Concluir antes de comenzar
JAVIER TUSELLEl autor analiza la oportunidad del debate entre los dos principales candidatos para las pr¨®ximas elecciones generales del 3 de marzo
Theodore White fue un gran periodista norteamericano que. sigui¨® puntualmente las campa?as presidenciales de su pa¨ªs y las narr¨® en una serie de libros deliciosos por su finura en el an¨¢lisis. Al tratar de la de 1964, que enfrent¨® a Johnson contra Goldwater, encontr¨® la clave de lo sucedido en la peculiaridad de este ¨²ltimo candidato republicano, empe?ado en no hacer olvidar su pasado, que era muy radical hacia la derecha. "Hasta Johnson es mejor que Goldwater", dec¨ªa una pancarta vista por White en un recinto universitario. Sin embargo, m¨¢s cruel fue la imagen que se le ocurri¨® a un periodista amigo. Goldwater, escribi¨®, era como un perro que llevara atada a la cola una lata: cuanto m¨¢s corr¨ªa m¨¢s ruido hac¨ªa y no precisamente a su favor. White apenas coment¨®, en su libro, los resultados porque. -asegur¨®- "todo estaba concluido antes de que comenzara". Johnson sac¨® sobre su rival mayor ventaja que en todas las elecciones anteriores.Hay ocasiones en que las campanas parecen tener un resultado predeterminado y en las que, en consecuencia, parece no tener sentido la discusi¨®n a fondo de los temas de controversia. En Espa?a ya hemos pasado por una experiencia parecida, la de 1982, y no parece que ahora sea juzgada con entusiasm¨®. En aquella ocasi¨®n no se discuti¨® y el ¨²nico alivio consisti¨® en que tampoco se puso en pr¨¢ctica el programa del vencedor, de forma abrumadora, en los comicios. Semana tras semana, el voto de quien estaba en el Gobierno fue adelgazando hasta quedarse convertido en una delgada pel¨ªcula, posibilidad que no puede darse por completamente descartada 14 a?os despu¨¦s.
Ahora pasamos por id¨¦nticos peligros. El que afecta al goteo del voto se refiere a Felipe Gonz¨¢lez, quien -lo siento por ¨¦l, pero ha sido el producto en gran medida de decisiones propias- ejerce, en la actualidad, de Goldwater. Todo lo que haga durante la campa?a le ser¨¢ depositado cuidadosamente en el platillo negativo de su balanza.Si va a un museo, se le reprochar¨¢ instrumentalizar la cultura. Si trata de reanimar la memoria hist¨®rica, se le recordar¨¢ el pasado m¨¢s inmediato. S¨ª intenta practicar el activismo exacerbado, acabar¨¢ como el perro con la lata. Si procura la discreci¨®n, se le dir¨¢ que practica la momificaci¨®n. Oyendo a los dirigentes socialistas -incluso en los casos mejores, como el de Solbes-, se tiene la sensaci¨®n de que nacen de personas con experiencia, pero a las que se les ha resecado la imaginaci¨®n.
EI problema de Aznar y de los suyos no parece la falta de imaginaci¨®n, sino de concreci¨®n. Eso, sin embargo, nace del punto de partida que le han servido sus contrincantes. 'Nadie va a arriesgarse a la precisi¨®n si sabe que eso le puede da?ar y eso vale a¨²n m¨¢s para los casos en que habr¨ªa que tomar decisiones duras y dif¨ªciles. La pretensi¨®n de que las proponga en campa?a, cuando lleva considerable ventaja, recuerda algo que dice Kissinger en su ¨²ltimo libro: la garant¨ªa que ofrecen los pa¨ªses de que cumplir¨¢n sus tratados tiene, como las profesiones de castidad, una credibilidad limitada, ya que es poco probable que alguien anuncie que la abandona antes de pasar a los hechos. Aznar est¨¢ diciendo cosas muy generales, pero tambi¨¦n muy sensatas, y tiene a su favor un argumento que parece suficiente. Visto el balance del adversario y despu¨¦s de 14 a?os, pasar la p¨¢gina de una vez no es precisamente una tentaci¨®n injustificada.
Pero conviene hacerlo con un debate lo m¨¢s a fondo posible. Esta exigencia ser¨ªa buena en cualquier ocasi¨®n, pero lo es m¨¢s todav¨ªa cuando el tercero en discordia se ha situado, por voluntad propia e inequ¨ªvoca, en esa galaxia lejana en la que con raz¨®n le coloca Felipe Gonz¨¢lez. Tambi¨¦n la lectura de White resulta ¨²til en esta ocasi¨®n. De un precandidato norteamericano en 1968 dijo que, al tratar de determinados temas, parec¨ªa un pato tratando de hacer el amor con una pelota de goma, y no se me ocurre mejor forma de describir la manera que tiene de desenvolverse Anguita con respecto a la econom¨ªa actual. Por eso el debate entre los dos candidatos mejor situados, incluso con certeza del resultado, tiene un muy primordial inter¨¦s para el ciudadano.
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