Rold¨¢n apunta

NO ES la primera vez que Luis Rold¨¢n cumple su amenaza de tirar de la manta, lanzada desde su escondite al poco tiempo de haberse fugado. Tras su captura y puesta a disposici¨®n de la justicia un a?o despu¨¦s, el antiguo director general de la Guardia Civil levant¨® un pico de esa manta con el llamado caso Crillon, con el que pretendi¨® involucrar al ex vicepresidente Serra, y al ex ministro de Defensa Juli¨¢n Garc¨ªa Vargas en un intento de espionaje a Mario Conde. La justicia no encontr¨® nada legalmente reprochable y pinch¨® lo que ten¨ªa todos los visos de ser una operaci¨®n de camuflaje de sus personales e intransferibles responsabilidades: las de Rold¨¢n y las de Conde. Pero la estrategia de disparar hacia arriba empleada por Amedo y otros en el caso GAL- no tiene tanto objetivos jur¨ªdicos como pol¨ªticos: crear un escenario de implicaci¨®n general, y que llegue lo m¨¢s arriba posible, que "haga inevitable llegar a una soluci¨®n pol¨ªtica" -es decir, a una especie de indulto general- "para los que est¨¢n procesados o puedan estarlo en el futuro", como afirm¨® en octubre de 1995 el procesado Juan Alberto Perote, pieza importante de este imposible rompecabezas.?Qui¨¦n puede descartar que no responde a esa estrategia la imputaci¨®n que ahora ha hecho Rold¨¢n -un a?o despu¨¦s de su vuelta a Espa?a- contra la antigua c¨²pula de Interior de estar implicados en supuestos casos relacionados con la guerra sucia contra ETA? Si fuera verdad, lo que ha contado Rold¨¢n a los jueces G¨®mez de Lia?o y Garz¨®n produce espanto. Pero en un Estado de derecho no basta que algo pueda parecer veros¨ªmil. Hacen falta indicios m¨¢s consistentes que el testimonio de alguien tan carente de credibilidad como Rold¨¢n. Es cierto que se autoinculpa en los hechos que denuncia. Pero no parece argumento suficiente. ?Qu¨¦ puede importarle a?adir una acusaci¨®n m¨¢s a las de prevaricaci¨®n, fraude fiscal, cohecho, malversaci¨®n de caudales p¨²blicos, apropiaci¨®n indebida y falsedad de documentos si a cambio consigue enmarcarlos en una especie de delito general de todo un ministerio? Incluso es un riesgo que puede ser penalmente irrelevante, de acuerdo con las reglas del C¨®digo Penal. A Rold¨¢n le conviene la mayor confusi¨®n posible -cuantos m¨¢s y m¨¢s altos implicados, mejor- en un momento en que se aproxima su hora de rendir cuentas ante la justicia y forzar, a m¨¢s largo plazo, ese indulto global que Perote y otros plantean en relaci¨®n a los diversos episodios de la guerra sucia. Claro que hay que investigar sus acusaciones hasta el final. Pero su credibilidad es cuestionable; y aunque se demostrasen ciertas, no por ello dejar¨ªa Rold¨¢n de ser lo que es: uno de los mayores truhanes de nuestro tiempo.