La campa?a que ETA quiso hacer suya
Los socialistas vascos se salen del gui¨®n electoral del PSOE
El hotel Ercilla de Bilbao sigue siendo el cuartel general del socialismo vasco en campa?a electoral. El asesinato de Fernando M¨²gica Herzog y las amenazas de ETA no han cambiado las costumbres del PSE. Enrique M¨²gica lo tiene a gala. Llega al hotel Ercilla y se convierte en la estrella. Todo el mundo se le acerca, le abraza y le felicita por la firme serenidad con que ha reaccionado ante el asesinato de su hermano. Enrique, al que no ha abandonado una chispa de - tris teza en los ojos desde el d¨ªa 6 de febrero, ha pasado a ser la cabeza del clan M¨²gica. Ahora est¨¢ preocupado por su madre, muy anciana, y tiene que ir y venir de San Sebasti¨¢n, donde ella reside. Ayer tuvo que asistir en el cementerio donostiarra de Polloe al homenaje de su amigo Enrique Casas, que fue secretario general del PSE guipuzcoano y que muri¨® asesinado, ayer hiz¨®. doce a?os, pocos d¨ªas antes de unas elecciones, igual que Fernando M¨²gica.En esta campa?a, Enrique M¨²gica se siente libre y est¨¢ diciendo lo que le da la gana.
Lo est¨¢n haciendo todos los. socialistas vascos. Son los ¨²nicos que se salen del gui¨®n electoral del PSOE. Por ejemplo, Ram¨®n J¨¢uregui lee una carta que muestra la crudeza del terrorismo vasco, y que es lo m¨¢s antielectoral que uno se puede imaginar, seg¨²n un especialista, porque "produce desaliento". A ¨¦l le da igual. Adem¨¢s, discrepa. "Llam¨¦ a la movilizaci¨®n social, que es el 50% de la soluci¨®n al problema del terrorismo", replica J¨¢uregui.
Los socialistas vascos. est¨¢n acostumbrados a ver la muerte de cerca. Son ya seis los militantes asesinados por el terrorismo. Y, como ellos dicen, "no es para andarse con chorradas" Muchos de ellos Se saben amenazados, como Txiki Benegas, convertido en blanco principal de ETA. Pero asegura que no va a renunciar a la campa?a para nada. Se le puede ver por la Gran V¨ªa. bilba¨ªna repartiendo propaganda; o en Santurtzi participando en una sardinada. Lo que ha cambiado es la vigilancia policial. Se ha redoblado. El presidente Felipe Gonz¨¢lez rara vez habr¨¢ contado con tanta protecci¨®n policial como la que tuvo en Bilbao el. mi¨¦rcoles.
Pero los riesgos son inevitables en una campa?a. Hace unos d¨ªas el propio Alfonso Guerra, vicesecretario del PSOE, tuvo que aguantar un enorme abucheo en Barakaldo. Beasain, Zum¨¢rraga, Mondragon, Hemani, Renteria. En estos pueblos, la borrokada no ha renunciado a la bronca. Xabier Arzalluz, presidente del, PNV, ha tenido que salir de un mitin guipuzcoano por la puerta, trasera y una dirigente de EA, Bego?a Lasagabaster, fue agredida en Renter¨ªa esta semana.
La consigna de los partidos democr¨¢ticos vascos es no ceder la calle a los alevines de, ETA en esta campa?a. Ram¨®n Rubial, presidente del PSOE, lo tiene claro. Tambi¨¦n Ram¨®n J¨¢uregui, quien asegura que los partidos tienen que dar ejemplo porque la ¨²nica manera de vencer al fascismo de ETA es movilizar a la sociedad.
Algo se ha avanzado en doce a?os, desde que el terrorismo asesin¨¦ a Enrique Casas. Entonces, la respuesta socialista fue emotiva, visceral. Hoy es m¨¢s serena. Ah¨ª est¨¢ Enrique M¨²gica pidiendo el respeto a la ley en todas partes. J¨¢uregui lo atribuye a que las ideas ahora est¨¢n claras. "Se trata de perseverar".
Pero una sombra amenaza este proceso. Txiki Benegas y Nicol¨¢s Redondo Terreros, como diputados vascos en Madrid, creen que la divisi¨®n de los partidos democr¨¢ticos o la atribuci¨®n de responsabilidades a dirigentes 'socialistas en el terrorismo de los GAL, sin pruebas, les colocan en el disparadero de ETA. "Lo que es una bronca partidista en Madrid, aqu¨ª es munici¨®n para ETA".
J¨¢uregui piensa en el d¨ªa siguiente a las elecciones. Cree que gane quien gane tiene que promover un pacto para acabar con la maldici¨®n de mezclar la lucha antiterrorista y la bronca pol¨ªtica. Y que la recuperaci¨®n de la unidad de los partidos, como la que hubo entre 1988 y 1992, estimular¨ªa a los polic¨ªas, a los jueces y a toda la sociedad para acorralar a ETA como en 1992.
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