentimiento o la corazonada, como se dice vulgarmente. Y esto es tan cient¨ªfico como la medicina", asegura. Guarda en un libro una abultada colecci¨®n de felicitaciones y recomendaciones de los seminarios en los que actu¨®. "Puede ser invitado sin temor", se lee en una de ellas, o "en su espect¨¢culo no, hay nada que desdiga de la mas sana moral cristiana", reza en otra.
Compagin¨® su trabajo como "tele-psic¨®logo" con trabajos. para el cine y la televisi¨®n. Fue el abuelo T¨ªvoli en la hist¨®rica serie de TVE Cr¨®nicas de un pueblo, trabaj¨® en la pel¨ªcula La cabina, con Jos¨¦ Luis L¨®pez V¨¢zquez, y a¨²n no hace mucho interpret¨® a uno de los personajes de Farmacia de guardia. En el club, rodeado de retratos de payasos famosos como Tonetti, Charlie Rivel, Eduard¨ªn o Pompoff y Theddy, Turdy dice estar tan enamorado de su profesi¨®n como hace 70 a?os, cuando empez¨®, aunque reconoce que el circo est¨¢ en crisis: "La humanidad se ha cansado de los payasos. Ahora los j¨®venes tienen muchas diversiones y los c¨®micos ya no somos imprescindibles". Aun as¨ª, ¨¦l se muestra optimista, y afirma que no le falta trabajo en los centros culturales o de tercera edad. "No pienso abandonar. Me encanta la vida bohemia y, aunque a veces he tenido que dormir en la calle, seguir¨¦ dando tumbos por el mundo mientras el cuerpo aguante", concluye.
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