La reflexi¨®n queda para m¨¢s tarde

?Qu¨¦ fall¨®? ?Se equivoc¨® el Partido Popular al colocar en el centro de su campa?a la demanda de mayor¨ªa absoluta? Las preguntas, revoloteaban ayer sobre todas las cabezas en G¨¦nova 13, la sede central del PP en Madrid, pero nadie quiso precipitarse a contestarlas. Las urgencias son otras y el an¨¢lisis queda para momentos de m¨¢s sosiego.Los populares, y en particular el equipo de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, saltaron a la arena tan convencidos del triunfo y de su holgura que les sobraban los debates y hasta la campa?a propiamente dicha. "La gente lo que quiere es votar ya", explicaban. Quiz¨¢ fuera cierto respecto a sus votantes decididos o pr¨®ximos,. pero olvidaron la capacidad de reacci¨®n del electorado socialista y calcularon mal el comportamiento de los indecisos.

El convencimiento de la victoria, patente desde el congreso del partido a finales de enero, fue adquiriendo caracteres de evidencia arrolladora. La direcci¨®n de campa?a trat¨® de ampliar al m¨¢ximo esa sensaci¨®n, con actos p¨²blicos apabullantes como el mitin gigantesco del estadio de Mestalla, en Valencia, o los expl¨ªcitos llamamientos a la mayor¨ªa absoluta de Julio Iglesias y Pl¨¢cido Domingo.

Se trataba de atraer a un bloque de indecisos que, seg¨²n los soci¨®logos, acaban dando su voto siempre al partido ganador.

Pero la direcci¨®n del PP se pregunta ahora si no provoc¨® justamente el efecto contrario, ahuyentar a los indecisos hacia el voto socialista y removilizar sectores que aceptaban ya la idea de una victoria popular, pero rechazaban que fuera por mayor¨ªa absoluta e intentaron amortiguarla o templarla.