El Bar?a no perdona al Madrid
Dos goles de Kodro y uno de Figo plasmaron Ia superioridad azulgrana
Queda Liga merced al Atl¨¦tico y hay Bar?a a costa del Madrid. El grupo azulgrana dej¨® al club blanco como mero espectador del campeonato. No parece haber sitio en el trono para ese colectivo que comanda un entrenador que lleva escrita en su gabardina la fecha de caducidad: 30-J. El Madrid no fue ayer el Madrid, sino que result¨® un equipo de Arsenio. Tuvo un arranque prometedor y cay¨® sepultado a goles como cuando el Depor visitaba el Camp Nou. Le sobr¨® miedo y le falt¨® pegada.El Bar?a, por el contrario, fue un equipo agresivo. Tuvo muchas agallas. Jug¨® a pecho descubierto y el grupo se envalenton¨® con el discurrir del choque. Siempre gust¨® de partidos con halo ¨¦pico. Nadie como el colectivo cul¨¦ para hinchar un encuentro y luego reventarlo. La ch¨¢chara del Madrid -que si la gallina de piel de Arsenio, que si ya toca ganar en el estadio, que nueve puntos de nueve...- api?¨® al Bar?a, y el Camp Nou se convirti¨® en un fort¨ªn.
No hab¨ªa otra salida que vencer o morir. Ganar significaba comenzar otra vez la Liga y perder supon¨ªa la defunci¨®n. Un partido s¨®lo para h¨¦roes., Y ah¨ª, por fin, sali¨® el f¨²tbol seco de Kodro. El bosnio abri¨® y cerr¨® el choque con dos puntazos que pillaron de espaldas a toda la zaga blanca. Estaba escrito. Marc¨® el 9 como corresponde a un equipo que juega con delantero centro y decidieron los extranjeros como se supone a un club que importa futbolistas para ganar la Liga.
Fue ayer el grupo de Cruyff un equipo previsible. Le jug¨® al Madrid con una alineaci¨®n cantada, una disposici¨®n inequ¨ªvoca y una actitud intimidatoria. Popescu se encarg¨® de sacar a Laudrup del encuentro y Ra¨²l qued¨® inutilizado en el flanco izquierdo, muy tapado por Ferrer, mientras Abelardo secaba a Zamorano. Quiso Cruyff que la contienda la resolvieran los suyos a partir de la l¨ªnea de medios, y ah¨ª gan¨® la partida.
El Madrid estuvo medio tiempo metido en la refriega. Fue cuando apel¨® al seny, a la raz¨®n y a la optimizaci¨®n de recursos, para llegar a buen puerto sin sobresaltos. Viaj¨® con el cintur¨®n puesto. M¨¢s obsesionado en contener que en atacar, Arsenio ech¨® al grupo muy atr¨¢s. Recul¨® Hierro para cubrir la baja de Alkorta y, con ¨¦l, todo el equipo se encerr¨® en su cancha. La ocupaci¨®n racional de su campo y la buena capacidad de llegada le sirvi¨® para tener el mando hasta que encaj¨® el gol de Kodro. El Madrid fue un buen equipo cuando tuvo el marcador a cero. Una circunstancia muy propia de escuadras del mont¨®n.
upo sacar ventaja el grupo madridista de la v¨ªa de agua que abri¨® Laudrup cuando se llev¨® a Popescu al bander¨ªn de c¨®rner. Milla y Redondo quedaron siempre habilitados para un dos contra uno ante Guardiola. Quique, Zamorano y el propio Laudrup, sin embargo, erraron frente a Busi. Kodro, en cambio, no perdon¨® en el primer remate. La efectividad azulgrana emborron¨® la pizarra blanca. Fue v¨ªctima el Madrid de su obsesi¨®n por defender: muri¨® a la salida de un saque de banda en una jugada gestada por un marcador (Ferrer).
Jugaba sin extremos el Bar?a y con lo Pelat retirado a los m¨¢rgenes del campo. El equipo se agarr¨® a la camiseta de Figo y a la batuta de Guardiola. Los dos comportaron el triunfo de Kodro y hundieron al adversario.
El Madrid se desmont¨® cuando el colegiado dej¨® sin pitar un, penalti absurdo de Iv¨¢n de la Pe?a a Quique. La ubicaci¨®n del calvo explica c¨®mo iba entonces el partido: alocado y desgobernado. Era un correcalles. Hasta que el Bar?a lo dom¨®. Muy a gusto con el marcador, el grupo de Cruyff comenz¨® a presionar en la divisoria y desmembr¨® al rival. Las contras azulgrana fueron tremendas. Cayeron dos goles que se adivinaron desde la grada cuando Guardiola empez¨® a leer el partido. El medio centro barcelonista habilit¨® a Figo para que firmara la sentencia.
El segundo tanto dej¨® el partido a gusto del soci. Y el equipo fue solidario con el esfuerzo del hincha. La guerra fratricida entre el presidente y el entrenador ha provocado una uni¨®n sentimental entre el campo y la grada. El calor del hogar ha resucitado ,siempre al grupo de sus desventuras en campo ajeno. Todos los partidos del Camp N¨®u se convierten en un discurso pasional, de resistencia, ante el fuego cruzado entre el palco y el banquillo. Y es en este contexto que debe entenderse el ascendente de Iv¨¢n. Lo Pelat no es de N¨²?ez, ni de Cruyff, ni de Clemente, ni de Van Gaal. Es patrimonio de la gent blaugrana. Y por eso se corea su nombre, aun cuando ayer s¨®lo interviniera en el 2-0.
La retirada de Iv¨¢n coincidi¨® casi con el tercer gol. El Madrid andaba ya entonces como un son¨¢mbulo, cada uno por su cuenta, enredado en cambios (Ra¨²l no acab¨® el partido) y maldiciendo su desgracia. Lleva 12 a?os sin ganar en el Camp Nou.
El Bar?a siempre hizo del gran cl¨¢sico una cuesti¨®n de honor m¨¢s que un asunto de clasificaci¨®n, y ah¨ª fue donde fragu¨® su triunfo. No perdon¨®. No hay club m¨¢s sentimental y voluble que el azulgrana. Hoy toca euforia y ma?ana Dios dir¨¢.
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