Las grandes capitales europeas despiden 1995 al comp¨¢s de sus mejores orquestas
Lorin Maazel dirige a la Filarm¨®nica de Viena en el concierto de A?o Nuevo
En las ma?anas del 1 de enero el mundo gira al comp¨¢s del vals. La Filarm¨®nica de Viena, desde la sala dorada del Musikverein de la capital austriaca, repite una y otra vez la alegr¨ªa burbujeante de las marchas, polcas, oberturas y valses de la familia Strauss. En la actual edici¨®n el director Lorin Maazel volver¨¢ a empu?ar la batuta. La brillantez y la elegancia est¨¢n garantizadas. En la recreaci¨®n del esp¨ªritu vien¨¦s, Maazel est¨¢ m¨¢s cerca de Max Ophuls que de Ernst Lubitsch. Londres, Berl¨ªn y Francfort tambi¨¦n programan conciertos especiales en eta fecha.
El cambio de a?o propicia una urgente necesidad de m¨²sica. Es una m¨²sica festiva, tal vez por el deseo inconsciente de la esperanza de un a?o mejor, tal vez por un regreso a los valores sustanciales de la persona. Lo cierto es que el rito de la m¨²sica contempla su cara m¨¢s amable: se escuchan ¨®peras como La flauta m¨¢gica, de Mozart o H¨¢nsel y Gretel, de un Humperdick, operetas como El murci¨¦lago, de Strauss, o sinfon¨ªas como la Novena, de Beethoven, pero sobre todo se escuchan valses, muchos valses.La imagen que Viena ofrece desprende lujo y ambig¨¹edad. Hay en ella refinamiento, champ¨¢n, placer y m¨²sica. Los buenos sentimientos se confunden con un concepto idealista y ut¨®pico de la existencia. Es importante la calidad del sonido de la Filarm¨®nica de Viena, pero m¨¢s, si cabe, el glamour. Maazel lo posee. Es un seductor con su varita m¨¢gica. Tambi¨¦n lo fueron, a su manera en los conciertos de A?o Nuevo, Carlos Kleiber, en 1989 y 1992, o Herbert von Karajan, en 1987, y no carecieron de atractivo los Muti, en 1993, Abbado, en 1988 y 1991, o Mehta, en 1995, pero el recuerdo m¨¢s espec¨ªficamente vien¨¦s se remonta a Willy Boskowsky, dirigiendo los conciertos de A?o Nuevo de 1955 a 1979.
El programa
El programa de 1996 contempla obras de Johann Joseph Eduard Strauss y de Carl Mi chael Ziehrer, en la primera parte (la retransmitida ¨²nica mente pqr radio). En la segunda, y con la televisi¨®n ya ? conectada, alternan los Strauss padre e hijo y, Joseph Strauss. Con im¨¢genes de ballet se podr¨¢n escuchar la polca mazurca Die tanzende Muse, de Joseph Strauss, y el vals del emperador de Johann Strauss. Para viol¨ªn s¨®lo est¨¢ prevista la obertura Die G¨²nin der Vernun , de Johann Strauss,con el propio Lorin Maazel como solista, quien tambi¨¦n interpretar¨¢ en la primera parte una obra para viol¨ªn y peque?o conjunto. El concierto oficial acaba con la Jockey Polka, de Joseph Strauss. En las propinas, tras otra polca de Johann Strauss, estar¨¢n las dos piezas m¨¢s esperadas: El Danubio azul, y para concluir la popular¨ªsima Marcha Radetzky, jaleada y acompa?ada por el p¨²blico con sus palmas.
El furor de los valses durante estas fechas no se limita ¨²nicamente a Viena. En el Barbican de Londres, por ejemplo, John Georgiadis dirige a la Sinf¨®nica de Londres el 31 de diciembre por la tarde y el 1 de enero por la ma?ana, un programa en que no faltan la polca Pizzicato, El Danubio azul o`la Marcha Radetzky, y hasta lugares sin ninguna vinculaci¨®n vienesa, como Madrid, ofrece durante estos d¨ªas veladas que emulan el ambiente vien¨¦s.
Berl¨ªn se distancia de estas propuestas, bien con la Novena de Beethoven, dirigida por Daniel Barenboim, con la orquesta Staaskapelle en la Opera del Estado, bien con un programa dedicado a Mendelssohn a cargo de la excelente Filarm¨®nica de Berl¨ªn y Claudio Abbado, dentro de un ciclo de siete meses de duraci¨®n que la ciudad dedica a la m¨²sica inspirada en Shakespeare. El esp¨ªritu vien¨¦s est¨¢, no obstante, en la ¨®pera c¨®mica con la programaci¨®n de la opereta El murci¨¦lago, de Strauss.
En Francfort representan La Traviata, invitando en el intermedio al p¨²blico a brindar con champ¨¢n, y en Nueva York domina el espect¨¢culo con uvas, serpentinas y Levine al frente. La opci¨®n espa?ola m¨¢s atinada a este ambiente festivo viene del Teatro Monumental, con la Banda Sinf¨®nica Municipal de Madrid, y el director Enrique Garc¨ªa Asensio el 1 de enero. La primera parte est¨¢ dedicada a la zarzuela, y la segunda la pasodoble. Este concierto extraordinario de A?o Nuevo lleva por t¨ªtulo Viva lo nuestro, e incluye fragmentos de Luisa Fernanda, La verbena de la Paloma, Gigantes y cabezudos o La boda de Luis Alonso, adem¨¢s de pasodobles tan conocidos como Suspiros de Espa?a. D¨ªas despu¨¦s, ven(Ir¨¢ la Gala de Reyes con Pl¨¢cido Domingo, acompa?ado de varios cantantes j¨®venes de ¨®pera galardonados en el reciente concurso Operalia, dirigido por el propio Domingo.
Nada en cualquier caso desplaza las miradas musicales de Viena. La expansi¨®n mundial que despierta la ciudad a trav¨¦s de la m¨²sica durante estos d¨ªas es inmensa. Todos los rincones vibran con los aires musicales propios. Hasta las dos ¨®peras principales despiden el a?o con una opereta tan encantadora como El murci¨¦lago. Se calcula en 500 millones de personas los espectadores que ver¨¢n por televisi¨®n el concierto de A?o Nuevo de la Filarm¨®nica de Viena. El disco compacto del mismo aparecer¨¢ en el mercado a mediados de enero. Es evidente que el arte no est¨¢ re?ido, en este caso, con la difusi¨®n masiva y con los aspectos puramente mercantiles.
Una cita indispensable
, Los conciertos de A?o Nuevo en Viena son una ceremonia de iniciaci¨®n a la m¨²sica. Para muchos, la ¨²nica cita anual a la que son fieles con el mundo de los sonidos. Transmiten optimismo y espontaneidad, pero detr¨¢s de ellos hay una organizaci¨®n impecable. Lo popular convive con lo culto, los valores tradicionales con la renovaci¨®n, el placer inmediato de los sentidos con el deslumbramiento est¨¦tico.
Nacieron en 1939, en pleno clima b¨¦lico. Austria trataba de imponer su personalidad frente a la inevitable anexi¨®n con Alemania. La Filarm¨®nica de Viena corr¨ªa peligro de extinci¨®n. Los conciertos de A?o Nuevo cumplieron una funci¨®n patri¨®tica, como algunas ¨®peras de Verdi en el siglo XIX.
Clemens Kraluss fue el primero de sus directores, Despu¨¦s vendr¨ªan los Krips, Boskowsky y Maazel, y a partir de 1987 llegar¨ªa el turno a los Karajan, Abbado, Klaiber, Melita y Muti. En 1994 regres¨® Maazel, a quien los conflictos con el Gobierno de Kurt Waldheim le hab¨ªan alejado de Viena, tras dirigir la ?pera del Estado y varios conciertos de A?o Nuevo.
Maazel es un director de una t¨¦cnica portentosa. Admira do sin reservas por los instrumentistas de las dos mejores orquestas de Europa, las Filarm¨®nicas de Berl¨ªn y Viena, la mi rada de Maazel es de un refinamiento distante, de una elegancia persuasiva. Irregular y caprichoso, cuando est¨¢ en un d¨ªa inspirado hay pocos directores que posean su fuerza y magnetismo.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.