Par¨ªs consagra el arte de M¨ªquel Barcel¨® con dos exposiciones espectaculares
El Beaubourg y el Jeu de Paume exhiben la ¨²ltima obra del pintor mallorqu¨ªn
En 1988 Miquel Barcel¨® hizo, en compa?¨ªa de Javier Mariscal, su primera expedici¨®n africana. Nigeria, Mali, Senegal, Argelia, Burkina Fasso o Costa de Marfil le han visto luego errar por sus desiertos, instalarse en sus poblados, comprar pollos o cabras en sus mercados, remontar sus r¨ªos y, sobre todo, le han visto pintar y dibujar, esculpir y mantener una constante actividad creativa. Parte del resultado de esas andanzas se expone ahora en las galer¨ªas nacionales del Jeu, de Paume y en el Beaubourg, los dos centros m¨¢s prestigiosos del arte contempor¨¢neo en Par¨ªs.
"En el origen est¨¢ el sentirse culturalmente saturado y el necesitar una limpieza total de referencias: interiores de talleres, bibliotecas, galer¨ªas del Louvre, etc¨¦tera", explica el pintor, que hace una interpretaci¨®n a posteriori de su trayectoria: "Creo que deseaba el desierto porque mis cuadros hab¨ªan pasado a ser desiertos". Primero hab¨ªan ido perdiendo color, vi¨¦ndose invadidos por una luz cegadora. Luego, en Nueva York, las telas se arrugaron o agujerearon para dar paso a un vac¨ªo que Africa se ha encargado de llenar. "En Nueva York hice telas blancas, en las que la imagen desaparec¨ªa".En el Jeu de Paume nos encontramos ante 23 telas de gran formato, a menudo de dos metros y medio por tres, realizadas en Par¨ªs o en Farrutx, con siete esculturas y con Le livre pour aveugle, realizado con el fot¨®grafo ciego Evgen Bavcar. En el Beaubourg se expone una sesentena de acuarelas y gouaches, unos 20 cuadernos de notas repletos de dibujos, telas de peque?o formato y cuatro terracotas, todo realizado en ?frica.
"No hay nada de ex¨®tico en mi opci¨®n. Se trata de una necesidad de radicalismo, de retorno a las fuentes. Y es tambi¨¦n una manera de poner en peligro la pintura, porque en Africa se dan las condiciones opuestas a las ideales para pintar", Barcel¨® dice haber descubierto "cosas esenciales", es decir, que la vida puede ser muy distinta cuando la muerte est¨¢ muy presente, cuando se convive con ella".
El azar, el deseo de que ¨¦ste intervenga y precipite las cosas, determina que los dibujos hechos en un cuaderno est¨¦n repletos de agujeros hechos por las termitas, convertidas por Barcel¨® en colaboradoras de su trabajo. La vertiente figurativa vuelve a emerger. Muchos bodegones, muchas naturalezas muertas, tomates y anchoas, en relieve, pero tambi¨¦n cabras decapitadas o conejos que "no he pintado del natural sine, con la natura, poni¨¦ndolos sobre la tela. Es un instante muy fuerte. El modelo ya no est¨¢ fuera del cuadro, sino dentro de ¨¦l".
Luego el conejo, el pollo o el pescado ser¨¢n guisados y devorados por el pintor, que as¨ª los posee doblemente. "Se trata de una manera, de rebelarse ante el sistema virtual de reproducci¨®n. Mi pintura es lo contrario de lo virtual. No tiene nada de hiperrealista o fotogr¨¢fico. Es la pintura la que crea la realidad".
Par¨ªs, Mallorca y Mali parecen ser ahora los tres ejes de una evoluci¨®n. La capital francesa celebra con fasto el retorno del hijo pr¨®digo que, entre 1986 y 1987, se hab¨ªa instalado en Nueva York y le, ofrece esta doble exposici¨®n que estar¨¢ abierta al p¨²blico, hasta el 29 de abril.
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