Besos de campa?a
Carmen Romero recibe un torrente de afecto en una visita electoral al cintur¨®n industrial de Barcelona
Besos, caricias, m¨¢s besos y m¨¢s caricias. En las mejillas blancas, en la lacia cabellera casta?a. Piropos. "?Qu¨¦ guapa est¨¢s, Carmen!". Palabras de aliento. "Dale ¨¢nimos a Felipe, que vamos a ganar!". M¨¢s besos. Besos sonoros, redondos, rotundos. Un cachorro de perro con su correspondiente cartilla de vacunas y un par de pendientes, obsequios de dos mujeres que consideraron que un beso desnudo no era suficiente regalo para la ocasi¨®n. Y una ¨²nica imprecaci¨®n, por cortes¨ªa de una jovenc¨ªsima pareja, barras de pan bajo el brazo: "?Corruptos, ladrones!".Todo eso se llev¨® ayer en la cesta Carmen Romero, candidata del PSOE por C¨¢diz y esposa del presidente del Gobierno, tras una breve visita al popular mercadillo de Sant Adri¨¢ de Bes¨®s, una localidad lim¨ªtrofe con Barcelona poblada por trabajadores de origen inmigrante.
Un remolino humano atraves¨® el mercadillo al paso de Romero y del primer candidato del PSC, Narc¨ªs Serra, quien qued¨® eclipsado al instante por su coireligionaria. Tal era la aglomeraci¨®n de mujeres que pugnaban por besar una mejilla de Romero o posarle una mano en la nuca, que Serra, dejado de lado por la mayor¨ªa, opt¨® por hacer algo ¨²til y comenz¨® a impartir instrucciones de seguridad a los (organizadores de la visita electoral.
Blandiendo una indesmayable sonrisa de media luna, Romero reparti¨® claveles reventones, correspondi¨® a los bes os y oy¨® peticiones variopintas.
-A ver si sub¨ªs las pensiones -le pidi¨® con dulzura una anciana con la compra a cuestas.
-?Cu¨¢nto cobra usted? -inquiri¨® con igual suavidad la esposa de Gonz¨¢lez.
-Cuarenta y cinco mil.
-Las tenemos que subir. Veremos si nos dejan hacer que los ricos paguen sus impuestos.
Unos pasos m¨¢s all¨¢, un hombre ped¨ªa a la comitiva trabajo para la juventud. O¨ªdo, sonrisa y clavel. Y luego, una mujer que arrastraba con pesar unos pies plan¨ªsimos cog¨ªa a Serra del brazo y le ped¨ªa un piso. O¨ªdo y sonrisa. Los claveles, para entonces, ya se hab¨ªan acabado.
Romero y su comitiva daban ya por terminada la visita al mercadillo cuando les salieron al paso dos muchachitas luciendo sendas pr¨®tesis dentales. Con adem¨¢n t¨ªmido le pidieron un par de besos a la candidata por C¨¢diz. C¨®mo no. Mua, mua. Superada la barrera f¨ªsica, la m¨¢s lanzada de las dos le espet¨®: "Recuerdos para ?l". Y lo dijo pronunciando un ¨¦l con may¨²scula. Nadie necesit¨® aclaraciones.
Tras el paseo por el mercadillo, donde Romero opin¨® que la vida pol¨ªtica catalana "es m¨¢s civilizada" que la del resto de Espa?a, la esposa del l¨ªder del PSOE particip¨® en un curioso almuerzo conperiodistas en Santa Coloma de Gramenet. El PSC no hab¨ªa convocado a todos los medios de comunicaci¨®n, sino ¨²nicamente a aquellos cuyos directores hab¨ªan tomado en su d¨ªa la preclara decisi¨®n de encargar la cobertura informativa de la campa?a socialista en Catalu?a a una periodista mujer. Los profesionales de sexo masculino no ten¨ªan opci¨®n a compartir mantel e informaci¨®n con Romero en plena campa?a.
Al final, lo que no lograron razones y argumentos, lo consigui¨® ipso facto una simple orden del senador Josep Maria Sala. El almuerzo quedaba abierto a los periodistas hombres, para probable quebranto de beneficios del/ a sexador/a de periodistas previsiblemente contratado/a para franquear o impedir la entrada al restaurante. Y tambi¨¦n para notorio enfado de la alcaldesa socialista de Santa Coloma, Manuela de Madre, cuyo rostro castig¨® con un moh¨ªn desde?oso todas y cada una de las intervenciones de los periodistas varones.
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