Valent¨ªn Vallhonrat viaja al otro lado del espejo
El fot¨®grafo retrata mu?ecas, maniqu¨ªes, figuras religiosas y estudios anat¨®micos
La exposici¨®n Cristal oscuro re¨²ne en el antiguo MEAC (Ciudad Universitaria, Madrid) una selecci¨®n de las ¨²ltimas fotograf¨ªas de Valent¨ªn Vallhonrat (Madrid, 1956)- Son 50 piezas de diferentes figuras. que proceden de ¨¢mbitos muy diferentes: de instituciones de zoolog¨ªa, de un centro de belleza o de una peluquer¨ªa, de una escuela de mu?ecas antiguas, de museos de escultura o de anatom¨ªa. Se trata de una propuesta formal inusual que invita a explorar las emociones humanas a partir de diferentes arquetipos culturales.Las paredes de una de las salas del antiguo MEAC se han llenado de im¨¢genes. De unos retratos peculiares que congelan diferentes emociones que habitualmente se atribuyen a ese espec¨ªmen que circula por el mundo formando parte de un batall¨®n que se conoce como ser humano. No hay, sin embargo, ni una sola fotograf¨ªa de hombre alguno, ni de mujer. Los rostros que cuelgan all¨ª pertenecen a maniqu¨ªes, a mu?ecas, a los monos construidos por taxidermistas, a los estudios en cera de los anatomistas, a las figuras religiosas que tallaron los escultores de ¨¦pocas antiguas. Ninguna de estas im¨¢genes esconde su condici¨®n, pero lo que el visitante encuentra es un pu?ado de balas que le perforan la mirada para trasladarlo a otro lado. Representar
"Yo he visto algunos monos y los monos no son as¨ª", explica Valent¨ªn ValIlhonrat frente a sus im¨¢genes que recogen el trabajo de unos taxidermistas. "Lo que me interesa es reflexionar sobre los resortes del proceso de la representaci¨®n, sobre la manera de fabricar las im¨¢genes. Es lo que hace, en definitiva, la fotograf¨ªa: representar. Pero detr¨¢s de cada representaci¨®n hay una mirada detr¨¢s de cada mirada hay un sinf¨ªn de convenciones. El resultado, por tanto, es arbitrario. Se fabrica la imagen de un mono y se le atribuyen gestos y emociones que acaso no tengan tanto que ver con el propio mono como con la manera con que una ¨¦poca se lo representa".
Hay en la exposici¨®n rostros de ¨¢ngeles, de mu?ecas, de maniqu¨ªes. Son los rostros de unas figuras y, sin embargo, expresan el dolor o la ternura, la templanza o la furia. "Cuando de ni?o rezas delante de la figura de un crucificado incorporas de manera inconsciente el dolor que representa y, adem¨¢s, te han dicho que es ese dolor el que te va a redimir. Cuando miras las formas perfectas de un maniqu¨ª, incorporas sin darte cuenta unos patrones de belleza que van a condicionar tus relaciones cotidianas".
Babelia
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