"El sol que mejor, conozco de Madrid es la luna"
El de Javier de Juan (Linares, 1958) es un exilio de media pensi¨®n, porque procura volver a Madrid para cenar. Su "enorme patria chica" interfiere con frecuencia en el destierro, y ¨¦l lo admite por lo mucho que le tira esta ciudad. Sus musas migratorias se adelantaron, siempre buscando calor, y el pintor lleg¨® hasta Marraquech con la mente plena de grises madrile?os. Tambi¨¦n se procur¨® una beca en Nueva York y, tras el fr¨ªo, se plante¨® seriamente otra partida, esta vez en busca del Ed¨¦n."Murcia era un destino m¨¢s remoto que Nueva York", dice Javier de Juan en sus cuadernos de viaje, que este libro reproduce en parte. N¨®mada desde 1986, el premio nacional de Grabado 1995 de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando sigue su periplo con un ligero equipaje, donde nunca falta un cuaderno ni un estuche de acuarelas. Ahora vive en M¨¢laga y utiliza sin pudor un tel¨¦fono que empieza por 908.
Pregunta. ?C¨®mo consigue no parecer un turista?
Respuesta. Con no llevar pantal¨®n corto y calzarse como es debido es suficiente.
P. ?Y la mala imagen que da un tel¨¦fono m¨®vil?
R. El se?or que me lo vendi¨® me cont¨® el chiste del capullo: un preservativo y un m¨®vil se parecen en que los dos dan cobertura a un capullo. Yo me cagu¨¦ en sus muertos y enseguida perd¨ª la verg¨¹enza, hasta el punto de exhibirlo por la calle. Me da igual, soy un n¨®mada y el m¨®vil es lo ¨²nico fijo que tengo.
P. Y en Madrid, su oficina est¨¢ en un bar.
R. S¨ª, muy cerca de Col¨®n. Cuando voy a Madrid, todo el mundo sabe d¨®nde encontrarme.
P. ?Viene por trabajo o sentimiento?
R. Siempre digo lo primero, pero s¨¦ que me, enga?o. Vengo para ver a la gente y recuperar el tipo de vida que siempre he llevado. Hay charlas nocturnas que s¨®lo existen en Madrid, una ciudad que te salva de la rutina que te alcanza en cualquier otro sitio. En Madrid, cada d¨ªa es diferente, porque todos mis amigos son un disparate.
P. ?Por qu¨¦ se fue?
R. Porque deb¨ªa mucho dinero, como los antiguos. Cada vez cobraba menos y necesitaba una salida antes de tirarme por el Viaducto. Coincidi¨® con una tremenda crisis de creatividad; todo el mundo hablaba horrores de todo. Hu¨ª para reinventarme una historia. Murcia fue la ciudad m¨¢s barata que encontr¨¦.
P. Pinta de verde el sol de Albacete; de rojo, el japon¨¦s. ?El madrile?o?
R. Lo veo anaranjado en esos atardeceres del Rastro, ¨²nicos en el mundo. Pero el sol de Madrid que mejor conozco es la luna.
Un exilio mediopensionista. Los Libros del Cuervo. 2.700 Pta.
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