Chirac se detiene
EL PRESIDENTE de Francia, Jacques Chirac, anunci¨® ayer que la prueba nuclear efectuada el pasado fin de semana en el atol¨®n de Fangataufa, con una bomba de una potencia seis veces superior a la que destruy¨® Hiroshima, es la ¨²ltima. No habr¨¢ m¨¢s, y Francia suscribir¨¢ en breve el tratado de prohibici¨®n de pruebas nucleares. Era previsible que as¨ª fuera, pero todav¨ªa hubo un ¨²ltimo gesto de autoafirmaci¨®n francesa al mantener Par¨ªs la inc¨®gnita durante unas horas, a la espera de comprobaciones t¨¦cnicas.Medio a?o despu¨¦s del comienzo de la campa?a, la impresi¨®n generalizada es que Chirac ha pretendido recordar al mundo, incluidos sus socios europeos, la grandeur nuclear de Francia y subrayar que el hu¨¦sped del El¨ªseo es el ¨²nico due?o de su pa¨ªs y de sus posesiones ultramarinas. Un poco pat¨¦tico todo ello. Pero est¨¢ claro que Chirac no lo ve as¨ª. La reacci¨®n internacional a la que por el momento es la ¨²ltima bomba ha sido, en cambio, la normal. Indignaci¨®n por doquier. Desde los pa¨ªses del Pac¨ªfico -"irresponsable" para Australia, "escandalosa" para Nueva Zelanda y "lamentable" para Jap¨®n- hasta el Viejo Continente, donde varios socios de Francia -Holanda, Suecia y Austria- han reiterado su condena.
En la misma Francia, la oposici¨®n y los medios de comunicaci¨®n hab¨ªan expresado su vivo deseo de que Chirac terminase de una vez por todas con esta aventura que tanto ha da?ado la imagen exterior de Francia y se ocupara de los verdaderos problemas de sus compatriotas: desde el desempleo hasta la reforma del Ej¨¦rcito y la reducci¨®n de la mili.
Chirac ha repetido en estos seis meses que Francia firmar¨¢ antes del pr¨®ximo verano el tratado de prohibici¨®n total de las pruebas nucleares, cuyas negociaciones han sido reemprendidas en Ginebra el pasado d¨ªa 22. El presidente franc¨¦s ha a?adido que, a partir de entonces, se convertir¨¢ en un firme militante de la causa de la prohibici¨®n total de estas explosiones, incluidas aquellas de peque?a potencia que no pueden ser registradas por los sism¨®grafos. Como otros pa¨ªses, Francia realizar¨¢ a partir de entonces simulaciones de explosiones nucleares en laboratorio.
Francia podr¨ªa haberse ahorrado esta ¨²ltima serie de pruebas reales. La potencia y fiabilidad de sus ¨²ltimos artefactos era comprobable en laboratorio, seg¨²n expertos. Estados Unidos se ofreci¨® a ayudarle en esta tarea, como lo hace con el Reino Unido. Pero Chirac rechaz¨® la oferta. Las seis explosiones en el Pac¨ªfico no s¨®lo han extendido en el mundo una imagen guerrera y chovinista de Francia, sino que dejan pendientes algunos graves problemas. Desde el punto de vista ambiental, la confirmaci¨®n por parte del Comisariado para la Energ¨ªa At¨®mica franc¨¦s de la existencia de fugas radiactivas en las cercan¨ªas de Mururoa han ratificado los peores temores. No es todo tan f¨¢cil y limpio como se pinta. Desde el punto de vista pol¨ªtico, el gesto de Chirac expresa una profunda insolidaridad con sus aliados de Europa, Norteam¨¦rica y Asia y es un mal ejemplo universal.
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