Aquino redime al Rayo
Los de Vallecas Ievantan dos goles en contra ante el Athletic
Un final ¨¦pico, s¨®lo eso. Rubricado adem¨¢s, en una de esas paradojas que se reserva siempre este deporte, con un gesto t¨¦cnico, de los que ayer huyeron despavoridos ambos contendientes. El partido no tuvo m¨¢s que la incertidumbre del ¨²ltimo tramo. De ¨¦l sali¨® redimido el Rayo. Y herido el Athletic, que dilapid¨® en ocho minutos una renta de dos goles. El resto fue un f¨²tbol de otra ¨¦poca, cavernario. Un horror.Hac¨ªa tiempo, m¨¢s all¨¢ incluso de la ya lejana era Vidal, que Vallecas no recog¨ªa un bal¨®n del segundo anfiteatro. Pues all¨ª volvi¨® ayer la pelota, por obra de uno de los millones de pelotazos con los que el Athletic construy¨® el encuentro. El conjunto vasco condujo la cita hacia un terreno olvidado, basado en valores pasados: el m¨²sculo, el desgaste, el car¨¢cter aguerrido... Llev¨® el partido hacia el aburrimiento.
Y en ese terreno olvidado, basado en valores pasados de moda, el Athletic se comi¨® al Rayo, otro de esos equipos que defiende principios m¨¢s propios de la antig¨¹edad (los marcajes al hombre, por ejemplo). Los visitantes se?alaron al bal¨®n como un enemigo y fueron a por ¨¦l como a la guerra. Un toque embravecido que pudo con la timidez del Rayo. Lo del grupo local fue peor a¨²n: acept¨® el gui¨®n rocoso, pero trat¨® de meterse en ¨¦l con aire asustadizo y buenas palabras.
Poco a poco, el Athletic fue asaltando las propiedades del Rayo. A golpe de corneta y maquillado ligeramente con el f¨²tbol coherente de Felipe, un joven con muy buena pinta, el equipo de Stepi fue haci¨¦ndose notar. Sus ataques, eso s¨ª, conclu¨ªan siempre de la misma manera, con una olla sobre el ¨¢rea.
Con el gol de Etxeberria, el Athletic retras¨® posiciones y se encomend¨® al patad¨®n y al contragolpe. Con el Rayo al ataque, cada despeje contundente de la poblada zaga visitante se convert¨ªa en una seria amenaza. Sobre todo, frente a una defensa de pl¨¢stico.
Marcos Alonso contest¨® al mal partido de los suyos, el de Calder¨®n en especial, con cambios valientes, llenando de delanteros el barrizal de Vallecas. Pero la contra del Athletic result¨® efectiva y puso finalmente el partido para empaquetar, m¨¢s expuesto a la goleada que a cualquier otra cosa.
Fue entonces, con todo perdido, cuando el Rayo acert¨® a levantar el partido. Se ali¨® a la ¨¦pica, una caracter¨ªstica muy propia de los choques f¨ªsicos, cerr¨® los ojos y se puso a so?ar. Lleg¨® el tanto de On¨¦simo, la lluvia de ocasiones y al final, el empate. Cuando ya todo el mundo lo daba por imposible, apareci¨® el gesto t¨¦cnico de Aquino. Un golpe cerebral, el ¨²nico que presenci¨® Vallecas.
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