Pyongyang tiene necesidad urgente de alimentos
Por segunda vez en menos de seis meses Corea del Norte ha solicitado el auxilio internacional para afrontar las penurias causadas por las graves inundaciones ocurridas el pasado verano y que han acentuado la aguda crisis econ¨®mica que padece el pa¨ªs asi¨¢tico. La misi¨®n diplom¨¢tica norcorcana ante la ONU en Ginebra comunic¨® a principios de semana al secretario adjunto de la organizaci¨®n encargado de ayuda humanitaria, Yasushi Akashi, que Pyongyang debe afrontar una necesidad urgente de alimentos derivada de las cat¨¢strofes de julio y agosto pasados. La petici¨®n la hizo poco antes de anunciar que renuncia a cumplir el acuerdo sobre el armisticio que puso fin a la guerra civil, en la pen¨ªnsula coreana en 1953.
Corea del Norte hab¨ªa hecho una primera solicitud en septiembre, que no tuvo toda la acogida que se pod¨ªa esperar, y anunci¨® en enero ¨²ltimo que en vista de la escasa respuesta retiraba su petici¨®n porque, adem¨¢s, tem¨ªa que "algunos pa¨ªses la aprovecharan con fines pol¨ªticos".Este delicado momento llega justo cuando se registran sucesos que desprestigian al "para¨ªso de los trabajadores", como el inusitado aumento de fugas, algunas tan sonadas como la de la ex esposa de Kim Yong II, y mientras el liderazgo de ¨¦ste suscita m¨¢s interrogantes que certezas. Desde la muerte de su padre, Kim II Sung, en julio de 1994, apenas ha tenido protagonismo y sus con tactos p¨²blicos son m¨ªnimos. El ¨²ltimo fue el pasado 18 de febrero, una masiva concentraci¨®n popular en la capital, dos d¨ªas despu¨¦s de su 54? cumplea?os.
Kim, te¨®ricamente l¨ªder supremo tras la desaparici¨®n de su padre, no ha asumido todav¨ªa los cargos de jefe de Estado y de secretario general del Partido de los Trabajadores. Ambos puestos siguen vacantes, algo que muchos analistas interpretan como una clara se?al de debilidad. Sin embargo, otros restan importancia a ello y sostienen qu¨¦ obedece simplemente al respeto de tres a?os de luto. que marca el confucionismo y que Kim Jong II ser¨¢ definitivamente entronizado en julio de 1997.
Un largo par¨¦ntesis para algunos, como el ex director de la ClA, William Colby, quien manifest¨® a un diario surcoreano que Kim no es m¨¢s que un prisionero de los militares, incapaz siquiera,de poder pronunciar un discurso sin su consentimiento. Desde el fallecimiento el a?o pasado del jefe del Ej¨¦rcito, O Jin U, se han producido una serie de relevos en la c¨²pula militar, con el nombramiento de mandos partidarios de la l¨ªnea dura en las relaciones con Corea del Sur. Se cree que en la decisi¨®n habr¨ªa tenido poco peso Kim. El teniente goronel Choe Ju Hwai, que desert¨® en junio de 1995 y pidi¨® asilo pol¨ªtico en Se¨²l, ha manifestado que, adem¨¢s de ser "impredecible, temperamental e irresponsable", Kim Jong Il no controla a la milicia.
Kim se ha dedicado a regalar lujosas casas y autom¨®viles a muchos generales y ha permitido la corrupci¨®n econ¨®mica para as¨ª ganar su confianza. Sin embargo, no parece que esas d¨¢divas hayan servido para consolidarle en el poder. Todo ello servir¨ªa para reforzar la teor¨ªa de quienes sostienen que es un hombre pol¨ªticamente inmaduro. Nada se sabe de su formaci¨®n intelectual y siempre se ha destacado su supuesta pasi¨®n por el cine -ha hecho algunas incursiones en la direcci¨®n de pel¨ªculas de dudoso gusto-, las mujeres, el alcohol y ¨²ltimamente el golf. Sin duda, Sung Hae Rim, madre de su primer hijo, podr¨¢ contar mucho cuando se decida a hablar. Sung, una actriz que dej¨® a su marido para convertirse en la primera esposa de Kim en 1967, desapareci¨® de, Suiza y pidi¨® asilo pol¨ªtico en Corea del Sur el pasado febrero. El "querido l¨ªder" la hab¨ªa repudiado poco despu¨¦s de contraer matrimonio y la expuls¨® a Mosc¨².
Negociaciones congeladas
Las relaciones entre el norte y el sur de la pen¨ªnsula coreana atraviesan actualmente momentos muy dif¨ªciles. La muerte de Kim II Sung, s¨®lo una semana antes de que fuera a tener lugar la primera cumbre intercoreana al m¨¢ximo nivel con su hom¨®logo del sur, Kim Young Sam, congeI¨® las negociaciones sobre la reunificaci¨®n, que hab¨ªan cobrado gran br¨ªo a finales de la d¨¦cada pasada.
Pyongyang ha jugado torpemente sus cartas desde entonces con una serie de desplantes que han irritado sobremanera a Se¨²l. El acuerdo sobre el programa nuclear que Corea del Norte suscribi¨® con Estados Unidos en 1994 est¨¢ teniendo mil y una dificultades para arrancar ante los intentos norcoreanos para que pase inadvertida la colaboraci¨®n surcoreana en la construcci¨®n de dos reactores nucleares.
Tampoco ha sido muy acertada la propuesta de marginar a Corea del Sur y negociar directamente un acuerdo de paz con EE UU que ponga fin al armisticio suscrito en 1953 al t¨¦rmino de la guerra civil. La respuesta norteamericana no se ha hecho esperar: un no rotundo. Y m¨¢s equivocado, fue no agradecer las 150.000 toneladas de arroz que los surcoreanos enviaron en septiembre para auxiliar al medio mill¨®n de personas que perdieron sus hogares en las inundaciones.
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