El triunfo de los guerrilleros
La Liga Norte y Refundaci¨®n Comunista ser¨¢n esenciales para la estabilidad pol¨ªtica del pa¨ªs
ENVIADO ESPECIAL Dos partidos guerrilleros han sido lo m¨¢s parecido a los vencedores en Italia. La guerrilla interior del Olivo, Refundaci¨®n Comunista y la guerrilla externa a todo el sistema, la Liga Norte, federalista y a ratos separatista, salen los mejor parados en las elecciones de ayer. Sin los sucesores del PCI de Togliatti y Berlinguer, el partido de Fausto Bertinotti, y quiz¨¢ tambi¨¦n sin los diputados de Umberto Bossi, no pare que vaya a ser posible nada. Ni Gobierno, ni II Rep¨²blica, ni estabilidad ninguna. Y lo malo es que con ellos tampoco es seguro que haya nada garantizado.
S¨®lo una cosa parece clara. La derecha ha perdido las elecciones. El Polo de Silvio Berlusconi no tiene ninguna posibilidad de formar Gobierno, pero eso no quiere decir que el centro izquierda, que dirige el ex democristiano Romano Prodi, haya ganado suficientemente. Los votos y los esca?os del Olivo, estrictamente hablando PDS (excomunistas), m¨¢s dos listas de centro, la de Maccanico y la del actual jefe de Gobierno, Lamberto Dini, empatan virtualmente, esca?o o porcentaje arriba o abajo, con el centro derecha.La diferencia la hace Refundaci¨®n Comunista, con sus m¨¢s de 30 diputados en la C¨¢mara Baja, pues sin ellos no se alcanzan los 316 esca?os que dan la mayor¨ªa en la Asamblea, y otro tanto ocurre en el Senado. Y ah¨ª es donde comienzan las dificultades.Los l¨ªderes del Olivo, y muy se?aladamente Prodi, se han hartado de decir en la campa?a que contaban con formar Gobierno sin Refundaci¨®n, y que si este partido les apoyaba era cosa de ellos. Bertinotti, por su parte, hab¨ªa prometido y repiti¨® anoche que dar¨ªa el voto de su hueste para lograr la investidura, pero que luego "Prodi ten¨ªa que aprender a ganarse la vida".
Y las dificultades est¨¢n muy lejos de acabar ah¨ª. No solamente la contradicci¨®n entre Bertinotti y Dini, ex director general del Banco de Italia, es total por ambas partes, sino que el programa, las creencias, la urbanidad pol¨ªtica de los centristas del Olivo est¨¢ m¨¢s cerca de los moderados del Polo, los democrist¨ªanos de Casini y Buttiglione y hasta de una parte de Forza Italia, el partido televisivo de Berlusconi, que no ya de Refundaci¨®n sino hasta casi del PDS. Todo esto significa que un Gobierno de centro izquierda con apoyo externo, ley a ley, del grupo de Bertinotti no s¨®lo va a ser inestable, sino que, dif¨ªcilmente, ser¨¢ presentable en Europa. Si las diferencias entre el Olivo y el Polo sobre la construcci¨®n europea son apreciables, los primeros comulgan con la fe de Maastricht, y los segundos opinan que las directivas de convergencia europeas son vestiduras de quita y pon, entre Olivo y Refundaci¨®n resultan mucho mayores. Para Bertinotti, Europa es una merienda de negros y los negros son ellos. Y, por a?adidura, tras la ca¨ªda del Muro se considera poco elegante contar con cualquier comunista que no se haya puesto cuando menos por delante el adjetivo ex.
Maniobras partitocr¨¢ticas
Mas, ni siquiera con el acopio de comunistas es seguro que el Olivo tenga en las dos c¨¢maras. Ah¨ª entra la Liga y el ¨¦xito, en gran medida personal de su l¨ªder Umberto Bossi, con cerca del 9% del voto a escala italiana. Y aunque a quien esto firma le parezca el l¨ªder nordista una originalidad rupestre m¨¢s que un pol¨ªtico contempor¨¢neo, es indudable que sabe conectar con una parte del p¨²blico, que su mensaje trazado a los m¨¢s gruesos rasgos, con fuerte acompa?amiento el¨¦ctrico y basado en la mayor oscuridad y la mayor plasticidad de sus intenciones futuras, resuena en una poblaci¨®n del Norte industrial harta de mafias, tangentes, maniobras partitocr¨¢ticas y ex acciones fiscales.Bossi ha asegurado porque as¨ª conven¨ªa a su estrategia de presentarse solo a las elecciones, que ni Polo ni Olivo podr¨ªan esperar su apoyo para seguir gobernando desde el centro en una Rep¨²blica unitaria. Pero, es evidente que el centro izquierda no repugna tan profundamente a Bossi como Berlusconi, a quien ha cubierto de insultos durante la campa?a. "Chuparruedas", el m¨¢s gentil de todos ellos. Y, por a?adidura, el federalismo de verdad, que es lo menos que exige la Liga, es mucho m¨¢s digerible para la cultura de la izquierda que para el personalismo del l¨ªder de Forza Italia y el estatalismo de su segundo, el posfascista Gianfranco Fini. Por todo ello, cuando Bossi tenga que dejar la beatitud de su buen resultado y pasar al cobro, s¨®lo deber¨ªa caber una tentativa de acuerdo con el Olivo.
?Y Berlusconi? Casi todo el mundo ha pintado con tan l¨²gubres tonos su futuro si no ganaba, que parece que hasta haya podido salvar los muebles. Primero, no ha reducido, siempre seg¨²n proyecciones por confirmar, su cuota de votantes; segundo, Alianza Nacional se le acerca notablemente pero no se ha producido il sorpasso, la victoria interior de Fini sobre su jefe de coalici¨®n en el Polo. Pero eso no despeja, ni mucho menos, su futuro.
El director de La Stampa, reci¨¦n nombrado para dirigir La Repubblica, Ezio Mauro, comen taba ayer que "Forza Italia no es un partido para estar en la oposici¨®n, para hacer pol¨ªtica, sino para hacer elegir a Berlusconi" y que, raramente, puede reconvertirse en maquinaria de taloneo al poder. El propio patr¨®n de Fininvest alud¨ªa reservadamente a ello en una entrevista esta semana en EL PA?S, al decir que ser¨ªa "un desperdicio para Italia" que tuviera que quedarse en la oposici¨®n. Mejor, quiz¨¢, dedicarse a sus negocios, que al negocio de Italia si los italianos no tienen la delicadeza de devolverle al poder.
La victoria aparente del Olivo m¨¢s Refundaci¨®n es complicada, y no tan distinta de la del Partido Popular el pasado 3 de marzo en Espa?a. Bertinotti, a diferencia de Jordi Pujol, no regatea sus es ca?os, pero como compa?¨ªa es infinitamente menos decorativo que el nacionalismo catal¨¢n, por lo que s¨®lo si la Liga fuera necesaria para asegurar la gobernabilidad el paralelismo se completa r¨ªa con la situaci¨®n espa?ola.
En ¨²ltimo, sin embargo, incluso con esta victoria apretada, el ¨¦xito del Olivo es ya considerable por el solo hecho de existir, de recibir el apoyo -sin Refundaci¨®n- de cerca del 40% de la opini¨®n, y de haber franqueado un foso que secularmente ha separado en la vida pol¨ªtica italiana a cat¨®licos dem¨®cratas y la izquierda. Hace 20 a?os eso se llam¨® el compromiso hist¨®rico.
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