Ni carne ni pescado

Hay d¨ªas que no sabe uno si est¨¢n hechos de carne o. de pescado, de materia laboral o festiva. Es lo que suced¨ªa ayer en Madrid por culpa del puente, as¨ª que muchas personas fueron a la oficina en ch¨¢ndal o se presentaron en el campo con corbata. La culpan o era de ellas, sino de la indefinici¨®n del calendario. Contaminadas sin duda por esta ambig¨¹edad de una fecha de otro lado tan se?alada, algunas se?or¨ªas aparecieron en el hemiciclo ataviadas de tal forma que no sab¨ªa uno si iban a una boda, o a una investidura. El candidato contribuy¨® a esta confusi¨®n de contrarios al leer una cosa que unas veces parec¨ªa un discurso y otras un programa; quiz¨¢ se trataba de un disgrama, o de un procurso, que ha c¨ªa juego perfectamente con una jornada que, como ya se ha dicho, todav¨ªa no sabemos si era fesborable o fastiva. Para echar m¨¢s le?a a este fuego dil¨®gico, Fraga se desperezaba en las primeras p¨¢ginas anunciando que ya no le parec¨ªa inconstitucional el 15% ni excesivo gobernar por m¨¢s de dos legislaturas.El discurso, o quiz¨¢ programa, de investidura de Aznar logr¨® ser abstracto en cosas concretas, como las privatizaciones, y concreto en cosas abstractas como el medio ambiente. De nuevo la duda entre la carne y el pescado, entre la limonada y la chicha. Dijo una vez " acervo com¨²n" y muchas veces "corresponsabilidad fiscal". Tambi¨¦n se mostr¨® dispuesto a reivindicar Gibraltar a los ingleses y a garantizar la objetividad en televisi¨®n. En general, afirm¨® que era partidario de impulsar lo que hay y de promover las reformas legales oportunas para lo que no hay, o sea, que se asumir¨¢ lo v¨¢lido, y reparar¨¢ lo inv¨¢lido. Habl¨® muy por encima de la herencia recibida, y en un tono que uno no sab¨ªa si era respetuoso o desconsiderado, laborable o festivo. Ignoramos si fue moderado en los contenidos y radical en la forma o viceversa, aunque estarnos seguros de que result¨® en extremo aburrido, de donde se deduce que se trat¨® de un discurso de un hombre de Estado: un buen comienzo para cualquiera que se precie.

Las cosas no mejorar¨ªan por la tarde. Si algunos hab¨ªan confundido el debate con una boda, Gonz¨¢lez complic¨® las cosas al convertirlo en un mero ejercicio de oposici¨®n a c¨¢tedra. Quiz¨¢ se sent¨ªa apuntado por la munici¨®n de grueso calibre de Pujol; el caso- es que bien fuera en aras de la integridad personal, bien de la cortes¨ªa, se?al¨® un n¨²mero tal de coincidencias con el programa (o discurso) del candidato, que uno pens¨® que al final anunciar¨ªa el voto afirmativo de su grupo. No fue as¨ª, y aunque lo esper¨¢bamos, esa contradlicci¨®n entre el nivel de acuerdo program¨¢tico (o discursivo) y el sentido de su voto, a?adi¨® un grado m¨¢s de ambig¨¹edad a una jornada festiva, o quiz¨¢ laborable, profundamente anfibol¨®gica. S¨®lo pidi¨® una respuesta concreta: en cu¨¢nto hab¨ªa evaluado el PP el costo del nuevo modelo de financiaci¨®n auton¨®mica. No recibi¨® respuesta. Y es que Aznar sab¨ªa que aquello no era un examen, sino un tr¨¢mite entre la Moraleja y la Moncloa. Por nuestra parte, todav¨ªa no hemos logrado averiguar si su intervenci¨®n fue festiva o laborable, de carne o de pescado. Y todo as¨ª. Menos mal que el lunes est¨¢ a la vuelta de la esquina.