?El Tato, por la puerta del Pr¨ªncipe!
El Tato esper¨® al quinto toro de rodillas a porta gayola. Sali¨® andando el toro, se par¨®, hizo un regate y hubo en la plaza un suspenso de terror y de muerte. ?Ay!, fue el grito. Pero El Tato -menudo coraz¨®n tiene este aragon¨¦s-, present¨® el capote, encel¨® al toro, le cambi¨® el viaje, lo vaci¨® en el vuelo de la larga afarolada... Lo embarc¨® a continuaci¨®n por ver¨®nicas ganando terreno hasta los medios y cuando remat¨® ya estaba sonando jubilosa la m¨²sica, ya el p¨²blico hab¨ªa saltado de sus asientos, ya la ovaci¨®n era ensordecedora y la Maestranza se iba a venir abajo. Ah¨ª gan¨® El Tato el derecho a abrir la puerta del Pr¨ªncipe y la abri¨® con todos los honores. ?El Tato por la puerta del Pr¨ªncipe! Qui¨¦n lo hubiera podido predecir al empezar esta feria, tan llena de figuras, de maestros, de finos toreros, de genios, de fen¨®menos de la naturaleza.?El Tato por la puerta del Pr¨ªncipe! Y con todo derecho porque se lo gan¨® a fuerza de valor y de torer¨ªa. Y porque es mentira que esos otros fen¨®menos sean tan maestros, tan finos, tan geniales. La maestr¨ªa, la finura y la genialidad se demuestran toreando toros de verdad con generosa entrega. Toros de verdad que no quisieron ni ver Julio Aparicio y Vicente Barrera, y se cayeron del cartel. Qu¨¦ rid¨ªculo. Al enterarse el p¨²blico que los sustitu¨ªan El Tato y Pep¨ªn Liria se puso a dar saltos de alegr¨ªa y hubo quien convidaba a puros.
Ybarg¨¹en / Litri, Tato, Liria
Toros de Ram¨®n S¨¢nchez de Ybarg¨¹en, con seriedad y trap¨ªo, flojos, varios inv¨¢lidos, mansos y reservones.Litri: estocada (silencio); estocada desprendida (oreja). El Tato: estocada ladeada (oreja); estocada perdiendo la muleta y rueda de peones (dos orejas y clamorosa vuelta al ruedo); sali¨® a hombros por la puerta del Pr¨ªncipe. Pep¨ªn Liria: estocada corta saliendo trompicado (oreja); estocada, descabello y se echa el toro; se le perdon¨® un aviso (oreja). Plaza de la Maestranza, 27 de abril. 11? corrida de feria. Lleno.
Todo ten¨ªa importancia
Qu¨¦ casualidad que las dos corridas triunfales, emocionantes y bellas -la de los victorinos y esta de S¨¢nchez Ybarg¨¹en- hayan sido las ¨²nicas de la feria en las que han salido toros. El toro en la arena, todo cuanto pudiera ocurrir all¨¢ ten¨ªa una importancia de primera magnitud. Ten¨ªan importancia la brega de los peones -hubo quien hasta corri¨® a una mano, ?lo nunca visto!-, los tercios de banderillas -varios consumaron la suerte cuadrando en la cara y asom¨¢ndose al balc¨®n y, por supuesto, cada lance y cada pase de los diestros.Los diestros no se quedaban cortos, lanceaban embraguetados, entraban en quites. El Tato mantuvo en alto el clamor que provoc¨® la larga cambiada pasando por rogerinas, ci?¨® chicuelinas despu¨¦s y ten¨ªa entregada la plaza cuando se le ocurri¨® brindar a sus compa?eros de tema, que estaban recrecidos, al asalto del triunfo.
La faena de muleta que cuaj¨® El Tato a ese quinto toro, inv¨¢lido y prob¨®n, posey¨® rasgos de maestro en tauromaquia. Faena de menos a m¨¢s, pisando los terrenos adecuados, dando las distancias precisas, hasta lograr que se le entregara el toro tard¨®n en dos tandas de redondos abrochadas con excelentes pases de pecho. Una faena m¨¢s masis¨¢ que la anterior al segundo de la tarde, tambi¨¦n buena. E, igual que en aquella, se volc¨® sobre el morrillo para cobrar el estoconoazo que daba franqu¨ªa a los m¨¢ximos trofeos.
Pep¨ªn Liria no se iba a dejar ganar la partida y no entr¨® a discutir y a manipular en los despachos -seg¨²n hacen las figuras de mentira- sino que se fue a esperar al sexto tambi¨¦n a la puerta chiqueros y casi se repiti¨® lo sucedido en el toro anterior. "?Este torero tiene los cojones como el reloj de la plaza!" grit¨® alguien al verle esperar al toro, que tard¨® varios minutos en aparecer. Sali¨® al fin, amag¨® incierto, Pep¨ªn Liria lo embebi¨® en los vuelos de la larga cambiada, pas¨® por ver¨®nicas las violentas acometidas, son¨® triunfal la m¨²sica, el p¨²blico brinc¨® en los tendidos conmovido y alterado, y la Maestranza se puso del rev¨¦s.
La faena de muleta de Pep¨ªn Liria transcurri¨® premiosa, la cort¨® con excesivo n¨²mero de pausas, err¨® al sacar el toro a los medios donde su mansedumbre le hac¨ªa recelar y se defend¨ªa, pero estuvo valent¨ªsimo y cuaj¨® una tanda de redondos, posiblemente los m¨¢s aut¨¦nticos y mejor ligados de la tarde. Mereci¨® Pep¨ªn Liria la oreja que le concedieron, si bien lament¨® el p¨²blico que esa su segunda faena no hubiera sido tan plena como la primera, en la que ejecut¨® un volapi¨¦ a toma y daca del que sali¨® por los aires.
Litri se midi¨® decidido con el peor lote: uno no embest¨ªa -y no pudo sacarle partido- otro lo hac¨ªa a medias y le acompa?¨® el viaje, luego le porfi¨® cerqu¨ªsima de los pitones con gran serenidad.
Toros de trap¨ªo... Los toros cuajados y serios daban importancia a la fiesta y s¨®lo hizo falta que salieran a plantearles pelea unos diestros con lo que hay que tener, para ponerla en la cumbre. ?La fiesta en la cumbre, El Tato en la gloria! Uno exclam¨®: ?Viva el toreo! Y hubo consenso general en la Maestranza enardecida.
Babelia
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