Neptuno
Todo Madrid es un clamor de colchones calientes. Los rojiblancos est¨¢n que lo tiran. Algunos todav¨ªa no han terminado las celebraciones. En pleno arrebato por la gesta de Zaragoza, andan por ah¨ª ensoberbecidos y m¨¢s orondos que don Rodrigo en la horca. Su dios protector, Neptuno, el del tridente, se exhibe altivo y embriagado de chuler¨ªa en la plaza que lleva su nombre. Muy cerca, su madre Cibeles mira de reojo, como sin enterarse de lo que pasa.Las org¨ªas balomp¨¦dicas exhalan un tufo pagano evidente y un tufillo patriotero no menos elocuente. En las cantinas se celebr¨® el gol de Pantic como si se tratara de un golazo al mism¨ªsimo Pujol. "?Toma pactos!", gritaba la plebe tabernaria en pleno ¨¦xtasis. El listillo de turno, pesimista como casi todos los listillos, murmuraba: "Todo estaba apalabrado. Para nosotros, la Copa; para ellos, la Liga".
Este cronista presenci¨® el partido en un chiringuito de M¨¢laga con los componentes del grupo Ketama, madrile?os de post¨ªn y atl¨¦ticos fundamentalistas. Cuando en la pr¨®rroga ocurri¨® el milagro, los tres habichuelas saltaron como heridos por el rayo. L¨¢grimas, abrazos, v¨ªtores al Manzanares, y zambra hasta el alba. De repente, son¨® el m¨®vil de Juan Carmona. Un amigo de Lavapi¨¦s le comunic¨®: "Vente pa Madrid, Juanito, que esta noche arde Troya". (Ketama ha creado un club de f¨²tbol, el Atl¨¦tico Camar¨®n, algo as¨ª como un presunto filial del Calder¨®n).
Los colchoneros son pragm¨¢ticos. Adoran a Neptuno, pero mantienen relaciones fluidas con la religi¨®n verdadera. En Zaragoza hicieron una ofrenda de tres cirios a la Virgen del Pilar. Y al terminar el partido, don Radomiro Antic manifest¨®: "Si Dios existe, ten¨ªa que ayudarnos".
Pero no las tienen todas consigo. Neptuno era un dios perdedor en todas sus ri?as del Olimpo. El reto de los colchoneros consiste en acabar de una vez con los demonios familiares: hay que ganar la Liga. Y si no la gana este a?o, seguir¨¢ siendo el pupas de siempre. Por mucho tridente que haya.
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