YO
Yo tiene mala prensa. No exactamente yo, un servidor' (aunque quiz¨¢ tambi¨¦n), sino referirse a uno mismo diciendo yo. Es recelo, acaso moda, seguramente falsa modestia de gentes presuntamente ilustradas, pol¨ªticos en general, algunos columnistas, futbolistas, personajes populares. Por no decir yo recurren al circunloquio, a la tercera persona, a formulas t¨®picas e incluso al nos y entonces les sale una referencia mayest¨¢tica inadecuada a su cuna, su prestigio y su real val¨ªa.Un lector manifestaba en este peri¨®dico el miedo que le hab¨ªa producido Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar en una entrevista porque hab¨ªa dicho el democr¨¢tico nosotros cuatro veces y lo menos veinte el dictatorial yo. En cambio el maestro Eduardo Haro explicaba en su columna que si prefer¨ªa emplear yo en lugar de nos al hablar de s¨ª mismo era por modestia: "Nos" es propio de papas y reyes.
Yo -que soy periodista de pura cepa- suelo emplear el t¨¦rmino un servidor por estricto rigor informativo. Efectivamente, me he pasado la vida sirviendo, en el buen sentido de la palabra. Un servidor se levanta por la ma?ana, empieza a saludar jefes y no para hasta que se acuesta al amanecer.
En realidad lo que un servidor desea es reivindicar el yo como palabra llana, clara e insustituible para referirse a uno mismo. Aprendimos de peque?os: "A ver, ni?os: ?qui¨¦n quiere un bocadillo de jam¨®n?" Y respond¨ªamos: ??Yo!". A nadie se le ocurr¨ªa contestar "Nosotros" pues obligar¨ªa a repartir entre. todos el bocadillo de jam¨®n. Y eso, con el hambre que hab¨ªa, jam¨¢s; antes fenecidos.
Los madrile?os castizos utilizaban eufemismos no por aversi¨®n al yo, ni por suavizar su prepotencia (que no tiene), ni por diluir su responsabilidad en la, abstracta colectividad que comporta el "nosotros", sino para enriquecer el lenguaje, empleando la viveza propia del intelecto. Y, as¨ª, donde proced¨ªa el yo, introduc¨ªan "Mi menda" o "Este cura" o "El hijo de mi madre".
Distinto es el caso de quienes est¨¢n sujetos a la disciplina. propia de su oficio o a las reglas del protocolo; tal el Papa, quien no vale diga Yo, pues le corresponde el Nos y, bajando algunos grados en el escalaf¨®n, la soldadesca. Cuando nos llamaba el sargento en la mili no proced¨ªa responder "Yo", sino "Presente y cocina".
Futbolistas, toreros, actores y pol¨ªticos creen que corresponde a su importancia hablar en tercera persona. De manera que Butrague?o -dicho sea sin ¨¢nimo de se?alar- dir¨¢ "Butrague?o se siente feliz en M¨¦xico"; Enrique Ponce, "Enrique Ponce a¨²n no tiene decidido si torear¨¢ en Pamplona"; el diputado P¨¦rez, "El diputado P¨¦rez es un dem¨®crata de toda la vida". Y de esta guisa, hasta alcanzar un sorprendente desdoblamiento de personalidad.
El Rey Juan Carlos da ejemplo utilizando el Yo con todas sus consecuencias, si bien -caballere, espa?ol, al cabo- antepone a la Reina y dice "La Reina y Yo". Los espa?oles deber¨ªamos aprender del monarca la llaneza que excluye complejos; el correcto uso del castellano. Si recurriera al rid¨ªculo "Yo mismo" habitual en muchos pol¨ªticos y columnistas, habr¨ªa de decir "La Reina y yo mismo" o, con mayor propiedad, 'Ta reina misma y, yo mismo", que es expresi¨®n surrealista donde las haya.Yo soy yo y el otro es t¨² o usted, y no hay que darle m¨¢s vueltas. Yo no soy yo mismo, ni menos nosotros, como t¨² (o usted) no eres t¨² mismo ni vosotros. Dice yo el que da la cara, el que es consecuente con su personalidad. Yo -sin ir m¨¢s lejos- no necesito ampararme en la colectividad del nosotros para declarar que Madrid se est¨¢ convirtiendo en una ciudad insoportable. Para- decir que acepto los pasos subterr¨¢neos mientras abomino de los elevados tambi¨¦n llamados scalextric; que los estacionamientos en doble fila (a veces triple o cu¨¢druple fila) constituyen, una prueba de la insolidaridad ciudadana y de la bochornosa incompetencia del ayuntamiento; que el presidente de- la Comunidad, Alberto Ruiz Gallard¨®n, anunci¨® una pol¨ªtica cultural excluyendo el casticismo, lo cual era s¨ªntoma de man¨ªa persecutoria o de ignorar el significado de castizo. Y m¨¢s cosas dir¨ªa yo sobre Madrid, de haber tiempo y lugar. O sea, que he dicho. Yo.
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