'Pulp-camp'
Bang,bang,bang.El gui¨®n de la campa?a es de thriller. En el Pa¨ªs Vasco la gente suele referirse a ETA con el pronombre v¨ªrico de eso. Pues bien, eso, y no los medios, es el cuarto poder, el que marca la agenda-setting, el encuadre de prioridades. En Pulp-fiction, Jody (Rosanna Arquette), ojea un libro. "Te lo prestar¨¦. Es un buen libro sobre c¨®mo perforar el cuerpo". Eso ha conseguido que todo el cuerpo electoral debata sobre su programa de perforaciones. Dios m¨ªo, qu¨¦ ¨¦xito, qu¨¦ ¨¦xito m¨¢s grande.
Ya mucho antes de que eso diera el pistoletazo de salida, a Felipe se le hab¨ªa endurecido la mirada. Se le ha puesto cara de leviat¨¢n herido. Es Moby Dick.
Gonz¨¢lez no parece competir con otros, sino con un todo difuso, desagradecido, inconsciente. Sabe que va a por ¨¦l, con la pata de palo desde el 9 3, pero no le concede a Aznar la categor¨ªa de Capit¨¢n Acab, con sus arpones prestados. Aznar est¨¢ en estado de gracia, porque ¨¦l cay¨® en estado de desgracia. San Benito de Lerez observa distante y algo displicente c¨®mo los incautos y desleales romeros encomiendan la curaci¨®n de las verrugas a san Benito de Paredes. "Todos sab¨¦is que yo soy mejor, ?por qu¨¦ vais a ese milagrero?".
El capit¨¢n Acab no tiene que preocuparse por el rumbo ni mucho menos debatirlo en p¨²blico con esa ballena de coletazos sorprendentes. El capit¨¢n Acab no tiene que moverse, siguiendo las instrucciones de Edmund Burke, el gran pionero de la pol¨ªtica posmoderna. "?Usted me pregunta si yo dirijo o sigo a la opini¨®n p¨²blica? La verdad es que me encuentro con ella en el camino". Por cierto, fue Burke, un irland¨¦s que reform¨® la pol¨ªtica brit¨¢nica, el que defini¨® a Espa?a como "una gran ballena encallada en las orillas de Europa".
En la agenda-setting de Acab figuran, fundamentalmente, los arponazos que lleva clavados Moby, algunos tan profundos que afectan a las v¨ªsceras, como la corrupci¨®n y los GAL. Luego, dos onzas de oro para la mariner¨ªa. Una mil¨ª m¨¢s corta y algo pagada y una presunta bajada impositiva. Y, por fin, mucho esp¨ªritu en cubierta.
?Alegres, pues, muchachos animosos, que el arponero hiere a la ballena!
La agenda-setting que hubiera querido introducir Moby Dick es la del Estado de bienestar, en supuesto peligro por los arpo nes ocultos en el Pequoz, el barco popular. Al leviat¨¢n herido le hubiera gustado llevar la campa?a a la balanza. A las prestaciones sociales, a la sanidad, a la educaci¨®n. Y, tal como le ense?¨® el arp¨®n Boyer, de lo macro a lo micro. Que el cuerpo electoral, ese todo difuso y confuso, admita de una vez que en Espa?a hab¨ªa en 1995: 1.445.322 estudiantes universitarios, 402 receptores de televisi¨®n por cada 1.000 habitantes y 78 a?os de esperanza de vida para las ballenas alegres.
Pero la agenda-setting est¨¢ de luto.
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