A?o nuevo, vida vieja
En el r¨¢pido tiroteo de las tertulias de la radio, una etiqueta basta para descalificar propuestas largamente meditadas. Recientemente, fui acusado de haber sostenido desde hac¨ªa a?os la misma doctrina liberal de la flexibilizaci¨®n de plantillas como soluci¨®n para el desempleo. La clave era el cansino tono con el que se pronunciaron las palabras. misma y liberal, lo que implicaba que mi propuesta era vieja y dogm¨¢tica. Contesto que siento rubor de haber acertado tantas veces a lo, largo de m¨ª vida. Llegado el a?o de. 1996, noto necesidad de cambiar de opiniones, Si. las reviso es para ahondar en sus, principios y radicalizar sus conclusiones, empujado por los malos efectos de soluciones aguadas e intermedias.Dar¨¦ alguna muestra de mi trayectoria estelar. Mis maestros de la London School of Economics me curaron de toda inclinaci¨®n hacia el marxismo. En 1959 decid¨ª traducir al espa?ol La miseria del historicismo de Karl Popper, dedicada la las v¨ªctimas de la creencia comunista y fascista en las leyes de la historia". Luego contribu¨ª a, organizar el Simposio de Burgos de 1968 "en torno a Ja filosofia de la ciencia de Popper,". Pese al lugar y la fecha poco prometedores, conseguimos que el pensamiento cr¨ªtico desplegase all¨ª sus alas sin que una de las dos Espa?as le helara el coraz¨®n. No es d¨¦ extra?ar pues que en 1994 me sintiera con autoridad suficiente para sugerir en este mismo peri¨®dico que los comunistas pidieran perd¨®n de rodillas por los cr¨ªmenes cometidos en nombre de su superstici¨®n. En 1975, escribimos Manuel Jes¨²s Gonz¨¢lez, Mar¨ªa Victoria Malav¨¦ y yo Una historia del INI. Con tono ecu¨¢nime, propusimos dos tesis entonces subversivas: una, que lejos de contribuir a la creaci¨®n de una sana industria nacional, el Instituto ha visto quebrar todas sus empresas, con algunas excepciones en actividades intervenidas; y otra, que la responsabilidad de este fracaso no correspond¨ªa a los directivos de las empresas, sino a la necesaria intromisi¨®n de la pol¨ªtica en todo sector nacionalizado. Hoy la privatizaci¨®n es bandera de todos.
En 1981, me enzarc¨¦ en una pol¨¦mica en las p¨¢ginas de Cambio 16 con Alfonso Guerra sobre los remedios del paro involuntario. Alfonso pronto se retir¨® del combate, falto de argumentos, como se vio cuando el Gobierno del que era vicepresidenle fracas¨® en el intento de crear "800.000 puestos de trabajo". La cuesti¨®n era si el Estado puede crear empleo directamente o si el mercado libre es un mecanismo m¨¢s eficaz para que obtenga trabajo todo el que lo busque seriamente. No parece que la expansion guerrista del empleo p¨²blico produjera los resultados apetecidos.
Tambi¨¦n ha fracasado la soluci¨®n aguada e intermedia del actual Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez de fomentar la contrataci¨®n temporal de nuevos empleados, mientras se mantiene el salario m¨ªnimo y la estabilidad de los empleados antiguos, dos formas de discriminaci¨®n contra j¨®venes y, mujeres. Han pasado 14 a?os y la"proporci¨®n de la poblaci¨®n activa espa?ola que sufre paro involuntario nunca ha ca¨ªdo por debajo del 15%, o en el caso de los j¨®venes menores de 20 a?os, del 50%.
Fracasadas las recetas a la europea, ha llegado el momento de conceder una mayor libertad de despido, para el acomodo de los salarios a la productividad y de los puestos ofrecidos a la demanda de empleo. Propongo, pues, que, por un lado, se sustituya el salario m¨ªnimo, por el contrato de aprendizaje; y, por otro, se conviertan todos los contratos de trabajo en indefinidos, pero con un m¨¢ximo de 12 d¨ªas de indemnizaci¨®n por a?o trabajado en caso de despido "injustificado", en vez de un m¨ªnimo de 45.
Pero, me preguntar¨¢n los responsables pol¨ªticos del PP entras nerviosamente cuentan y recuentan posibles votos), ?no teme. usted que los patronos aprovechen para ponernos a todo en la calle de la noche a la ma?ana? Conf¨ªen en buen criterio. Todos los contratos temporales se convert¨ªan en indefinidos (?oigan esto, votantes j¨®venes!). Para enviar una hecatombe de trabajadores antiguos, la garant¨ªa de, 5 d¨ªas habr¨ªa de reducirse por tramos a lo largo de tres, a?os. s¨ª dar¨ªa tiempo para que los incentivos del sistema de la libertad hicieran su efecto y aumentase la productividad de los trabajadores de todas clases (inclusive la de los fijos). Pese una inevitable rotaci¨®n, se reducir¨ªa el desempleo al nivel de, a Gran Breta?a o los Estados Unidos. Ver¨¢n como tambi¨¦n en esto acierto.
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