Europa: el ajuste que viene
La consolidaci¨®n fiscal y la reconversi¨®n que planean las empresas pueden aumentar el rechazo a la UEM
Conseguir una Europa m¨¢s flexible es tanto o m¨¢s importante que llegar a tiempo a la uni¨®n monetaria. Hans Tietmeyer, el m¨¢s ortodoxo de los responsables de la pol¨ªtica monetaria en Europa, opina que los Quince deben acometer importantes reformas estructurales para asegurar la competitividad de Europa. Para el presidente del Bundesbank, los beneficios de una moneda ¨²nica servir¨¢n de poco en una Europa de monopolios, protegida y de mercados r¨ªgidos. Este llamamiento, lanzado ante cerca de 1.000 l¨ªderes pol¨ªticos y empresariales congregados en la reuni¨®n anual del World Economic Forum celebrada en Davos (Suiza) esta semana, recoge el sentir de muchos grandes industriales europeos.El ajuste no s¨®lo vendr¨¢ de la man¨® de la consolidaci¨®n fiscal que exige. el cumplimiento de los criterios de convergencia para participar en la uni¨®n monetaria, contestada en Francia con una violenta oleada de protestas sociales, sino de la reestructuraci¨®n que est¨¢n preparando muchas de las grandes empresas europeas. Al igual que Tietmeyer, los industriales creen que a menos que los Quince apliquen reformas para desregularizar los mercados europeos, el desempleo, que ahora afecta a casi 20 millones de europeos (el 10,9% de la poblaci¨®n activa), se disparar¨¢ a tasas a¨²n m¨¢s insoportables. En su opini¨®n, el proyecto de uni¨®n monetaria, identificado cada vez m¨¢s por la opini¨®n p¨²blica con el paro y la p¨¦rdida de la protecci¨®n social, est¨¢ en peligro.
"Los pr¨®ximos doce meses ser¨¢n terribles para Europa con un posible colapso de la uni¨®n monetaria", afirm¨® en Davos-Ulrich Cartallieri, miembro del consejo del Deutsche Bank, el primer banco privado europeo. Para este ardiente defensor de la moneda ¨²nica, los 20 millones de parados son el resultado de la excesiva regularizaci¨®n y la escasa armonizaci¨®n existen te en Europa. " 100.000 millones de d¨®lares al a?o [unos 12 billones de pesetas] se gastan en subsidios a industrias ineficientes europeas". Bryan Nicholson, presidente de la Confederaci¨®n de la Industria Brit¨¢nica, critic¨® la obsesi¨®n de los l¨ªderes pol¨ªticos europeos con los detalles formales del proyecto de uni¨®n monetaria y su desinter¨¦s por estas cuestiones.
La desaceleraci¨®n del crecimiento en Europa -este primer trimestre se esperan tasas negativas en Francia y Alemania- est¨¢ revitalizando la reestructuraci¨®n que, seg¨²n coincidieron varios de los empresarios asistentes a Davos, no se culmin¨® en la pasada recesi¨®n. En los ¨²ltimos meses se suceden las noticias sobre nuevos ajustes en las plantillas de las multinacionales europeas. El grupo alem¨¢n Dalmler-Benz AG, que contabiliz¨® unas p¨¦rdidas de 130.000 millones s¨®lo en el primer semestre de 1995, recortar¨¢ 15.000 empleos de su divisi¨®n aeroespacial (DASA), otros 1.700 en AEG y 2.000 en su filial holandesa Fokker. La empresa de ingenier¨ªa electr¨®nica Siemens, tambi¨¦n alemana, reducir¨¢ 2.500 empleos en cuatro a?os. Grundig -del grupo Philips-, 3.000. La multinacional italiana Olivetti, otros 2.000. Una tendencia que amenaza con intensificarse en los pr¨®ximos meses. Industriales franceses consulta dos por el instituto de estad¨ªstica oficial Insee, planean reducir su plantilla en los pr¨®ximos meses. En Alemania, la Asociaci¨®n de la Industria del Autom¨®vil calcula que las empresas auxiliares del, sector tendr¨¢n que prescindir de 75.000 empleos en los pr¨®ximos cinco a?os.
La presi¨®n de la competitividad ex terior, argumentan los presidentes de muchas de estas empresas, hace inevitable la reestructura ci¨®n. "Estados Unidos ha ganado la batalla de la competitividad en el mundo y hoy su industria del autom¨®vil se sit¨²a muy por delante de Jap¨®n y de Euro pa", afirm¨® el presidente de Mercedes-Benz, Helmut Werner, en la reuni¨®n de Davos. Werner se la menta de que la reciente fase de crecimiento haya restado impulso a las reformas estructurales que emprendieron los gobiernos europeos en medio de la recesi¨®n de 1992-93. Werner es pesimista sobre el crecimiento de la demanda de coches este a?o -un 1%-. Una previsi¨®n decepcionante pues en 1995 este mercado creci¨® s¨®lo ligeramente (un 0,6%, hasta 12 millones de unidades).
En el pa¨ªs que ahora usan de referencia los industriales europeos, Estados Unidos; se siguen registrando espectaculares ajustes en las plantillas de algunos grandes grupos, como es el caso reciente de AT&T, que hace un mes anunci¨® la reducci¨®n de 40.000 empleos. Pero el mercado de trabajo parece ser capaz de absorber estos excedentes. Varios empresarios destacaron' el entom6 m¨¢s favorable para crear nuevas empresas y peque?os negocios que existe en EE UU. La prueba, argumentan, es que la tasa de paro en en este pa¨ªs se ha mantenido estable en torno al 5,6%. "Algo que no sucede en Europa", se?al¨® Carlo de Benedetti, presidente del grupo Olivetti, inmerso ahora en una profunda reestructuraci¨®n tras perder cerca de 120.000 millones en 1995.
Para De Benedetti, adem¨¢s de. la reforma del mercado de trabajo, los Quince tienen pendiente la liberalizaci¨®n de sectores con alto potencial de crecimiento que ahora est¨¢n monopolizados o excesivamente protegidos.
La flexibilidad empresarial estadounidense contrasta con la escasa respuesta del empleo al crecimiento en Europa. Pese a que la UE creci¨® en tomo a un 2,5% en 1995, la tasa de paro no disminuy¨®. Adem¨¢s, el desempleo aumenta cuando la econom¨ªa se estanca (en la pasada recesi¨®n se destruyeron 5 millones de empleos en Europa). El presidente de Siemens, Gerhard Schulmeyer, resumi¨® as¨ª las diferencias entre las culturas empresariales de Europa y EE UU: "Los europeos tienden a pensar que los sindicatos y los gobiernos se responsabilizar¨¢n de sus empleos; mientras que los estadounidenses creen en s¨ª mismos".
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