Centenares de 'fans' recibieron al 'Boss' entre fuertes medidas de seguridad
?"Todo este alboroto es porque yo estoy aqu¨ª?", se pregunt¨® sorprendido Bruce Springsteen a su llegada a teatro T¨ªvoli, a las 19.00 horas de ayer. Frente a la puerta de artistas del teatro barcelon¨¦s se agolpaban centenares de fans que no cesaban de gritarle:` "?Bruce, Bruce!". Pero todo intento, de conseguir un aut¨®grafo o una foto fue vano. El autor de The river no quiso firmar nada y apenas acert¨® a saludar a tres personas antes de desaparecer afirmando: "Espa?a me encanta". Al contrario de lo ocurrido con la venta anticipada de entradas, que produjo un verdadero tumulto, el primer recital de Springsteen no caus¨® disturbios ni aglomeraciones. El fuerte dispositivo de seguridad (Guardia Urbana; varias camionetas (le polic¨ªa; hasta 17 vigilantes de seguridad privados s¨®lo en el exterior del T¨ªvoli; la calle (de Casp, donde est¨¢ el teatro, cortada al tr¨¢fico; conos en el vecino paseo de Gr¨¤cia...) se revel¨® innecesario.
La reventa, que hab¨ªa funcionado por la ma?ana -hasta 80.000 pesetas se llegaron a pagar por una entrada-, fracas¨® estrepitosamente en las horas previas al recital (a 25.000 no encontraban comprador y se ofrec¨ªan por 10.000). Una pareja que pretend¨ªa pagarse un viaje revendiendo sus entradas decidi¨® finalmente entrar en el teatro y asistir al recital. Y a ¨²ltima hora, un miembro de la organizaci¨®n vendi¨® siete u ocho al precio oficial de 5.000 pesetas, lo que caus¨® las iras de los revendedores. La otra cara era una jovencita que, sin entrada ni medios para comprar una, lloraba desconsoladamente ante el teatro.
Springsteen lleg¨® a Barcelona procedente de Par¨ªs. Su avioneta particular, en la que viajaba con varios de sus m¨¢s ¨ªntimos colaboradores, aterriz¨® a las 18.30. En el aeropuerto de El Prat le esperaban una veintena de seguidores con la esperanza de que el Boss les firmase un aut¨®grafo en discos, revistas e incluso guitarras. Ninguno lo logr¨®. En menos de cinco segundos, Bruce desapareci¨® escondido tras unas hojas de peri¨®dico que su ch¨®fer enganch¨® en los cristales laterales del veh¨ªculo. Sali¨® por la puerta de autoridades del aeropuerto y, en contra de lo que ha hecho siempre que ha actuado en Barcelona, no pas¨® por el hotel donde ten¨ªa reservada habitaci¨®n.
El trayecto hasta el teatro T¨ªvoli se convirti¨® en una suerte de persecuci¨®n sin tregua en la que fot¨®grafos y fans intentaron conseguir del cantante una fotograf¨ªa o alg¨²n aut¨®grafo. Los sem¨¢foros en rojo sirvieron para que unos y otros saltasen de coches y motocicletas y se abalanzasen sobre el veh¨ªculo de Bruce Springsteen. Este s¨®lo salud¨® dos veces y no quiso firmar nada. "Tampoco es plan. Le esperas nueve horas y pasa de ti", afirmaba afligido un fan del cantante.
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