Los animales mantienen el rito de san Ant¨®n
Miles de animales acudieron ayer a la ventana de la iglesia de San Ant¨®n para recibir las bendiciones del santo; sus due?os se vieron en la tesitura de tener que guardar dos colas, una para que sus mascotas se encomendasen al patr¨®n y otra para comprar los panecillos que, seg¨²n la tradici¨®n, son portadores de suerte y dinero y, seg¨²n quienes los elaboran, se mantienen tiernos mucho tiempo por obra de una receta secreta procedente de Egipto. La bendici¨®n fue igual para todos: "El se?or bendiga este animal, y por la bendici¨®n de san Ant¨®n libre a su cuerpo de todo mal".
Gracias a que la f¨®rmula de la bendici¨®n es breve, las largas colas que se formaron, sobre todo en la ma?ana, avanzaron con cierta rapidez. A todos los animales all¨ª reunidos, sin embargo, se les antoj¨® una eternidad a juzgar por el nerviosismo que mostraban.Algunos due?os de animales lo achacaban a que eran presas de muchos y variados olores; otros, poseedores de gatos, a que s¨®lo los sacan de casa para ir al veterinario y el asunto no siempre les resulta grato. Los menos, amos de mascotas menos habituales como hamsters; tortugas, ratones o loros, guardaron la cola impert¨¦rritos a la escandalera que, sobre todo los perros, ten¨ªan organizada.
Tambi¨¦n pareci¨® imperturbable el p¨¢rroco de la iglesia, que ni se enfad¨® cuando le recriminaron haber empezado tarde, ni hizo el m¨¢s m¨ªnimo gesto de susto ante la bravuconada de alg¨²n animalito. La gata Luna, por ejemplo, desconoc¨ªa por completo las bondades de ser bendecida, y, sin embargo, si tiene bien aprendida su condici¨®n de animal f¨®bico al agua. Para ella, el agua bendita no se diferencia en nada del agua llana y simple, y bast¨® que el p¨¢rroco iniciara a penas el gesto de espurrearla, para que emitiera un bufido de libro, pelo erizado y columna arqueada incluidos, que hizo saltar por lo! aires el perifollo que su due?a, le hab¨ªa colocado en la cabeza.
Los actos continuaron, seg¨²n el programa previsto, en la calle de Barcel¨®, donde se hab¨ªan instalado para la ocasi¨®n dos tribunas, una para los representante de este mundo (en este caso, el alcalde, Jos¨¦ Mar¨ªa ?lvarez del Manzano, y otras autoridades municipales) y otra que acogi¨® la imagen del santo venerado y al p¨¢rroco de San Ant¨®n. Desde all¨ª comenz¨® el desfile conocido como Las Vueltas, que este a?o, seg¨²n explic¨® el sacerdote, ha recuperado una vieja tradici¨®n: entregar comida bendecida los animales presentes.
Por fin se sortearon ocho perros, tres m¨¢s de los anunciados por el Ayuntamiento, ante la avalancha de peticiones de los ¨²ltimos d¨ªas. Sin embargo, la sorpresa fue may¨²scula cuando despu¨¦s de leer, los nombres de los ocho agraciados, s¨®lo se acercaron a recoger su cachorro dos de las citadas: Dulce, que quiere consolarse de la p¨¦rdida reciente de su mascota con el perrito negro como el tiz¨®n que cogi¨® entre sus brazos, y Josefa, que le ha tocado uno de colores blanco y canela, que no para de temblar y que ella arropa bajo su abrigo.
Los restantes afortunados en el sorteo no aparec¨ªan, de modo que alguna autoridad dio permiso y los perrillos se fueron entregando a diestro y siniestro, a cualquier persona interesada. ?se fue el caso de Patricia, una ni?a de nueve a?os que quiere ser veterinaria y que acudi¨® a la calle de Barcel¨® con su conejo. Al atardecer volvi¨® a casa con su conejo, los ojos enrojecidos de llorar (pensaba que no se lo iban a dar) y un cachorro color canela que eligi¨® de entre los que quedaban hu¨¦rfanos en la furgoneta.
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