Un pacto que acabar¨¢ en ruptura
El acuerdo por el empleo en Alemania hace aguas por los enfrentamientos entre empresarios y sindicatos
El pacto para el empleo, la propuesta del sindicato IG Metall para reducir el paro en Alemania, amenaza con convertirse en una criatura abortiva. A poco menos de medio a?o de su nacimiento los enfrentamientos verbales entre sindicatos y patronal adquieren singular virulencia y. hacen temer por la viabilidad del pacto en una coyuntura econ¨®mica de incremento del paro y crecimiento cero, en el mejor de los casos.Una caricatura aparecida estos d¨ªas refleja de forma certera la situaci¨®n del pacto para el empleo. En una vi?eta un grupo de gente lanza bravos y gritos de entusiasmo ante unos fuegos artificiales que escriben en las nubes el eslogan "pacto para el empleo". En la siguiente vi?eta los fuegos artificiales se han apagado, nadie grita nada y todo queda en la oscuridad. El pacto para el empleo corre el riesgo de quedarse en puros fuegos artificiales: una propuesta atractiva que s¨®lo proporcion¨® unos momentos de satisfacci¨®n en medio de la oscuridad de la crisis econ¨®mica.
Hace u nos cinco meses el IG Metall consigui¨® un fuerte impact¨® en la opini¨®n pl¨²blica con su oferta de renunciar a aumentos salariales reales, a cambio del compromiso de la patronal de crear 100.000 puestos de trabajo anuales. Al mismo tiempo, el sindicato aceptaba un salario por deba jo de la tarifa acordada en convenio colectivo para los . parados cr¨®nicos. Al Gobierno le tocaba comprometerse a no aplicar la tijera a las presta ciones sociales.
La propuesta sindical contiene elementos de inter¨¦s. Por primera vez los sindicatos sacrifican var¨ªas vacas sagradas: reconocen de forma implicita que los salarios son un costo de la producci¨®n con repercusi¨®n sobre ¨¦l empleo; renuncian a un incremento salarial vinculado a la mayor productividad y admiten la posibilidad de un salario diferente por el mismo trabajo en el caso de los parados cr¨®nicos.
Sin contenido
Lo que se salud¨® como una aportaci¨®n interesante para solucionar el problema del paro se ha venido diluyendo, hasta quedarse casi en un eslogan sin, contenido, algo que manejan sindicalistas y pol¨ªticos de todo color para su propaganda, pero que los empresarios no aceptan.
El Gobierno respondi¨® con una cumbre de los llamados agentes sociales, patronal y sindicatos, bajo el manto tutelar del canciller democristiano Helmut Kohl (CDU). El Gobierno present¨® su propio programa de 50 puntos, que hizo exclamar al padre del pacto para el empleo, el presidente del IG Metall Klaus Zwickel, un "no es eso, no es eso".
En una cumbre entre Gobierno, empresarios y sindicatos, en la Canciller¨ªa Federal en Bonn, se lleg¨® a un acuerdo para sanear las deficitarias cajas de la Seguridad Social. Para lograr este objetivo se acord¨®: aumentar la edad de retiro, que en Alemania ya ha ca¨ªdo por debajo de los 60 a?os; dificultar la jubilaci¨®n anticipada de los parados e introducir la posibilidad del trabajo a tiempo parcial hasta media jornada con el 70% del sueldo, con un,20% a cargo de la Seguridad Social, si la empresa crea a cambio un nuevo puesto de trabajo.
A pesar de todas estas tentativas y planes, las cuentas no cuadran, porque no se afrontan los aspectos estructurales del problema. La ca¨ªda PIB en el ¨²ltimo trimestre y el incremento explosivo de las cifras de parados suponen un descenso en los ingresos fiscales y un aumento de los gastos, para afrontar las prestaciones sociales derivadas del desempleo. Al mismo tiempo, la p¨¦rdida de competitividad de la econom¨ªa alemana con los mayores salarios del mundo, los m¨¢ximos costes no salariales, el m¨ªnimo tiempo de utilizaci¨®n de la maquinaria, las jornadas de trabajo m¨¢s bajas, las vacaciones m¨¢s prolongadas y la marca mundial en d¨ªas de baja por enfermedad, hace que los empresarios alemanes opten cada vez m¨¢s por trasladar sus f¨¢bricas al extranjero y exportar puestos de trabajo.
Contra un cuadro cl¨ªnico semejante, no hay pacto para el empleo que valga. El clima social se enrarece, en Alemania, aunque el sentido de la responsabilidad de los sindicatos y la tradicional actitud de respeto por la autoridad y jerarqu¨ªa hacen que, al menos por ahora, no corra peligro la estabilidad y el orden establecido. No obstante, no faltan las voces de casandras que otean un peligro no muy lejano. Hace unas semanas un empresario alem¨¢n comentaba al corresponsal de este peri¨®dico su preocupaci¨®n ante el futuro de Alemania y resum¨ªa: "No quisiera que en unos pocos a?os tengamos que jugar al golf protegidos por vigilantes armados".
Intercambio de acusaciones
Empresarios y sindicatos han incrementado en las ¨²ltimas semanas las acusaciones y advertencias, si no se logran progresos en la soluci¨®n del problema del paro. El presidente del distrito tarifario del IG Metall en Hesse, Karl Guent her Kronawitter, amenaz¨® con una ola de protestas para impedir el desmantelamiento de las prestaciones sociales, si fracasa el pacto para el empleo: "Si no se aprovecha la ocasi¨®n [de aplicar el pacto para el empleo], esperamos un movimiento social en toda Alemania que borre a todos aquellos que quieren introducir el capitalismo en su forma m¨¢s repulsiva.
El futuro presidente de la patronal del metal, Werner Stumpf¨¦, acusaba estos d¨ªas a los sindicatos de aferrarse a posiciones extremas y plantear exigencias inaceptables: "No queremos bronca sino claridad. La rama del metal y la industria el¨¦ctrica necesitan una reducci¨®n del 20% en los costos salariales. ?sta es la diferencia actual entre Alemania y el resto, de los 11 pa¨ªses m¨¢s industrializados".
El dirigente del IG Metal y padre del pacto para el empleo, Klaus Zwickel, acus¨® a los empresarios de querer chantajear al Gobierno y sindicatos con los 4,3 millones de parados: "Siento un odio mortal, cuando veo c¨®mo se juega con la penuria de la gente para sacar mayor provecho propio". La r¨¦plica del dirigente patronal Stumpfe no se hizo esperar y acus¨® a Zwickel de "instrumentalizar a los 4,3 millones de parados, para emplearlos en la lucha contra nosotros". A?adi¨® Stupmfe que con su griter¨ªo Zwickel se sit¨²a fuera del c¨ªrculo de quienes se esfuerzan por conseguir pactos para m¨¢s empleo: "Detr¨¢s de sus ataques se esconde sin duda la convicci¨®n de que el pacto para el empleo en la forma original propuesta por Zwickel est¨¢ muerto".
El canciller democristiano Helmut Kohl (CDU), un artista a la hora de vender optimismo, asegura que "se puede decir que este vaso est¨¢ medio vacio o medio lleno. Para m¨ª, est¨¢ medio lleno". No obstante, Kohl afirma que, ante los cuatro millones de parados, no puede ser que Alemania tenga Ias m¨¢quinas m¨¢s caras, el tiempo m¨ªnimo de uso de la maquinaria y las vacaciones m¨¢s largas. Esto no encaja".
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