LA OPINI?N DE LOS PARTIDOS
?Es posible frenar el consumo de drogas?
La apreciaci¨®n de los distintos partidos pol¨ªticos sobre c¨®mo ha evolucionado el problema de la droga en Espa?a: el consumo no se ha frenado, si acaso, se ha estabilizado en ciertas sustancias. Pero s¨ª se ha avanzado en la conciencia de pol¨ªticos y ciudadanos en general sobre el drama personal que hay tras cada adicci¨®n.
Un avance que se ha dado tambi¨¦n en el planteamiento internacional del problema, motor de colaboraci¨®n social y policial, pero un freno a su vez de cualquier tipo de estrategia alternativa que se aleje del tradicional modelo represivo.
La reciente explosi¨®n del consumo de alcohol entre los adolescentes preocupa especialmente al PP y al PNV, con menci¨®n expresa en sus programas, sin que todav¨ªa ning¨²n experto haya dirigido su mirada hacia el norte de Europa para comprobar que, el consumo juvenil compulsivo es un fen¨®meno habitual en aquellas sociedades desde hace m¨¢s de tres d¨¦cadas.
Proclamado de antemano por todos los portavoces pol¨ªticos el absoluto respeto a las libertades individuales, la apreciaci¨®n sobre la relaci¨®n droga-sociedad separa fuertemente al PP del resto de los partidos. El primero apuesta abiertamente por la tarea, cuando menos herc¨²lea, de lograr una sociedad libre de drogas. "Nuestro objetivo es la no dependencia a ninguna sustancia", reza su propuesta. El camino elegido consiste en fomentar la "cultura del rechazo" frente a la de la tolerancia, que considera culpable de buena parte de los males actuales.
Una sociedad con drogas no es deseable para nadie, dicen los dem¨¢s responsables pol¨ªticos, pero haberlas, haylas, admiten. Por ello, el discurso que tejen, al menos a medio plazo, persigue m¨¢s bien convivir con las drogas al m¨ªnimo coste posible.
LA OPINI?N DE LOS PARTIDOS
?Se puede separar drogas blandas de duras con vistas a su legalizaci¨®n?
El envite que lanz¨® el a?o pasado el responsable del Plan Nacional sobre Drogas, Carlos L¨®pez Ria?o, sobre un posible debate en tomo a las drogas blandas y m¨¢s concretamente el cannabis, ha dejado escarmentados a todos los partidos hasta el punto de que ninguno, salvo Izquierda Unida, est¨¢ dispuesto a abordarlo en la pr¨®xima legislatura. Se acogen a la teor¨ªa de la escalada, con el porro como droga de iniciaci¨®n, y al aumento del consumo que provocar¨ªa la legalizaci¨®n. Pero frente al argumento repetido de que la mayor¨ªa de los toxic¨®manos empezaron con el cannabis, muchos expertos internacionales desaf¨ªan a hacer el c¨¢lculo en sentido inverso. Es decir, a comprobar cu¨¢ntos ciudadanos que han consumido esta droga se han convertido en adictos. ?Ser¨¢n drogadictos el 18% de los estudiantes espa?oles que seg¨²n la encuesta del plan nacional consumieron porros alguna vez a lo largo de 1994?
La teor¨ªa de IU es que a cada sustancia t¨®xica hay que darle el valor que tiene, evitando el efecto mitificador del mensaje del miedo. Y el mensaje sobre esta droga, cuyos efectos para la salud a¨²n son discutidos por la comunidad cient¨ªfica, y que incluso es usada por muchos m¨¦dicos estadounidenses en tratamientos de c¨¢ncer o sida, es dif¨ªcil de empaquetar para la juventud. Izquierda Unida va m¨¢s all¨¢ en su filosof¨ªa antiprohibicionista y se muestra como el ¨²nico partido dispuesto a estudiar el control del mercado de todas las drogas de la misma forma que los Estados controlan el de los f¨¢rmacos.
LA OPINI?N DE LOS PARTIDOS
?D¨®nde y c¨®mo deben ser tratados los toxic¨®manos?.
Pocos se acuerdan hoy de las reticencias pol¨ªticas y de las manifestaciones ciudadanas que se produjeron a mediados de los ochenta contra el uso de la metadona -un derivado opi¨¢ceo similar a la hero¨ªna, pero de consumo oral- y el reparto de jeringuillas entre los heroin¨®manos. El sida ha hecho indiscutibles hoy ambas medidas de reducci¨®n de riesgos. Los programas de metadona aparecen hoy como un compromiso de todos los partidos, tanto en centros asistenciales como dentro de las c¨¢rceles, para la poblaci¨®n toxic¨®mana. A¨²n se tendr¨¢ que vencer el rechazo de algunos barrios a la concentraci¨®n de toxic¨®manos en torno a la creaci¨®n de centros espec¨ªficos, rechazo que el Pa¨ªs Vasco ha sorteado de alguna manera, involucrando a algunas farmacias en la dispensaci¨®n de metadona. "Existe una soluci¨®n, que es la pedagog¨ªa pol¨ªtica", indica el representante de CiU, en referencia a la necesidad de redoblar los esfuerzos en formar a la poblaci¨®n.
La situaci¨®n de los delincuentes toxic¨®manos es quiz¨¢ la mayor novedad que presentan las propuestas pol¨ªticas para la pr¨®xima legislatura. Un 65% de los presos cumple condenas en las c¨¢rceles espa?olas por delitos relacionados con la droga. Al amparo del nuevo C¨®digo Penal, ninguno duda sobre la conveniencia de que aquellos sobre los que recaigan penas cortas cumplan sus condenas en centros de desintoxicaci¨®n. El PP da un paso m¨¢s y propone que se considere un derecho del recluso y no s¨®lo una prerrogativa del juez. El PNV propone establecer c¨¢rceles blancas, unidades especiales de tratamiento dentro de las propias prisiones.
Una soluci¨®n no prevista en los programas electorales y una oportunidad perdida en el nuevo C¨®digo Penal, seg¨²n ha indicado la juez decana de Madrid, Manuela Carmena, es la menci¨®n expresa a la reinserci¨®n como objetivo ¨²ltimo de las penas de privaci¨®n de libertad, como prev¨¦ la Constituci¨®n. Esto permitir¨ªa, teniendo el cuenta el retraso en la justicia, que aquellas personas ya desintoxicadas y reinsertadas socialmente no tuvieran que cumplir condena a?os despu¨¦s de cometer el delito.
LA OPNI?N DE LOS PARTIDOS
?Est¨¢n dispuestos a introducir en Espa?a tratamientos con hero¨ªna?
Los pol¨ªticos espa?oles, excepto los de IU y CiU, no est¨¢n dispuestos a dar un paso m¨¢s all¨¢ del que han dado con la metadona en el tratamiento de los toxic¨®manos. Al menos por el momento. Como mucho, esperan a que el revolucionario programa suizo de tratamiento controlado con hero¨ªna de grupos reducidos y muy marginales de adictos sea evaluado por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud. De entrada, el PNV considera que es contradictorio como filosof¨ªa de tratamiento. Este ejemplo, que ha sido seguido tambi¨¦n en la ciudad inglesa de Liverpool y seguido ¨²ltimamente por las autoridades holandesas, tuvo en su momento su eco en Espa?a. Fue la Administraci¨®n auton¨®mica catalana la primera en plantearse su pr¨¢ctica. El tema sigue en fase de estudio.
Los suizos, que tuvieron que pedir permiso a la ONU para comprar la hero¨ªna necesaria, nunca se lo han planteado como un tratamiento, ya que en principio est¨¢ destinado a un grupo muy especial de heroin¨®manos, con una larga historia de fracasos terap¨¦uticos y en precario estado de salud. La filosof¨ªa es tratar a estos pacientes como se har¨ªa con un diab¨¦tico: proporcionarle bajo cuidados m¨¦dicos la sustancia que su cuerpo necesita. La Administraci¨®n suiza, que valor¨® positivamente los primeros resultados obtenidos, persigue mejorar la calidad de vida de estos adictos y, sobre todo, evitar las consecuencias negativas sociales y sanitarias derivadas de la b¨²squeda de la droga en el mercado ilegal. Unas consecuencias negativas, que como se comprobado, afectan al resto de la sociedad.
LA OPINI?N DE LOS PARTIDOS
?Es eficaz multar a los que se drogan en la calle?
Aunque muchos no lo recuerden, desde la aprobaci¨®n de la ley Corcuera el consumo de drogas en p¨²blico est¨¢ sancionado en Espa?a con expedientes a los locales que lo permitan y multas individuales al consumidor de hasta 50.000 pesetas. S¨®lo en 1994 se impusieron un total de 43.244 sanciones administrativas en toda Espa?a, sin que la polic¨ªa disponga de datos sobre su cumplimiento. La realidad es que se han interpuesto muchos recursos para sortear la multa, y malamente se puede cobrar entre la poblaci¨®n marginada que se pincha donde puede. Habr¨¢ que replantearse la eficacia de esta medida, dice el PSOE. Para el PP, hay que "reforzar su car¨¢cter disuasorio", en el sentido de garantizar mejor su cumplimiento, y al igual que el PNV, sigue apostando por su efecto disuasorio sobre el consumo. Izquierda Unida considera que es una medida claramente ineficaz, "porque el problema no se soluciona evitando verlo".
La represi¨®n, tanto del consumo como de la oferta, y la prevenci¨®n siguen siendo los pilares fundamentales de la lucha contra la droga en la mayor¨ªa de los programas electorales, satisfechos, en general, con los instrumentos legales del nuevo C¨®digo Penal. En ¨¦l se mantiene la separaci¨®n penal de las drogas ilegales en funci¨®n de su da?o potencial para la salud. Sin embargo, la escasez de estudios cient¨ªficos a nivel internacional -hay pocos y muy contradictorios- sobre los verdaderos efectos de estas nuevas sustancias est¨¢ dando lugar a que en este momento se produzcan sentencias contradictorias especialmente en el campo del cannabis y de las drogas de dise?o.
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