El centinela del noroeste
Los populares esperan romper su techo en Galicia y el PSOE se conforma con perder un esca?o
En Galicia, el 3 de marzo no habr¨¢ ning¨²n vuelco, porque ya poco queda por tumbar. Fue en el noroeste de la Pen¨ªnsula donde se comenz¨® a fraguar en 1981 el desplome de UCD a favor de la emergente derecha de Manuel Fraga. Ocho a?os despu¨¦s, Galicia se convirti¨® en la primera comunidad aut¨®noma gobernada por el PP con mayor¨ªa absoluta. Ahora, cuando los populares pisan el umbral de La Moncloa y mandan a sus anchas en regiones y ayuntamientos, la tierra de Fraga ha dejado de ser la aldea gala del conservadurismo espa?ol. La victoria se adivina espectacular, aunque no especialmente mayor que en todas las citas con las urnas de los ¨²ltimos siete a?os. Por mucho que los ciudadanos se suban al carro del triunfador, parece dif¨ªcil que los populares puedan sumar m¨¢s de uno o dos esca?os nuevos a los 15 logrados en 1993."A¨²n queda mucho bacalao por cortar", afirma, con fe inquebrantable, el presidente del PSOE gallego, Abel Caballero. "T¨¦cnicamente es casi imposible que el PP pueda subir m¨¢s", aventura Mario L¨®pez Rico, dirigente del Bloque Nacionalista Galego (BNG), que por primera vez aspira con fundamento a lograr alg¨²n asiento en el Congreso. Pero los populares desde?an las previsiones de sus adversarios y est¨¢n convencidos de que el d¨ªa 3romper¨¢n un techo que Fraga situ¨® en el 53% en las auton¨®micas de 1993.
Al PP ya no le vale la victoria, sino que aspira a barrer a sus rivales. Un dirigente popular ilustra sus augurios con un ejemplo: incluso en Vigo, la primera ciudad de Galicia, donde el nuevo alcalde del PP, Manuel P¨¦rez, se ha estrenado en el cargo con escasa fortuna -una subida de impuestos y un proyecto urban¨ªstico con cierto tufillo especulativo han desatado una ola de protestas vecinales-, sus propias encuestas, les garantizan que m¨¢s de la mitad de los ciudadanos votar¨¢n al centro-derecha. En esta certeza, los populares gallegos ya ven a Fraga convertido, a partir del 4 de marzo, en una especie de centinela del Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, moralmente obligado a compensar al patr¨®n por sus derechos hist¨®ricos.
Ahora bien, el PP tampoco lo tendr¨¢ f¨¢cil para traducir la previsible tunda a sus rivales en un incremento de los 15 esca?os obtenidos en 1993. Los populares aspiran a arrebatar un diputado al PSOE en Orense, pero los socialistas replican que para ello deber¨ªan superar el 60% de los votos, una cota que consideran inalcanzable. En Pontevedra parece muy complicado para el PP acceder al sexto esca?o, con lo que la gran batalla se librar¨¢ en La Coru?a.
En esta ¨²ltima provincia, la m¨¢s urbana y progresista de Galicia, los populares ganaron cinco a cuatro en los anteriores comicios. Ahora, el PSOE deber¨¢ hacer frente al empuje del BNG y de Esquerda Unida-Esquerda Galega (EU-EG), que, seg¨²n los sondeos, tienen posibilidades de alcanzar el 10% y obtener un diputado cada uno. El PP conf¨ªa en sacar provecho de la divisi¨®n del electorado. de izquierda entre tres formaciones distintas. Hasta tal punto se da importancia a la batalla de La Coru?a, que ser¨¢ la ¨²nica ciudad gallega que visiten en campa?a Felipe Gonz¨¢lez y Aznar. Desde mayo pasado, La Coru?a es, junto a Girona, el ¨²ltimo reducto del poder socialista en los ayuntamientos; pero su alcalde, Francisco V¨¢zquez -tambi¨¦n cabeza de cartel en esta ocasi¨®n-, arrastra en las municipales una parte importante del voto conservador, que regresa a su opci¨®n natural en los comicios auton¨®micos y generales.
Hacia la galer¨ªa, el PSOE proclama sus "expectativas razonables" de mantener sus 11 esca?os de 1993, a pesar de las traum¨¢ticas divergencias internas del partido. Sin embargo, sus dirigentes confiesan en privado que probablemente perder¨¢n uno de los dos. diputados por Lugo, donde se elige un parlamentario menos que hace tres a?os a causa del descenso de poblaci¨®n. El gran peligro para los socialistas es el avance del BNG, que lleva tres a?os devorando a dentelladas su electorado. De ah¨ª que los socialistas no oculten su intenci¨®n de polarizar al m¨¢ximo la campa?a en un intento de descolocar a los nacionalistas. El otro eje de su discurso ser¨¢ explicar las contradicciones entre las promesas de Aznar y la experiencia del Gobierno de Fraga en cuestiones como el control del gasto o el funcionamiento de la Administraci¨®n y del Parlamento.
El BNG dice estar preparado para una ocasi¨®n hist¨®rica. "Por primera vez desde la restauraci¨®n democr¨¢tica, Galicia tendr¨¢ una voz propia en Madrid", proclama, con seguridad, Mario L¨®pez Rico. Los nacionalistas esgrimen un dato irrebatible: su implantaci¨®n se ha asentado tanto en el medio rural como en el urbano; y si se comparan elecciones del mismo signo, desde 1989 no han cesado de crecer. Oscilan entre el techo del 18% logrado en las auton¨®micas de 1993 y el suelo de algo m¨¢s del 10% obtenido en las ¨²ltimas europeas, suficiente, seg¨²n ellos, para garantizarles un diputado por La Coru?a y otro por Pontevedra. En las anteriores generales, les faltaron s¨®lo 2.000 votos para el esca?o en ambas provincias. Su principal enemigo seria una participaci¨®n masiva, por encima del 70%, ya que entre su clientela no abundan los indecisos que acuden a las urnas a ¨²ltima hora.
Al contrario que en el resto de Espa?a, el PSOE apenas fustigar¨¢ a EU-EG, los socios gallegos de Anguita, sin representaci¨®n en el Parlamento auton¨®mico pero que renacen cuando el electorado acude a las urnas pensando en la pol¨ªtica nacional.
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