ETA utiliz¨® a miembros de su red de espionaje para seguir durante meses al gobernador de Guip¨²zcoa

El comando Donosti, parcialmente desarticulado el pasado 25 de marzo, proyectaba asesinar con un coche bomba al gobernador civil de Guip¨²zcoa, Juan Mar¨ªa J¨¢uregui, y a sus guardaespaldas. El grupo del detenido Valent¨ªn Lasarte ten¨ªa pensada la ubicaci¨®n acta del coche bomba, de acuerdo con un plan consistente en atraer al gobernador al barrio donostiarra de Alza asesinando a un guardia civil residente en la zona. La informaci¨®n incautada por la Ertzaintza al comando prueba que J¨¢uregui fue vigilado durante: meses por confidentes de ETA. La precisi¨®n y minuciosidad de los datos acreditan, dem¨¢s, la fluidez de la coordinaci¨®n existente entre la direcci¨®n de ETA y su aparato e espionaje, denominado Sarea [Red].

Junto a decenas de nombres de guardias civiles, polic¨ªas nacionales, guardias municipales de San Sebasti¨¢n, funcionarios de prisiones y militares, en los pape les encontrados en la vivienda de Astigarraga que ocupaba Lasarte se puede leer: "Hasta aqu¨ª se han mostrado varios txakurras [perros, sin¨®nimo de polic¨ªas en el argot etarra]. Para entrar en Alza hay varias entradas, pero, viniendo de Amara [donde est¨¢ el Gobierno Civil], s¨®lo una: por el paseo de Txinguidi, a la salida de la variante. Despu¨¦s de todo atentado, suelen acudir al lugar las autoridades pertinentes y los mandos del Ej¨¦rcito y Polic¨ªa".Adem¨¢s de las caracter¨ªsticas y matr¨ªculas de los veh¨ªculos usados por el gobernador civil de Guip¨²zcoa y sus escoltas ("ocho en total, cuatro en cada relevo") y el punto de ubicaci¨®n id¨®neo del coche bomba, la direcci¨®n d¨¦ ETA indicaba al comando Donosti el procedimiento que los asesinos deber¨ªan seguir para lograr su objetivo. "Si se analiza in situ, se puede ver que es un paso estrecho en una curva cerrada sin viviendas en los alrededores. Consistir¨ªa en colocar un coche bien cargado en la curva y controlar desde zonas cercanas. Se colocar¨ªa justo despu¨¦s de producirse la primera parte de la ekintza [atentado] y para ello har¨ªa falta una coordinaci¨®n por medio de walkies [transmisores]". "Al tratarse de una curva cerrada, hasta que no est¨¢s dentro de la curva no te percatas de la existencia del veh¨ªculo cargado", se se?ala en el escrito.

Para evitar que la presencia del coche resultara sospechosa, ETA aconsej¨® a sus activistas colocar junto al veh¨ªculo "unos conos o una se?al de peligro indefinido o, como alternativa, pincharle una rueda al coche para que as¨ª parezca l¨®gica su presencia en el lugar".

Alarma policial

Pese a la viabilidad del plan urdido para asesinar al gobernador, lo que resulta alarmante para los responsables policiales del Pa¨ªs Vasco es la precisi¨®n de los datos manejados por la direcci¨®n de ETA y el comando Donosti sobre los movimientos de J¨¢uregui. De eso se desprende que los confidentes controlaron al gobernador, no s¨®lo en San Sebasti¨¢n, sino tambi¨¦n en Legorreta (su pueblo natal) y Tolosa, municipio del que fue concejal durante varios a?os.

El control de sus pasos ha sido tal, que los confidentes de ETA llegan a precisar a su direcci¨®n que, "antes de sentarse a comer, como casi todos los viernes en el Caf¨¦ Front¨®n de Tolosa", J¨¢uregui "siempre entra en el servicio sin que previamente lo haya hecho su escolta". Se?alan igualmente los bares de ese municipio que suele visitar en sus desplazamientos a Tolosa.

A juzgar por los datos en posesi¨®n del comando, el gobernador almorz¨® en varias ocasiones bajo la mirada de los soplones de ETA: "Generalmente come con alguien y la escolta en otra mesa, y a veces con la escolta". El seguimiento se extendi¨® tambi¨¦n al pueblo natal de J¨¢uregui, al se?alar que "algunos jueves y viernes por la noche come en su sociedad de Legorreta, dos o tres veces por mes. Generalmente despide a sus escoltas". Los informadores de ETA a?aden que el gobernador "est¨¢ muy confiado, no se imagina como objetivo" terrorista.

Juan Mar¨ªa J¨¢uregui, de 44 a?os, militante socialista procedente del PCE, euskaldun, casado, padre de una hija, s¨ª se supon¨ªa objetivo de ETA. Pero ¨¦l dice que, efectivamente, "no es lo mismo creer que puedes estar en la lista que comprobar que te han seguido los pasos muy de cerca y que ten¨ªan un plan muy preciso para acabar con tu vida".

El gobernador civil de Guip¨²zcoa, cargo que ocupa desde septiembre de 1994, ha decidido modificar sus h¨¢bitos para no dar facilidades al resto del comando Donosti que est¨¢ operativo. "He tomado mis medidas, claro. Pero ni ETA ni nadie va a conseguir recluirme en el castillo del Gobierno Civil e impedir que me relacione con mis amigos, familiares paisanos", proclama.

Honibre de temperamento abierto, caracterizado por su apoyo a la investigaci¨®n de los GAL y por sus posiciones favorables al respeto escrupuloso (le los derechos de los detenidos, J¨¢uregui cree que ETA le ha situado en su diana por su cargo de gobernador civil. "Es un riesgo, que asum¨ª cuando acept¨¦ la propuesta de Juan Alberto Belloch de ocupar este puesto. As¨ª que no me llev¨¦ ninguna sorpresa cuando la Ertzaintza me comunic¨® que aparec¨ªa en las lista de los objetivos. Pens¨¦ naturalmente en m¨ª y en mi familia", prosigue.

Para luchar contra la locura de ETA y contrarrestar la labor de sus confidentes, el gobernador guipuzcoano propone unidad y firmeza democr¨¢tica pol¨ªtica y ciudadana. "Adem¨¢s de como gobernador civil, yo tengo que agradecer, como Juan Mar¨ªa J¨¢uregui, a ese ciudadano que el 25 de marzo telefone¨® a la Ertzaintza para indicar que cre¨ªa haber reconocido a Valent¨ªn Lasarte en Oiartzun. Es muy posible", afirma, "que yo y otras muchas personas le debamos la vida".