... y uno en la cuneta
NICOL?S REDONDO TERREROSEl autor responde en este art¨ªculo al firmado por Joaqu¨ªn Leguina -Boyer y Redondo, dos en la carretera-, publicado el 28 de febrero.
"S¨®lo debes tener enemigos dignos de odio, pero no enemigos dignos de desprecio" NietzscheHan pasado, por fin, las elecciones. El PP ha ganado, por poco. Izquierda Unida gana, demasiado poco. El partido socialista parece que ha perdido, pero muy poco. Esta situaci¨®n poselectoral no puede considerarse tributaria de las encuestas ni los sondeos, ni las profec¨ªas, ni las propagandas, ni de las denuncias grandilocuentes e hip¨®critas. ?C¨®mo hemos llegado hasta aqu¨ª? Habr¨¢n influido multitud de factores. ?Podemos estudiar, entre otros, el comportamiento personal y p¨²blico de algunos de nosotros, de los militantes socialistas? Veamos un caso. La semana pasada, en un art¨ªculo m¨¢s bien bilioso, un conocido compa?ero ex presidente de comunidad aut¨®noma, anticipaba valientemente la derrota se?alando, por si acaso, a un buen par de culpables que poder llevar a la pira por si la profetizada cat¨¢strofe electoral hacia conveniente un auto de fe. He esperado pacientemente a dejar pasar este periodo electoral sin contestarle, con el ¨¢nimo de no a?adir, respondiendo a sus avinagrados asertos, m¨¢s miseria ni m¨¢s oportunismo. Pero todo llega para el que sabe esperar y llega, entre otras cosas, la pu?etera realidad que pone a cada cual en su sitio. A unos, tal vez, en ruta cada cual sabr¨¢ hacia d¨®nde, a otros en la cuneta, inm¨®viles como la esfinge, burl¨¢ndose de los que con rozaduras en los pies siguen su particular camino a ?taca, tanteando a ciegas y equ¨ªvoc¨¢ndose, pero andando, que es la ¨²nica forma eficaz de demostrar el movimiento. En la primavera de 1994 el estilista socialista madrile?o escrib¨ªa, sabio e impasible,: "...la cuesti¨®n... no es el qu¨¦ hacer sino el para qu¨¦ hacerlo...". Brillante y metaf¨ªsico como los consejeros de la f¨¢bula, un mes despu¨¦s entregaba el gobierno de su responsabilidad a la derecha, con una holgada mayor¨ªa absoluta. Tambi¨¦n en 1994, en un inefable ensayo pol¨ªtico que supongo habr¨¢ sido objeto de m¨²ltiples reediciones, el docto autor defin¨ªa por primera vez los s¨ªntomas de esa enfermedad que tan ingeniosamente denominaba el otro d¨ªa Feliposis. Esta vez (1994), todos los males del socialismo ib¨¦rico se deb¨ªan a... ?Alfonso Guerra! La falta de democracia interna, la corrupci¨®n, la nefasta pol¨ªtica izquierdista, etc¨¦tera. ?Ser¨ªa un ataque de Alfonsitosis? Nada, en todo caso, m¨¢s loable que la evoluci¨®n y el cambio, as¨ª que, espoleado nuestro eximio ensayista, sin duda por el ¨¦xito editorial, public¨® otro al a?o siguiente. Entre ambas obras advertimos diferencias sustanciales, sobre todo de intenci¨®n. Para este segundo ensayo, Publicado despu¨¦s de la ca¨ªda de Alfonso Guerra, no resulta necesario bramar contra los liderazgos excesivos... "el l¨ªder debe autoimponerse limitaciones a la hora de intervenir en las elecciones internas"..., etc¨¦tera. A partir de ahora s¨®lo se van a sugerir nombramientos de ministros y otras gentes de post¨ªn..., ?c¨®mo ¨¦l? ?D¨®nde queda su valiente denuncia de la soberbia ajena? El vanidoso no padece el orgullo desmedido de su ser, se conforma con parecer, ni siquiera siente su grandeza ante s¨ª mismo, es consciente de su vacuidad, pero no le importa, se satisface lo suficiente ocupando su lugar en la opini¨®n p¨²blica. El vanidoso odia al soberbio, pero no por su soberbia, sino por esas razones subyacentes que, medidas o desmedidas, nunca llegar¨¢ a poseer. El vanidoso es un envidioso que quisiera ser soberbio..., y no puede. El psic¨®pata asesino de la pel¨ªcula Seven mata porque los vicios capitales campan por esta sociedad de pecadores sin recibir el adecuado castigo. El presidente que lo fue, se apresta con entusiasmo a arrimar a la hoguera de los soberbios las pajas que va encontrando mientras arrastra como puede su propia viga. ?Cada cual tiene su cruz! Por cierto. ?A qui¨¦n sigue con su cruz y el hach¨®n encendido el compa?ero? ?C¨®mo se denominaba en los palacios al cortesano adulador, generalmente achaparrado, que, por mor de ser gracioso, se?alaba con su centro de palo los defectos de los dem¨¢s?
El posicionamiento preelectoral consciente de dos importantes personalidades pol¨ªticas del PSOE ha resultado lacerante para muchos compa?eros y simpatizantes, m¨¢s, sin duda alguna, que para el pla?idero dem¨®grafo. Pod¨ªa haberse preguntado, en su proclamada humildad, por qu¨¦ todos apret¨¢bamos los dientes y nos call¨¢bamos, dolidos pero respetuosos, bien con la inteligencia y el pensamiento econ¨®mico demostrado o bien con la ejecutoria de toda una vida de servicio a la clase trabajadora de Espa?a, pero... ?para qu¨¦ callarse pudiendo hablar...? ?Verdad? El abandono del PSOE de Miguel Boyer, por la derecha, puede resultamos desagradable, pero es coherente con su forma de pensar que, no lo olvidemos, ha constituido la l¨ªnea de nuestra actuaci¨®n gubernamental durante a?os. Yo no he coincidido con ¨¦l nunca, pero tampoco me ver¨¢n relacionando al ex ministro con Ru¨ªz Mateos, mi inteligencia y mi dignidad me lo impedir¨ªan; yo no le hubiera nombrado ministro, pero tampoco me ver¨¢n nunca bajo el templete de la guillotina jaleando al verdugo. Dejo esa labor para otros m¨¢s interesados en los pecados ajenos.
Nicol¨¢s, por su parte, est¨¢ donde estaba; en el PSOE, pero radicalmente enfrente de las pol¨ªticas que represent¨®, como nadie, Boyer. ?D¨®nde nos situaremos cada uno? El PSOE puede ocupar el centro de la izquierda, su posici¨®n hegem¨®nica, abierta y no sectaria, o empe?arse en una lucha est¨¦ril de ser sin ser por estar en el centro-socialista. Ni las antiguas pol¨ªticas proletaristas tienen sentido, porque la sociedad ya no es, afortunadamente, as¨ª. Ni las modernas posturas beautiful-liberales, que tienen un tufo a derecha que tumba de espaldas, porque el impulso profundo del socialismo es imperecedero. Los electores han confirmado estas ideas. El PSOE, con sus alas derecha e izquierda, tiene que ser el centro pol¨ªtico de la izquierda, del progreso, de la justicia, de la igualdad, del Estado Social. Por lo dem¨¢s, como dec¨ªa S¨®crates, el car¨¢cter de cada hombre es su destino, y que cada uno vaya a donde tenga que ir.
Nicol¨¢s Redondo Terreros es secretario general de los socialistas vizca¨ªnos.
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