Las maltratadas soportan siete a?os antes de presentar denuncia
Las mujeres siguen enjugando sus l¨¢grimas en casa despu¨¦s de ser maltratadas por sus maridos o compa?eros. A¨²n ven la comisar¨ªa como una barrera infranqueable y optan por esconder su rabia d¨ªa tras d¨ªa, hasta siete a?os seguidos. Tales la media de tiempo que las mujeres resisten los golpes de sus c¨®nyuges antes de contar sus cuitas a un polic¨ªa, seg¨²n explic¨® ayer en Mostoles la directora general de la Mujer de la Comunidad, Asunci¨®n Miura, durante una jornada sobre malos tratos a las mujeres.
Se trata de uno de los rasgos que conforman el perfil de las 3.400 mujeres que denunciaron agresiones f¨ªsicas el a?o pasado en comisar¨ªas de la regi¨®n, 200 personas m¨¢s que en 1994. Por lo general y seg¨²n ese retrato, las v¨ªctimas son amas de casa con una media de dos hijos, dependientes del marido y con estudios primarios. "Hay otras m¨¢s preparadas que muchas veces no denuncian, sino que cortan la situaci¨®n porque son independientes econ¨®micamente, se?al¨® Miura.Esas 3.400 mujeres representan tan s¨®lo al 10% de las afectadas que decidi¨® dar el paso que supone denunciar a su pareja. El resto de mujeres sigue atado a su tragedia por no romper la familia o perjudicar a sus hijos. Precisamente a este segmento de poblaci¨®n se dirigi¨® la directora de la Mujer: "Deben acabar con las agresiones porque la Comunidad tiene recursos para acoger a estas afectadas y alimentarlas". Una de estas posibilidades es la Casa de Acogida a Mujeres Maltratadas de las que hay tres en toda la regi¨®n, un servicio al que, sin embargo, no pudieron acceder las 23 mujeres que murieron en Espa?a el a?o pasado por agresiones de sus compa?eros.
Ancianas golpeadas
Por la Casa de M¨®stoles (199.400. habitantes) pasaron en 1995 m¨¢s de 50 mujeres, de las que tres superaban los 60 a?os de edad, y 46 ni?os. Las peticiones de ingreso se incrementaron en Navidad y vacaciones de verano "cuando la pareja convive en casa m¨¢s tiempo y surgen los roces", manifest¨® la concejal de la Mujer, ?ngela Alvarez, de Izquierda Unida. Un 35% de las inquilinas temporales volvi¨® con sus maridos tras los 15 d¨ªas de estancia en la casa y despu¨¦s de que el juez dictara las medidas provisional¨ªsimas (se le concede la custodia de los hijos y el permiso para volver al hogar).
La jornada sobre malos tratos se celebr¨® tambi¨¦n ayer en la Mancomunidad del Suroeste, con sede en Gri?¨®n, y en la de Los Pinares, en San Mart¨ªn de Valdeiglesias. Estas charlas, coordinadas por la Direcci¨®n General de la Mujer, ya se celebraron con ¨¦xito de participaci¨®n en Getafe y Legan¨¦s el pasado d¨ªa 15, fecha oficial de las mismas, mientras que el resto las pospuso debido al atentado que cost¨® la vida a Francisco Tom¨¢s y Valiente.
Historia de una v¨ªctima
A Mar¨ªa -nombre figurado-, de 56 a?os y vecina de M¨®stoles, le asusta incluso la idea de que este peri¨®dico pueda caer en manos de su marido. Lleva nueve a?os escondiendo su tragedia provocada por un hombre que no se parece en nada al que dijo "s¨ª, quiero" en el altar. Los primeros 20 a?os de matrimonio fueron un camino de rosas que se torn¨® en espino cuando su esposo comenz¨® a trabajar en el servicio nocturno de recogida de basuras. "Apenas coincidimos; s¨®lo en las comidas y es para sufrir", comenta.Y es que su marido, dice, se ha acostumbrado a tirarle los platos de comida encima cuando ella le sirve sopa. Acto seguido, se desencadena la escena habitual: "?l sube el volumen de la radio para que los vecinos no me oigan quejarme de sus palizas", lamenta. Cuando ella se defiende con insultos, "¨¦l baja la radio".
S¨®lo unos, pocos saben de? sufrimiento de esta mujer: los que la oyen sollozar a trav¨¦s de la pared y una vecina con la que comparte sus confidencias. A su calvario se ha a?adido desde hace un a?o tina sospecha.
"Mi marido trabaja incluso cuando le corresponde librar y se marcha todos los d¨ªas una hora antes de lo previsto. Creo que toma copas con alguien", dice.
Con todo, esta mujer no ha pensado jam¨¢s en denunciar a su esposo porque es lo ¨²nico que tiene, a falta de esos hijos que nunca llegaron.
"S¨¦ que puedo estar unos d¨ªas en la casa de acogida, pero despu¨¦s no tendr¨ªa adonde ir", apostilla esta v¨ªctima. "Por mi edad, no encontrar¨ªa trabajo y no tengo familia cercana a la que recurrir", a?ade la v¨ªctima.
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