Un cuento de Tint¨ªn
La primera comparecencia p¨²blica del rais legitimado fue un cuento de Tint¨ªn, lleno de contrastes. De entrada, el escenario: la cubicular residencia de, Arafat se recorta n¨ªtida junto a la playa mediterr¨¢nea. Los emparrados de jazm¨ªn contrastan con la miseria circundante sobre la que germina el desempleo.Y contrastan con el paisanaje, ese brusco sistema de seguridad en que se plasman las torpezas autocr¨¢ticas del l¨ªder democr¨¢tico. Los gorilas mantienen a raya a todo bicho viviente, impiden a los ministros europeos -?los que han pagado su aprendizaje!- echar unas palabras a los micr¨®fonos en el zagu¨¢n, saltan a los coches como los chavales trepan a, los tranv¨ªas. Un estilo bananero que recuerda al del general Tapioca. ?Recuerdan Tint¨ªn y los p¨ªcaros?
Si de su entorno emanan efluvios policiales, de su persona surgen vibraciones de osito de peluche, como le pasa al capit¨¢n Haddock. ?A qu¨¦ mitad de camino est¨¢ el rais entre el Pinto-Tapioca y el Valdemoro-Haddock, entre la potestas del guerrillero y la autoritas del estadista? Una quiz¨¢ no muy tard¨ªa normalidad democr¨¢tica dilucidar¨¢ el enigma. Pero no hay duda de que Yasir Arafat es un encantador de serpientes y perseguidor de complicidades. Le espeta a la presidenta semestral europea, Susanna Agnelli, para explicar su proyecto sobre Jerusal¨¦n: "Usted es quien mejor puede entenderme, porque Roma es una sola ciudad y doble capital, de Italia y del Vaticano".
?Presidente o l¨ªder?
Luego, ante los periodistas, la italiana responde a una pregunta envenenada: "?Trata usted a Arafat de presidente o de l¨ªder?" (que ambas cosas equivalen a rais). ?Es eso importante? Para m¨ª lo decisivo es que ha obtenido el 80%, o el 85% o el 90% de los votos% contesta Agnelli, pues a¨²n no se conoc¨ªa el escrutinio final. Y entonces, el caballero le agarra las manos, las manosea en tono suplicante, sonrisa en ristre: "Eso no, 90% no, no me conviene para nada".El l¨ªder palestino acababa de regalar a sus padrinos europeos la imagen. Hasta entonces la CNN, casualmente olvidadiza de que era Europa la responsable de orquestar el control de las elecciones, y su pagana, tuvo que emitir las im¨¢genes. Hasta entonces sus pantallas s¨®lo supuraban la imagen de Jimmy Carter, un simple espont¨¢neo. Pero claro, m¨¢s popular que la del torpe Carl Lidbom, respetable ex ministro sueco que estuvo a punto de arruinar la reconocida eficacia de los 690 observadores a su cargo en una pat¨¦tica comparecencia p¨²blica en la que lo m¨¢s noticioso fue. la demostraci¨®n de su sordera. Tapioca convertido en Haddock evit¨® ese desastre. H¨¢bil estratagema para que los padrinos europeos le sigan regalando juguetes imprescindibles.
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