Premios y contribuyentes
La ronda de los premios nacionales de literatura ha concluido. Como casi siempre, pol¨¦micas y equ¨ªvocos los han sobrevolado, al margen de lo indiscutible de algunos galardones. Dejo fuera de este comentario el Premio Cervantes, que por s¨ª solo merecer¨ªa una monograf¨ªa. Cabe discutir, la conveniencia de que el Estado conceda, premios a las Bellas Artes. Yo creo que si la sociedad espa?ola fuera culturalmente m¨¢s fuerte de lo que es, tales premios podr¨ªan sobrar, como podr¨ªa sobrar (o reducirse mucho), la presencia del Estado en las empresas culturales. Pero dista, sin duda, de ser el caso. Y hay que a?adir, o recordar, aunque parezca obvio, que no existe una relaci¨®n profunda entre los premios y la literatura. El valor est¨¦tico se halla por encima de la justicia de los hombres. Naturalmente, esta afirmaci¨®n comprende tambi¨¦n al Premio Nobel. Porque si hubiera esa honda relaci¨®n, don Jos¨¦ Echegaray, banquero respetable y p¨¦simo escritor, no habr¨ªa obtenido el premio de los premios, y, en cambio, la habr¨ªan alcanzado escritores excepcionales que se quedaron sin ¨¦l, como Gald¨®s o Valle que hubieron de sufrir en vida, los ominosos triunfos de don Jos¨¦. Los premios que el Estado otorga deben poseer cierta dosis de ejemplaridad y han de procurar, salvando los errores y omisiones de rigo-, que la excelencia art¨ªstica sea reconocida para que as¨ª los ciudadanos dispongan de un criterio (o de un criterio m¨¢s) por el que orientarse en la materia. Los premios privados son otra cosa, uno con su dinero puedehacer lo que le da la gana, como aquel escritor andaluz que fallaba, ¨¦l solo, un premio llamado precisamente Juan Palomo.
Los premios nacionales de literatura, en su etapa democr¨¢tica no han alcanzado esas necesarias dosis de ejemplaridad. ?Por qu¨¦? Dos causas cabr¨ªa se?alar. La primera es la concurrencia a un solo galard¨®n de obras que est¨¢n escritas en las cuatro lenguas de Espa?a - hablo de los premios que atienden a los g¨¦neros tradicionales -. Esta concurrencia suscita algunas perplejidades: ?con qu¨¦ criterio se juzgan obras en lenguas diversas?, ?conocen todos los jurados las distintas lenguas de este pa¨ªs? Como mal menor, pueden manejarse las traducciones, pero casos ha habido, y alguno bien reciente, en que los jurados no han dispuesto de ellas. La concurrencia de las obras se produce en circunstancias heterog¨¦neas: una novela escrita en lengua castellana, seleccionada de entre una cuantiosa producci¨®n, se ve obligada a competir con otras, obras extra¨ªdas de canteras mucho m¨¢s exiguas que la suya. ?Ser¨ªa muy dif¨ªcil que cada una de las cuatro literaturas tuviera sus propios premios?
La segunda, causa que puede aducirse sobre esta falta de prestigio de los premios deriva de la composici¨®n de los jurados. El Ministerio de Cultura, con un elogiable proposito de neutralidad, combina la designaci¨®n que lleva a cabo de una parte del jurado con la designaci¨®n del resto por determinadas instituciones. Esta f¨®rmula combinada plantea algunas incertidumbres. El asunto no tiene f¨¢cil soluci¨®n, pero el actual sistema es insatisfactorio porque no garantiza la absoluta profesionalida de quienes han de fallar los premios.
Quedan. otras cuestiones pendientes y no menores, como los m¨¦todos de. votaci¨®n: la suerte de un premio puede var. tambi¨¦n de? m¨¦todo ut do. No todo, se dir¨¢, ha. d tar reglamentado ' per adopci¨®n de t¨¢cticas coni s¨ª debiera estar excluida, siempre ha sucedido, as¨ª. ?puede un jurado no delibe .limitarse mec¨¢nicamente, este tipo. ' Lo que es evi dente es q? reglamentos en vigor di .modificarse. Desde lueg, gran literatura, ya lo he d no. va. a resentirse por nac' .esto, pero los contribuye que son.quienes pagan los m¨ªos, deben saberque su o ro,se gasta bien. E indicioi de que esto no siempre op. Si hubierw, ocurrido, Juan net, Jos¨¦ Manuel Caballer( nald, ?ngel Gonz¨¢lez, J., Gil de Biedma Juan Marsi vier Mar¨ªas, iduardo Me za y Francisco Umbral, ¨ª otros, habr¨ªan alcanzado a premio nacional. Alguno los escrito-res mencionado nunca lo obtendr¨¢n., Otro! lizment e vivos, a¨²n pui conseguirlo. Si -no 10* consil nada-grave va a pasar. Pe dinero de los contribuyenfl debe malgastarse, sea muc poco, tanto. si se destina i gar los- premios literarios ciales, como'a sufragar el er d¨ªdo p¨²blico. . No existe una relaci¨®nprofunda entre- premios -literarlos.y literatura
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