Los hermanos Men¨¦ndez, declarados culpables del asesinato de sus padres
Un jurado de Los Angeles declar¨® ayer a Lyle y Erik Men¨¦ndez, de 2,8 y 25 a?os de edad, culpables de asesinato en primer grado de sus padres. El veredicto, que desestim¨® la posibilidad de una condena m¨¢s suave, por homicidio, en el caso del padre e incluy¨® el agravante de conspiraci¨®n, abre la puerta a unas sentencias que en el mejor de los casos ser¨¢n de 25 a?os de c¨¢rcel y en el peor, de pena de muerte. El de ayer fue el segundo y definitivo intento de juzgar a los dos hermanos.Los hermanos Men¨¦ndez estaban acusados de haber asesinado a sus padres el 20 de agosto de 1989 para disfrutar de una herencia de 14 millones de d¨®lares -unos 1.680 millones de pesetas. Despu¨¦s de negarlo y de mentir durante 4 meses, los dos acabaron reconociendo, cuando las pruebas fueron aplastantes, ser los autores del crimen pero justificaron su acci¨®n por los a?os de abusos f¨ªsicos, psicol¨®gicos y sexuales que hab¨ªan sufrido. ?Se trataba de un caso de autodefensa o de un victimismo desvergonzado? Esa fue la duda, h¨¢bilmente explotada por los abogados defensores, que bloque¨® a los jurados en 1994 y les impidi¨® llegar a ning¨²n acuerdo. Entonces, Erik y Lyle Men¨¦ndez fueron juzgados por separado y el juicio se desarroll¨® ante las c¨¢maras de televisi¨®n con un seguimiento masivo de p¨²blico.
El juicio se repiti¨® este. a?o con modificaciones importantes que permitieron calmar el ambiente y centrar el proceso. Los dos hermanos estaban juntos en el banquillo y no se permit¨ªan c¨¢maras de televisi¨®n en la sala.
Jos¨¦ Men¨¦ndez, un ejecutivo de origen cubano que trabajaba en la industria del espect¨¢culo de Hollywood, viv¨ªa con su esposa Kitty y sus dos hijos en una mansi¨®n de Beverly Hills. La educaci¨®n dada a sus hijos oscilaba entre actos de extrema crueldad para humillarles y una vida llena de lujos que siempre parec¨ªa poco a los j¨®venes: a los 16 a?os, cuando Erik recibi¨® un Alfa Romeo como regalo de cumplea?os, le dijo a su padre que el coche "era una porquer¨ªa", porque lo que ¨¦l estaba esperando era un Porsche.
Precisamente fue la ambici¨®n y las ganas de juerga de los chicos lo que puso a la polic¨ªa sobre su pista: d¨ªas despu¨¦s de asesinar a los padres, cuando en p¨²blico lloraba su muerte y la atribu¨ªa a desconocidos, Erik se compr¨® el autom¨®vil de sus sue?os.
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