Negocios, s¨ª; en Cuba, tambi¨¦n

Durante las celebraciones del 50? aniversario de las Naciones Unidas, en octubre pasado, el alcalde de Nueva York trat¨® de humillar a Fidel Castro excluy¨¦ndole de la gran gala a la que acudieron los dem¨¢s presidentes del mundo. Pero Castro no pas¨® la noche ni solo ni en vano. En la residencia de su embajada, el presidente cubano rompi¨® su aislamiento con una reuni¨®n con inversores y empresarios norteamericanos interesados en hacer negocios con Cuba, que se presenta como uno de los mercados m¨¢s prometedores y atractivos de este continente.Uno de los que acudieron a aquella reuni¨®n es Dwayne Andreas, presidente de Archer Daniels Midland, una empresa productora de granos en Illinois. Andreas sali¨® de la conversaci¨®n con Castro convencido de que las autoridades cubanas har¨¢n "todo lo que sea necesario para que su mercado resulte seguro", y desde entonces es uno de los hombres de negocios estadounidense que consideran que el embargo a Cuba es "est¨²pido" y que es preciso establecer relaciones comerciales con la isla, como ya se hizo con Vietnam. La presi¨®n en ese sentido ha empezado a sentirse con fuerza en Estados Unidos en los ¨²ltimos meses, en parte para contrarrestar el intento de un grupo de congresistas, encabezados por el. senador Jesse Helms, de aprobar una ley para endurecer el embargo.

"Hay un sentimiento, cada vez m¨¢s extendido, de que Cuba es la ¨²ltima frontera comercial del hemisferio occidental y que, con las condiciones adecuadas, vamos a ver all¨ª una econom¨ªa similar a la de Chile, con un tremendo potencial para la exportaci¨®n y la importaci¨®n", afirma Tom Cox, director ejecutivo del Consejo de Negocios Cuba-EE UU, una organizaci¨®n privada que fomenta en Washington el comercio entre los dos pa¨ªses.

Numerosas visitas

Seg¨²n John Kavulich, presidente del Consejo Econ¨®mico y Comercial Estados Unidos-Cuba, un grupo de similares prop¨®sitos, m¨¢s de 1.300 hombres de negocios norteamericanos han visitado la isla en el ¨²ltimo a?o, casi un millar m¨¢s que en el a?o anterior.

Entre las empresas que han enviado ejecutivos para revisar las condiciones inversoras en Cuba est¨¢n Colgate Palmolive, Procter and Gamble, General Motors, KMart, Gillette y Johnson and Johnson, as¨ª como promotores tur¨ªsticos entre los que se encuentran Sheraton, Radisson y Royal Caribbean Cruise Lines. En enero, un congresista norteamericano, Joseph Moakley, viaj¨® a Cuba acompa?ado de un grupo de ejecutivos de Nueva Inglaterra, entre ellos miembros de la compa?¨ªa ATT, que buscaban informaci¨®n sobre uno de los mercados m¨¢s atractivos de la isla: las telecomunicaciones.

Muchos de los empresarios que han viajado recientemente a Cuba han firmado cartas de intenciones con el Gobierno cubano para abrir espacio a sus inversiones en la isla, una vez que ¨¦stas sean autorizadas por la legislaci¨®n norteamericana. Tom Cox calcula que, cuando ese momento llegue, las exportaciones de EE UU a Cuba pueden oscilar anualmente entre los 5.000 y los 7.000 millones de d¨®lares, lo que equivale a unos 100.000 puestos de trabajo en territorio norteamericano, principalmente en los Estados del sur.

Antes de que fuera impuesto el embargo, hace 33 a?os, el comercio entre los dos pa¨ªses era de unos 4.000 millones de d¨®lares anuales. El mercado cubano, aunque es s¨®lo el 12% del tama?o del de Vietnam, est¨¢ mucho m¨¢s unido al norteamericano desde el punto de vista hist¨®rico y cultural, y sobre todo se encuentra a media hora de vuelo de Estados Unidos. Pese a sus ventajas comparativas, los empresarios norteamericanos tienen miedo de que, si el embargo, no es levantado pronto, pueden quedar rezagados en el reparto de la tarta comercial de Cuba, donde la inversi¨®n extranjera (especialmente de Espa?a, Alemania y Canad¨¢) alcanz¨® los 2.500 millones de d¨®lares (m¨¢s de 300.000 millones de pesetas) el a?o pasado.

Pero no todos los sectores en Estados Unidos favorecen el aumento del intercambio comercial con Cuba. Ninoshka P¨¦rez, portavoz de la Fundaci¨®n Nacional Cubano-Americana, la principal organizaci¨®n del exilio cubano, asegura que "una dictadura como la cubana jam¨¢s podr¨¢ ofrecer las garant¨ªas que los empresarios piden para una inversi¨®n".

Jack Sweeney, de la Heritage Foundation, considera que esta precipitaci¨®n por abrir los mercados en Cuba tiene motivaciones pol¨ªticas, no comerciales. "No creo que Cuba sea realmente un buen mercado. Los cubanos no tienen dinero, la poblaci¨®n no entiende las leyes de la oferta y la demanda. Si la gente quiere invertir, que invierta, pero deben saber que nada ha cambiado realmente en Cuba", opina Sweeney.

Pese a la presi¨®n de algunos inversores, la Administraci¨®n no ha suavizado hasta el momento las medidas del embargo m¨¢s que en algunos aspectos humanitarios. La compa?¨ªa farmac¨¦utica Merck pag¨® el a?o pasado 127.500 d¨®lares en multas por sus negocios con el Gobierno cubano. A los empresarios que viajaron con el congresista Moakley se les oblig¨® a pagar 8.500 d¨®lares antes de salir de EE UU, y no se les permiti¨® visitar posibles fuentes de negocios como una planta de tabaco.