Oscuridad para unos pocos escogidos
Tropezones y apreturas durante l viaje a la ceguera en la presentaci¨®n de la revista 'Teatra'
Muchos los llamados y pocos. los escogidos. Tal como prometieron los organizadores de la presentaci¨®n del n¨²mero 11 de la revista anual Teatra, el viernes a las ocho de la tarde en el Museo Reina Sof¨ªa, quienes acudieron puntuales pudieron viajar con ellos a las catacumbas de la oscuridad. Cerca de 150 personas, vestidas de negro de arriba a abajo, llegaron a su destino, un l¨®brego s¨®tano donde se recreaba el tema central de la revista, la ceguera. Las dem¨¢s, las que llegaron tarde, aunque tambi¨¦n vistieron luto no pudieron rebasar a los encargados del museo, agobiados por una cantidad de gente que no se esperaban.Los escogidos recorrieron obedientes los largos pasillos que llevan al s¨®tano, ilumina dos tan s¨®lo por los temblorosos haces de luz que proyectaban hacia el techo un par de linternas. Una vez all¨ª, unos sentados y los m¨¢s de pie, siguieron las instrucciones del pintor Eduardo Arroyo.
Abrieron los sobres que les fueron entregados al llegar y encontraron. un par de cartulinas circulares y un palillo. "Ten¨¦is que hacerles un agujero en el centro con el palillo, y mirar a trav¨¦s", indic¨® Arroyo. Entonces, mientras la gente hac¨ªa esfuerzos casi in¨²tiles por. ver algo -porque de eso se trataba, de no ver nada, como los ciegos- se abrieron las enormes puertas de acero del montacargas y se hizo la luz. De ¨¦l salieron, como extraterrestres de una nave, los ocho creadores de la revista, cada uno con una linterna de m¨¦dico, adosada a la frente.
Mientras Arroyon explicaba los contenidos y el dise?o de este n¨²mero, los ocho se colocaron detr¨¢s de ¨¦l, cada uno con un ejemplar a sus pies. Sus tenues luces iluminaban las revistas y los asistentes. Por detr¨¢s, algunos re¨ªan nerviosos en la oscuridad, incapaces de distinguir lo que pasaba en una marea de cabezas oscilantes.
. Finalmente, Eduardo Arroyo . construy¨® sobre las portadas de los ocho ejemplares la leyenda "T-e-a-t-r-a-l-l', y estamp¨® su firma. Los invitados llenaron por tres veces el montacargas, reservado para viajeros tan excelsos como el Guernica de Picasso, para tomar en la cuarta planta un refrigerio "negro": canap¨¦s de caviar, morcilla y aceitunas negras regadas con vino tinto muy oscuro, cerveza negra y cocacolas.
"Lo de las cartulinas con agujerito ha sido muy sugerente", coment¨® una joven economista, "todo se ve¨ªa como velado, hac¨ªas el esfuerzo por enfocar y s¨®lo consegu¨ªas distinguir algo si te dejabas ir". "Es muy dif¨ªcil que un vidente se imagine la ceguera", dijo un psic¨®logo, "y creo que un viaje como ¨¦ste bien puede servir como acercamiento a ese mundo donde lo obvio no salta a la vista".
Revista Teatra. 1.000 pesetas. De venta en Arco.
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