Unidos en la Guerra, separados en la paz
Los ancianos serbios del geri¨¢trico de Nedzanci se van tras cuatro a?os de convivir con musulmanes y croatas
Nada es una mujer serbia de avanzada edad. Su rostro denota el sufrimiento de estos a?os. No piensa irse, aunque su hermana le suplica una y otra vez que haga las maletas. Le da igual que el asilo de Nedzarici haya pasado desde hace un mes a estar en una zona controlada por la Federaci¨®n croato-musulmana. No tiene miedo. Durante la guerra, el centro geri¨¢trico fue pr¨¢cticamente el ¨²nico edificio habitado de este suburbio de Sarajevo, situado en la primera l¨ªnea del frente. Si sobrevivi¨® a los combates sin agua, sin luz y sin calefacci¨®n, ?qu¨¦ puede temer ahora?, piensa Nada. Pero su caso es una excepci¨®n. La inmensa mayor¨ªa de ancianos serbios del asilo que convivieron durante los peores d¨ªas de la guerra junto a croatas y musulmanes se han ido.Tras la firma del acuerdo de Dayton, la Cruz Roja Internacional hizo una encuesta entre los ancianos del centro. Todos los pacientes serbios', menos dos, y tres musulmanes expresaron su voluntad de irse cuando el asilo pasara a ser administrado por la Federaci¨®n por miedo a represalias. La propaganda de los medios de comunicaci¨®n serbobosnios tambi¨¦n hab¨ªa hecho su efecto en el asilo de Nedzarici. Enfermeras, asistentas sociales y celadores serbios se fueron con los pacientes, que no pod¨ªan ni caminar. Ahora est¨¢n en el cuartel de Lukavica, territorio serbio en las afueras de Sarajevo. Nadie les oblig¨® a irse, excepto la propaganda de Pale. Uno de los ancianos regres¨® pocos d¨ªas despu¨¦s a pie porque, seg¨²n dice, aqu¨ª est¨¢n sus amigos.Vendr¨ªan a matarles
"Les dec¨ªan a los pobres ancianos que vendr¨ªa un nuevo director musulm¨¢n que los matar¨ªa a todos", cuenta Nevzeta Memic, jefa de las enfermeras. Zuad Memisevic, musulm¨¢n, es el supuesto matarife. Es un hombre de aspecto pac¨ªfico, asistente social de profesi¨®n. Trabaj¨® 12 a?os junto a, Milena Mucibabib, la anterior directora del geri¨¢trico, serbia, con quien mantiene una relaci¨®n excelente. El personal que sigue en el centro reconoce que Milena es muy querida por todos. La ex directora vivi¨® bajo una intensa presi¨®n de los dirigentes serbobosnios, que la conminaban a marcharse cuando Nedzarici pasara a la Federaci¨®n. Las amenazas no han podido con ella. Cada d¨ªa se desplaza desde el vecino territorio de la rep¨²blica serbia al asilo para visitar a sus "viejitos". Es bien conocida en los dos bandos. "Nadie me ha retenido hasta ahora. No s¨¦ qu¨¦ pasar¨¢ ma?ana. Nada ni nadie me impedir¨¢ que cumpla con mi trabajo".
"Ahora ninguna organizaci¨®n humanitaria quiere ayudarme porque me he ido a Lukavica. Durante la guerra siempre procur¨¦ ayudar a todo el mundo sin distinci¨®n de origen", apunta Milena. "Decid¨ª irme porque mi familia est¨¢ toda en el otro lado [rep¨²blica serbia]. No quer¨ªa perder el contacto con ellos. S¨®lo tem¨ªa quedarme sola y aislada". La ex directora recuerda su infancia "dificil": "Me cri¨¦ con mi abuela, durante la II Guerra Mundial. Quiz¨¢ por ello quiero tanto a la gente mayor".
La guerra fue un infierno para el geri¨¢trico de Neradzici. Murieron 163 pacientes, 20 de ellos por disparos de francotiradores o por las bombas. No ten¨ªan c¨®mo enterrarlos, recuerda Milena Mucibabic. Al estallar el conflicto hab¨ªa 300 internos, 50 de ellos paral¨ªticos y otros 145 necesitaban ayuda para desplazarse. Ciento cincuenta eran musulmanes, 60 croatas y el resto serbios, jud¨ªos y de otras nacionalidades. El centro permaneci¨® incomunicado porque los serbios cortaron las l¨ªneas telef¨®nicas con Sarajevo. En 1992 estuvo sin agua, gas y luz. Aquel invierno, el primero bajo la guerra y posiblemente el m¨¢s duro, 26 ancianos murieron congelados. En el piso superior del asilo quedan todav¨ªa restos que delatan la identidad de sus ¨²ltimos moradores: cajas de munici¨®n del antiguo ej¨¦rcito federal, tr¨ª-, podes de ametralladora y munici¨®n usada. Aunque la anterior directora del centro lo niega rotundamente -"los soldados pasaban por aqu¨ª porque la l¨ªnea del frente era justo delante nuestro, pero nunca utilizaron el centro con fines militares", dice-, hay pocas dudas de que los francotiradores serbios utilizaron el edificio a su conveniencia. Nedzarici era un basti¨®n militar serbio en el que se libraron violentas batallas. Sus habitantes eran gentes de la milicia. Poco pod¨ªa hacer Milena Mucibabic ante los uniformados, amos y se?ores del barrio. Se llevaron todos los documentos del centro en v¨ªsperas de la reunificaci¨®n de Sarajevo. La directora s¨®lo obtuvo la garant¨ªa de que el interior del asilo no hab¨ªa sido minado cuando los serbios se retiraron de Nedzarici.
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